Para terminar el año.

Diciembre de 2019.


Este año, vamos a terminar la temporada con un final diferente, no haremos un recopilatorio de nuestras andanzas por la serranía, vamos a hacer mucho más.

Estos cabronzuelos/as, me han ido liando año tras año, y hoy me han arrancado unas palabras que resumen nuestra forma de ver esta afición al monte y el senderismo.

Y las queremos compartir con todo aquel que nos sigue y nos lee.

Hoy hemos hecho nuestra ruta navideña, por unos parajes únicos de la provincia de Cuenca, y hemos terminado con nuestra tradicional comida de fin de temporada, en su momento haremos la entrada correspondiente, pero hoy os dejamos hasta el próximo año con estas palabras desde lo mas íntimo de nuestro grupo.









Celebrando la vida.

Hoy, después de un gran año de rutas y vivencias, celebramos el final de esta temporada, con una ruta impresionante, que nos ha llevado por estos paisajes de Rodeno y arenisca, y nos ha transportado a tiempos pretéritos, cuando los Celtíberos poblaban estos territorios. Pero no solo celebramos el final de temporada, celebramos mucho más.


  • Ese... ¿y mañana que?
  • Ese... Yo si puedo....
  • Ese... ¿que ruta hacemos?..... pues ya veremos......
  • Ese cambio sobre la marcha, que tan buenos resultados nos da.
  • Esos tercios reparadores de cuerpo y espíritu.

Y nos ponemos en marcha, como un Domingo normal, pero nuestros Domingos no son normales, nuestros Domingos son nuestra vida. Por que lo que celebramos esta mañana es, en definitiva, la VIDA.

  • La vida que nos hizo coincidir.
  • La que nos hizo conocer a estas otras personas que nos acompañan hoy.
  • La vida que nos lleva por esos cerros, por esas sendas y por esos pasos imposibles.
  • Y la que nos lleva por esas otras rutas gastronómicas, por que no solo de monte vive el hombre.

Y repito, los domingos que pasamos en el monte no son normales. Cuestas interminables, Espinos en flor que "acarician"  nuestro paso, Bujes empapados con ese chaparrón de la noche pasada, Pinos que se empeñan en que practiquemos contorsionismo, trepadas y destrepadas, cejas, crestas, cumbres, barrancos, praderas...... ¿acaso esto es normal?. El agua, ese hielo en las rocas, esas escarchas que pintan de blanco el monte, vientos heladores, nieblas, benditas nieblas..... ese sol implacable de final de primavera. Y por fin, un día la nieve, que complica y anima a partes iguales las mañanas serranas. Todo esto celebramos hoy.

Pero esto no acaba aquí, tenemos mucho monte por recorrer, muchas vivencias por compartir, y volveremos a juntarnos para vivirlo, sufrirlo, y celebrarlo.

Gracias por formar parte de nuestra Vida.






FELICES FIESTAS!!!!!




Hasta pronto!!!







Nieve en el Barranco del Judío. A las puertas de La Mogorrita.

Domingo, 17 de Noviembre de 2019.


Mediados de Noviembre, el aperitivo invernal de la semana pasada, ha dado paso a un primer plato nada desdeñable. Por fin ha llegado la nieve a la serranía, así las cosas, no podemos quedarnos en casa. Para ver y pisar nieve debemos ir a la serranía alta, nos planteamos el Peñalba, pero como estuvimos cerca el otro día, pensamos a última hora subir a La Mogorrita, ¿por donde? pues se nos ocurre que podemos subir por el barranco del Judío, y así vemos parte de la Cañada Real de los Chorros, y ese paso tan incómodo para el ganado en la bajada al Judío. 

Sobre el mapa,  el barranco parece muy accesible, no tiene ninguna dificultad más allá de la que nos depare la nevada. Así que, una vez más, sobre la marcha cambiamos de ruta en un pis pas. La mañana estaba disfrutona, a primera hora totalmente despejado, pero poco a poco se cubrió el cielo, y las nieblas se adueñaron de las cumbres. La Mogorrita quedó completamente tapada por la niebla, esto unido a que nuestro ritmo de marcha era muy lento, nos hizo desistir de coronar la cima, estábamos disfrutando de la ruta y no era cuestión de acelerar por subir. 

Con el vehículo estacionado en la fuente de Isabelo, un poco más arriba de la Herrería de los Chorros, nos descolgamos al barranco del Judío y empezamos la caminata por estas tierras trashumantes. Y cogimos en plena trashumancia a un rebaño de ovejas que estaban en los corrales que hay en el paraje de la Herrería, y a un buen grupo de vacas, en el cercado un poco más abajo. Por lo visto, el día anterior terminaron aquí su jornada, nosotros caminamos ahora por el sendero que dejaron perfectamente marcado en la nieve, duras condiciones para caminar por este terreno pedregoso del barranco.



Desde la fuente de Isabelo, miramos al otro lado del Júcar, y vemos las laderas del Gamelloncillos cubiertas de nieve, y las nieblas jugando con las cumbres.

Ahora sin niebla, es que se nos van los ojos.

La fuente de Isabelo, parada obligada en la subida del puerto.

Última mirada atrás, a la peña del Horno, y nos ponemos en marcha.

Bajamos al barranco, y vemos que los ganados que han pasado la noche un poco más abajo, debieron bajar ayer, la nieve lo canta. Nosotros vamos en sentido contrario.

Volvemos a mirar atrás y vemos allí los corrales donde estaban las ovejas.

Nosotros para arriba, que la cosa se pone interesante.

Llegamos al punto en el que nos separamos de la Cañada, por aquí bajan los animales, con un suelo pedregoso, salvando varios escalones y con el añadido de la nevada, duras condiciones hoy para los trashumantes.

Ahora empezamos a caminar sobre nieve virgen, vamos a seguir remontando este barranco, según ganamos altura vamos encontrando más nieve, pero es una nieve polvo que no trae mucha agua, se camina bien. 

De momento ninguna dificultad,  el espectáculo está servido.

Y la cuestión es que esta nevada otoñal, ha cogido a los Robles con todas sus hojas, otoño/invierno en todo su apogeo.

La carretera del puerto del Cubillo cruza el barranco camino de la Mogorrita, nosotros seguimos barranco arriba.

Parece que hay una especie de antigua vía de saca en este tramo del barranco, pero enseguida se separa del mismo, nosotros barranco arriba.

Como siempre, y más después de las nevadas del pasado año, los montes están bastante afectados, hoy también encontramos pinos volcados, aunque no nos dificultan en exceso la marcha.

Donde aflora la roca, la nieve desaparece, los suelos todavía están calientes.

Y donde hay arbustos, la nieve los cubre completamente, dan ganas de arrojarse.

A pesar de que la nevada fue hace unos días, las bajas temperaturas mantienen el pinar cubierto.

A mayor altitud, más nieve.

Y los Acebos ganan mucho con esta decoración.

En algún punto del barranco, el agua quiere empezar a correr, aunque enseguida se filtra al subsuelo.

Un poco más arriba, otro montón de pinos tumbados.

Los salvamos por la parte derecha sin problemas.

Como si no hubiésemos visto la nieve jamás.

Estamos llegando a la fuente del Buitre, y el agua va apareciendo en pequeñas dosis.

La cosa se pone pedregosa.

Creando un rincón rocoso del que saldremos enseguida, un poco más arriba está la pista por la que iremos volviendo.

Esta pared corta el paso por el eje del barranco, por donde va nuestro compañero no hay salida, buscaremos el paso por la parte izquierda del barranco.


Las nubes han ganado la partida, ahora todas las cimas están ocultas por la niebla.

Aquí dejamos el barranco, para salir a la pista.
En la parte izquierda del barranco, mirando los mapas aparece la fuente del Buitre, que debe estar aquí arriba, la noche ha sido fría.



Y la nevada, muy bien venida.

Nos ponemos sobre el cortado calizo, y echamos un vistazo al barranco por el que subimos, que apenas se intuye en el pinar nevado.

La nieve,  que nos deja unas imágenes muy chulas.

Esta ladera derecha del barranco, con sus pliegues en la roca y la gran nevada cubriéndolo todo, es muy fotogénica.

Llegados a este punto, es momento de parar a almorzar. Buscamos un rincón protegido del viento, y hacemos la parada. La cima de La Mogorrita está cubierta por las nieblas, y desistimos de subir, ahora seguiremos la pista forestal que nos saca a la carretera, para enlazar con la Cañada.


Caminamos por la pista.

Y enfrente, seguimos admirando estos pliegues realzados por la nevada, un paisaje en blanco y negro.

Tremendas fuerzas naturales, y un buen tascazo.

Seguimos pista adelante.

Y un poco antes de salir a la carretera, conectamos con la Cañada, ahora solamente hay que seguir el rastro del ganado para terminar la ruta.

¡Como aguanta la nieve sobre los árboles y arbustos! hace frío y ni siquiera el viento, que sopla incómodo, hace que caiga.

Hay que cruzar la carretera del puerto del Cubillo, con el barranco de la Zorra delante nuestro, la Sierra del Agua enfrente, y este cadáver de Albar rematando la escena. 

Muy cerca del final, llegamos al difícil paso que nos baja de nuevo al barranco del Judío, unos metros más a la derecha de la imagen, la senda baja salvando algún escalón de roca y en esta ocasión con la complicación de la nieve. Nosotros seguimos los pasos del ganado.

Huella que dejaron ayer.

Con el suelo helado.

Y pasando bajo los arbustos del barranco, la bajada es corta pero dura. Una vez abajo, solamente nos queda caminar un poco hasta el coche, desandando lo caminado esta mañana.

Y ya en nuestro punto de destino, otra mirada al Gamelloncillos y Peña del Horno, para despedir esta ruta.


Hoy ruta corta, pero muy agradable. El reencuentro con la nieve, el barranco del Judío, y el paso de la Cañada, nos han hecho pasar una mañana extraordinaria en el corazón de la Serranía. Y es que estos días de nieve son ya tan escasos, que hay que aprovecharlos siempre que podamos. Al final hubo que rematar con unos tercios.



Hasta pronto!!!