Monteagudillo, cueva del Boquerón.

Domingo, 10 de Junio de 2018.


Ha llegado Junio, después de dos semanas de parón, volvemos a echarnos al monte. Hoy volvemos a la zona del embalse de La Toba, para recorrer parte del recién estrenado sendero Pr-Cu-108,  en el entorno de la Fuente de Las Tablas, Monteagudillo y Cabeza Gorda. Este final de Primavera está resultando espectacular en la Serranía de Cuenca, las abundantes lluvias desde comienzo de año, y la copiosa nevada de Abril, nos están dejando imágenes que apenas podíamos recordar, no olvidamos que la sequía de los últimos años está haciendo estragos, pero ahora, toca disfrutar de este momento con la esperanza de que no tarde en repetirse.

El plan para esta mañana consiste en subir a Monteagudillo y bajar a la Cueva del Boquerón, como principales puntos de paso, por el camino nos encontraremos con algún regalo inesperado. Cuando salimos al monte hay que poner todos los sentidos alerta, que nunca sabemos cuando va a saltar la Liebre.

Estacionamos el vehículo junto al albergue de la Fuente de Las Tablas, y nos ponemos en marcha, mañana fresca la de este comienzo de Junio. 


Monteagudillo, con su peculiar cima, principal referencia de esta mañana.

El monte de Fuencaliente nos recibe con el verde puesto en todo lo alto, al fondo vemos el albergue de la Fuente de Las Tablas.

Y atravesando estos prados de montaña, buscamos el sendero de subida a Monteagudillo, nuestro primer hito de la mañana.

Primavera, agua y buenas temperaturas, dan como resultado un buen surtido de setas.


Monteagudillo, cima coronada por una peculiar losa caliza que, por un pequeño paso, nos permite disfrutar de unas vistas envidiables.

Al otro lado del valle del Júcar, tenemos la Ceja de Peña Betaya, tapada por las nieblas de esta mañana.

Los bordes de La Muela, reflejando los primeros rayos solares del día.

Vamos ganando altura, y si nos asomamos hacia atrás, vemos el pueblo de Uña, y en primer plano el cortado calizo sobre el arroyo del Boquerón.

Vamos siguiendo parte del sendero Pr cu 108, recién estrenado, y que en su parte final de subida a Monteagudillo, está equipado con una barandilla de lo más moderno. Bromas aparte, el sendero está muy bien trazado, pasando por un monte que hoy rezuma humedad y verdor, una maravilla.

Mirando hacia la sierra, las nieblas se levantan lentamente, para dar paso al sol.

¡Maqueao!

Nos situamos a los pies de la losa de Monteagudillo, y vemos La Modorra en primer plano.

Vamos rodeando la roca buscando la pequeña brecha por la que subir.

De repente, Miguel ya está arriba, los jóvenes son así. 

La cima de Monteagudillo, es un buen mirador desde el que contemplar los horizontes, y divisar buena parte de la Serranía, muchos kilómetros recorridos estamos viendo desde este enclave privilegiado, al que de vez en cuando es bueno volver, hoy hacemos aquí la parada para el almuerzo, con mejores vistas imposible.


En esta primavera, llama la atención el embalse de La Toba, a rebosar de agua.

Los puntales de La Muela, sobre el valle del Júcar.

Imponente el paredón de Peña Betaya.

Las nubes bajas, acariciando las cumbres serranas.

Una foto de familia.

Y volvemos al embrujo de la niebla.

Divisamos, tirando de zoom, la cima del cerro de La Bandera, protagonista de nuestra última ruta.

Y con zoom, nos traemos la caseta de vigilancia en La Modorra.

Cumplido el trámite del almuerzo, nos bajamos de tan privilegiado mirador y seguimos ruta. Vamos en busca de la cueva del Boquerón, seguiremos el sendero que nos conduce sin titubeos hasta la cueva.


Última mirada desde Monteagudillo, embalse, Uña, Muela..........., Serranía.

El sendero está a estrenar, y la señalización impecable. Nosotros al Boquerón.

Caminamos ahora, dejando el Cerro de Cabeza Gorda a nuestra derecha, y los barrancos del monte El Picuerzo a nuestra izquierda, por allí tuvimos alguna experiencia pasada buscando el vértice de La Herrada, nos costó hacer dos intentos para llegar. Primer intento completamente fallido que podemos recordar en esta entrada Primer intento a la Herrada. Y segundo intento en el que lo logramos finalmente, Vértice geodésico de La Herrada. 

Batallitas aparte, vamos caminando entre pinos de porte regio.

Echamos una última mirada a la cima de Monteagudillo, y nos metemos en los verdes prados que nos acompañan esta mañana.

Prados que nos reciben con los frutos de la primavera. "Menudo marrón".

Vamos por la faldas de Cabeza Gorda, a punto de saltar a Fuencaliente, y se nota la abundancia de agua que hemos tenido.

Los pinos siguen afectados por la procesionaria, estamos a principios de Junio, pero en el momento en que escribo este texto, finales de Agosto, podemos decir que los montes se han recuperado totalmente del feroz ataque sufrido estos años atrás, y es que el agua es vida, y ha ayudado decididamente a superar tan penoso trance.

Aunque un pino seco siempre da mucho juego.

El caso es que la primavera está desplegando todos sus encantos.

Un placer caminar pos estos prados rebosantes de agua.

De nuevo empezamos a bajar hacia el embalse, y nos aparecen los cortados de la Muela allí enfrente.


El sendero, cruza la carretera que va hacia el albergue de la Fuente de Las Tablas, y continúa hacia la cueva del Boquerón.

Tremendos están los caballos esta primavera, no les falta el alimento.

Así de bien plantados, certifican nuestro paso.

La Modorra, con su caseta de vigilancia, hace mucho que no subimos allí. 

Vamos a ir bajando hacia el Boquerón, entre viejas Sabinas.

Y Gamones en flor. ¡Este año los teníamos abandonados!

Por una pequeña torrentera, escalonada, nos acercamos al siguiente hito de la mañana.

Aquí el musgo se apodera de rocas y troncos.

Un bello rincón.

Nos ponemos al pie de estos cortados de roca tableada.

Abrigos aprovechados por pastores, como resguardo de bestias.

Estamos en el rincón del Boquerón.

Las lluvias de Mayo mantienen el flujo de la cueva, aunque ya no aguantará mucho más.




Poco a poco va perdiendo fuerza, esto cuando entra en carga de verdad, es impresionante.

Mientras tanto, nos recreamos con el juego que nos dan los Majuelos, en plena floración.


Este rincón de la Cueva del Boquerón, nos atrapa cada vez que venimos. Después de un rato de contemplación, nos dirigimos sobre nuestros pasos, para salir del barranco y continuar marcha hacia la fuente de Las Tablas, donde tenemos el vehículo. Normalmente no encontramos nunca a nadie durante nuestras andanzas por los montes, pero hoy hemos coincidido con dos senderistas que, con su perrete o perreta, andaban por la zona dando un buen paseo, a que si, Raquel. Siempre gusta encontrar personas que disfrutan con estas cosas, tanto como nosotros.




Vamos saliendo, junto a vetustos troncos de Sabina.

Y pinos retorcidos en este terreno tan pedregoso.

Nos ponemos sobre los cortados del borde del Arroyo del Boquerón, y la cola del embalse que entra en este barranco, y en un momento estamos de vuelta.

Aunque estos cambrones en flor, nos tenían guardada la sorpresa de la mañana.

En el mes de Mayo, mediada la primavera, ve la luz la nueva generación de cervatillos, no es frecuente verlos, pero algunas veces nos llevamos la grata sorpresa de tropezarnos con alguna cría recién nacida. Inmóvil, camuflado en una mata de cambrón florecida, encontramos a un pequeño ciervo, las madres los dejan así para burlar a los depredadores. Nosotros hicimos las fotos pertinentes, sin acercarnos mucho, y continuamos la marcha. Tenemos que recordar que si los tocamos, quedan impregnados con nuestros olores, y pueden ser rechazados por la madre.



El pequeño, apenas respiraba en su intento de pasar desapercibido.

Estaba tan cómodo en su solárium privado.

Lo cierto es que se camuflan perfectamente, aquí, con la única referencia de la planta se destaca, pero en una visión de conjunto del entorno, apenas se distingue. 

Seguimos caminando con el embalse de La Toba allí abajo.

Cruzamos uno de los arroyetes que bajan desde las laderas de Cabeza Gorda.

Agua es vida.

Y llegamos al final de la ruta en esta fuente, escenario de tantas jornadas de campo en tiempos pasados. 


Al final, una mañana de primavera extraordinaria para caminar, apenas diez kilómetos con buena temperatura y buen escenario, terminamos con los tercios pertinentes en estos casos, esta vez ya en Cuenca.

Os dejamos el enlace al trazado y perfil de la ruta de esta mañana:

https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/pr-cu-108-25656979



Hasta Pronto!!!





6 comentarios:

  1. Magnífico reportaje. Que grandes recuerdos¡¡¡ Buenos venados en Fuencaliente. Y el Boquerón, una de mis primeras cuevas, cuando en Cuenca no se conocía la espeleo y nos tachaban de locos. Pd. Hay otro Boquerón en Valdecabras. Mis felicitaciones. Pronto volveré por allí. Lo decidí este verano cuando marchaba en piragua por la Toba enfrente. Y ahora en berrea será buen momento

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    1. Gracias Luis, desde luego que son parajes de diez, el Boquerón de Valdecabras no lo hemos ubicado todavía, a ver si entra en carga y lo localizamos.

      Gracias por tus palabras.

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  2. La visita a Monteagudillo me obliga a recordar a Samuel,chaval estupendo y entusiasta de la naturaleza que falleció trágicamente en el cuartel donde con mucha ilusión comenzaba su vida militar.

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    1. Gracias Enrique, recuerdo aquel suceso.

      Cada paraje nos evoca recuerdos y vivencias, que mantenemos vivos.

      Un saludo.

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  3. Alicia Casado Torres6 de abril de 2020, 2:16

    Fantástico todo y lo volveré a ver en la pantalla grande del ordenador, que hoy no me va. Estoy con el móvil. El espectáculo del cervatillo me ha dejado con la boca abierta. Una preciosidad de bebé. Gracias, amigos.

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    1. Alicia, esos regalos que nos tiene guardada la naturaleza, nosotros perseveramos en buscarlos, y en ocasiones acertamos.

      Un saludo.

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