Entre Uña y el arroyo de la Madera.

Domingo, 10 de Septiembre de 2017.


Septiembre, por fin hemos pasado estos dos meses de parón, que por pitos o por flautas se nos han hecho tan largos, al menos para el que escribe. Pero todo pasa, y aquí estamos otra vez en la brecha. Hemos de empezar la segunda parte de la temporada senderista, y hoy volvemos a Uña, daremos un paseo por los bordes del cañón del Júcar, hasta el "Royo de la Madera", para ir abriendo boca. 

Un verano este, extremadamente seco y caluroso, que está poniendo a prueba a toda la Serranía. Unos meses en los que hemos tenido tiempo suficiente para planificar rutas, nos faltan días para tanto kilómetro, ya veremos como acaba la cosa, iremos día a día.

Pero vamos a lo que vamos, la ruta de hoy es un plácido paseo por el borde del cañón del Júcar, únicamente hemos de tener precaución a la hora de asomarnos al río, es zona de piedra muy laminada y algún borde puede estar movido y darnos un susto, por lo demás, y con un poco de cuidado vamos a disfrutar de esta mañana fresca de final de verano.

Empezamos la caminata junto a la laguna de Uña, que reluce bajo este sol mañanero y fresco, cogemos el canal y enseguida lo dejamos para continuar tan pegados al río como sea posible.




Aquí tenemos el Arroyo de la Madera, con el puente por el que pasa el canal con sus aguas camino de la central del salto en Villalba, y con sus aguas cristalinas, que placer comprobar como aguanta la sequía.

Pero nosotros empezamos aquí, junto a la laguna.

En esta mañana de cielos totalmente despejados.

Hoy tenemos una mañana muy fresca, soleada y resplandeciente, pero a finales de Agosto tuvimos unos días con tormentas en los que refrescó bastante, y casualmente pudimos constatarlo en este mismo lugar, los cielos aparecían grises y amenazantes.



Hoy podemos disfrutar con los reflejos en las aguas tranquilas de la laguna.

Pero hace unos días la imagen era bastante más otoñal.

Con nubes amenazantes sobre el puntal de Peña Rubia.

Empezamos a caminar sobre el canal, que en estos días se encuentra en plenas obras de mantenimiento, lo van a dejar como nuevo.

Enseguida dejamos el canal y nos asomamos a los bordes del Júcar, vemos ahora las cuevas del Batán.

Cuevas de origen tobaceo, con restos de antiguas construcciones.

Y si miramos hacia arriba, los bordes de la Muela de la Madera, hoy caminamos por aquí abajo, pronto haremos una ruta por allí arriba.


Ya teníamos ganas de confundirnos con la vegetación, como los mismísimos corzos.

Vamos dejando atrás las cuevas, y seguimos avanzando.

Van apareciendo algunas nubes sobre la muela.

Y allí abajo, encajonado en su cañón, el Júcar.

Nos llama la atención el color de estas aguas.

Entre paredes inexpugnables.


Aparecen viejas construcciones relacionadas con el canal.

Entre los puntales de la Muela y el río va el canal y la pista que conduce a la Solana.

Nos acercaremos a ver la casa.




Que acusa el paso del tiempo, terminará hundida como tantas otras por la serranía.


El interior se presenta algo peligroso.

Esto, que parece una salida de agua, en la parte baja de la casa, llama nuestra atención y nos hace preguntarnos cual sería la función de este edificio.

Ahora el canal de salida aparece tapiado.

Habrá que investigar un poco a ver si averiguamos algo.

En este punto es sencillo bajar al nivel del río, que tiene las aguas de un aspecto nada saludable, creemos que no ha habido tormentas estos días.

Dejamos la casa y continuamos río a bajo.

Los reflejos, las aguas, la luz, se prestan a un poco de postureo.

Y es que esta mañana tenemos una luz sobre la Muela de la Madera, espectacular.


Que se refleja en la roca y el agua.


Antes de llegar al arroyo de la Madera, paramos a almorzar con estas vistas.

Rocas en estratos que albergan cuevas, y todo tipo de vegetación arbustiva.


Y el río con sus turbias aguas allí abajo.
Tras el almuerzo, continuamos para llegar al Arroyo de la Madera, un arroyo de corto recorrido y aguas cristalinas. En un año tan seco como este, aguanta como puede en espera de las lluvias otoñales. Lo de ver la surgencia de la cueva del Tío Manolo a pleno rendimiento lo dejamos para mejor ocasión, a ver si llegan mejores tiempos.



Antes de unir sus aguas con las del Júcar, crea cuevas y pequeñas cascadas.

Este es el punto donde se funden ambos cauces.


Ahora remontaremos para ver las pozas bajo el puente del canal. Ya intuimos las cristalinas aguas allí abajo.

Uno de los grandes puentes de este canal, es este que salva la depresión del barranco del arroyo de la madera.

Esta es la poza que encontramos debajo del puente. 

Bajamos al cauce para ver estos saltos, un placer comprobar que todavía hay agua a pesar de la sequía.

Una poza muy apreciada en verano.

El objetivo hoy está casi cumplido, caminar por los bordes de los cortados, pero como hay tiempo, subimos al canal para continuar hasta el primer túnel cerrado, el nº 6, y disfrutar de las vistas.



Arriba seguimos con los imponentes cortados de la Muela.

Que caprichosa es la erosión.

Estamos en el canal, que como está en obras de mantenimiento, lo encontramos completamente seco.

Vamos para adelante.

Caminando junto a estos cortados, que de no ser desde aquí, no los podríamos ver.


La tremenda erosión de esta roca tableada, forma pedreras tan interesantes como estas.

Y allí abajo el río con sus aguas turbias.

Un buen desnivel.

Nos acercamos al túnel nº 5.


Hay que tener un poco de cuidado con las cabezas.

Y este es el punto nos tenemos que dar la vuelta, a la derecha está el túnel nº 6 cerrado a cal y canto. 


Volvemos sobre nuestros pasos.

Y de nuevo sobre el Arroyo de la Madera, la vuelta la hacemos por la pista que nos lleva a Uña, ya que el canal en algunos tramos tiene el acceso cortado por los operarios que llevan a cabo la reparación.

Apuramos el paso, y en un momento nos encontramos de nuevo en Uña, pero teníamos un asunto pendiente, la casa semi hundida que vimos al principio. Preguntamos en el grupo de Facebook de Magia Serrana, y enseguida encontramos respuesta. Ana Zabala Cardo primero y Mariano Lopez Benito un poco más tarde nos confirman que aquello fue una pequeña central eléctrica. Como días mas tarde, hemos vuelto a Uña a hacer otra ruta que ya os contaremos en su momento, indagamos un poco más en el canal y vimos por donde bajaba el agua del canal a la central.


Aquí vemos una rejilla por donde salía el agua.

Ahora la salida está cerrada, se intuye detrás del joven pino.

Y hacia abajo los anclajes de la tubería.

Que conectaría con la central.


Total, que para empezar la temporada no ha estado mal, una ruta con buenas vistas de los cortados del Júcar, y un poco de investigación. Terminamos en Uña tomando los refrescos de rigor.


Hasta pronto!!!







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