A la sombra del Picayo.

Domingo, 11 de Octubre de 2.015.


No hay mejor forma para conocer bien una zona que recorrerla desde varios puntos del entorno, es el caso de las inmediaciones del estrecho del río Trabaque. Esta zona de la sierra, sin grandes elevaciones es bastante agreste, con intrincados barrancos pedregosos y bien dotados de vegetación que los hace de difícil tránsito si te sales de los senderos o pasos de animales.

Estos barrancos han servido desde tiempos remotos como vía de comunicación entre las comarcas del Campichuelo y la Serranía, lo podemos observar en varios senderos que encontramos en esta zona, ahora señalizados dentro de la red de senderos de la provincia.

El caso es que nosotros, como venimos caminando por aquí este verano, ya hemos visto el barranco de la Rocha, y en varias ocasiones el sendero del Estrecho del gollizno y las canteras, así como la zona del cerviñuelo, nos vamos haciendo un buen mapa mental de toda esta parte de la sierra.


La idea es intentar llegar al salto del Trabaque bajo la casa de los Olmos (ahora seco en espera de lluvias), pero con pocas esperanzas de conseguirlo, el terreno no es nada andadero y algunos miembros del grupo tienen prisa por volver, si a eso unimos pequeñas discrepancias sobre el punto donde deberíamos comenzar la ruta, pues tenemos la combinación perfecta para dar al traste con nuestras intenciones, ea......

El caso es que anécdotas aparte, pasamos una gran mañana disfrutando del primer día de nieblas de este otoño, lo que nos gusta es dar un paseo por el monte y recrearnos con lo que nos ofrece en cada ocasión.

Bonito paso entre la roca el que nos ofrece este sendero.

Total, que como es habitual en esta ruta, dejamos el vehículo a la entrada del estrecho del Trabaque junto a la caseta del agua. Comenzamos así nuestra caminata, el río está acusando ya la sequía de este verano y un otoño que no se decide a remediarla.


Escaso caudal esta mañana.




Estas pozas han conocido mejores tiempos.




Ha amanecido nublado y la niebla perfila la entrada al estrecho.




A la izquierda de la imagen empieza la ascensión por el sendero Pr - Cu 25, pero antes nos asomaremos al estrecho.




Parece increíble lo que el tiempo y el agua han labrado.




Aquí comienza un tramo precioso, muy estrecho, con pozas en las que el agua nos impide el paso, necesitaríamos otros medios hoy para subir por aquí. Por cierto, la tubería que vemos a la derecha forma parte del antiguo equipamiento para abastecer de agua la localidad de Arcos, NO SABEMOS QUE PINTA AQUÍ TODAVÍA.



Siempre gusta ver agua.




Volveremos un poco hacia atrás, hasta el comienzo del sendero.




Ascendemos por una senda con fuerte desnivel, y si volvemos la mirada intuimos al fondo la localidad de Arcos.



Localidad que pronto queda oculta por la niebla que comienza a echarse.




Niebla que se agarra a las rocas del estrecho.




Los desniveles más pronunciados ya los hemos superado y tras este paso entre rocas nos espera una senda bajo las rocas del Picayo, hoy lo veremos entre la niebla.




Este gran paredón vigilante sobre el estrecho resulta imponente.








La niebla se presenta indecisa, ahora cae.... ahora se levanta, ya veremos en que queda la cosa.





Al fondo vemos otro de los estrechos que se forman un poco más arriba del que vimos al comenzar.




Y continuamos caminando junto a las rocas, la humedad de la niebla las tiene un poco resbaladizas en esta zona.






A estas alturas de la mañana ya nos hemos dado cuenta de que no llegaremos a la cascada, el ascenso ha sido lento, y los barrancos que tenemos delante harán la caminata más lenta aún, ahora barajamos planes alternativos.


De momento nos asomaremos a esta primera cornisa que tenemos delante para valorar el asunto, se cuelan algunos rayos de sol y las piedras húmedas relucen, nos están llamando.




Llegamos a Los Novares, tras estos prados se encuentra uno de tantos vallejos que se unen al Trabaque.




Como este, tras la suave ladera de robles que vemos bajo las rocas continúa el cauce del Trabaque. Los tonos otoñales van apareciendo en sus hojas.

En este punto nos planteamos dos opciones, completar el recorrido del sendero, que ya conocemos e implica bajar unos cuantos kilómetros por pista forestal, o volver sobre nuestros pasos y disfrutar de estas nieblas que ya ocultan el Picayo casi por completo.


El magnífico mirador del Picayo hoy presenta neutralizadas sus funciones completamente.








Los chicos buscan una bajada fácil y sencilla.




Y este es el horizonte que se presenta ante sus ojos, solo por ver esto ya ha merecido la pena el viaje.




En el fondo el cauce del río, volveremos con más tiempo para remontarlo, calculamos que la cascada estará unos cuatro kilómetros más arriba.




Decidimos volver por el mismo camino, pero antes pararemos bajo aquel pino para reponer fuerzas con unas ligeras viandas serranas.




La niebla nos acecha.




Y al final gana la partida.








Con este ambiente tan típico de otoño pusimos rumbo de vuelta, con la niebla metida a fondo en el barranco.




Caminando sobre el blanco abismo.












Se ha cerrado tanto que parece que va a anochecer en pleno medio día.




Y de vuelta nos encontramos con este ensamble pino/roca.




Y unos contrastes niebla roca dignos de mejor fotógrafo.




Volvemos a cruzar aquel estrecho de rocas que vimos al principio y un poco más abajo la niebla es generosa y nos deja ver de nuevo el pueblo.


Al final unos ocho kilómetros de ruta, en una mañana de estas que nos gustan a nosotros, barruntando lluvia. Aunque se hace de rogar, la verdad sea dicha. Terminando como siempre con los refrescos de rigor.


Hasta pronto!!!




Un poco de otoño en las Hoces de Cuenca, Júcar y Huécar.

Un día cualquiera de Otoño.


Cualquier época del año es buena para recorrer las hoces del Júcar y Huécar, pero sin duda en otoño es cuando despliegan sus encantos de una manera más evidente. Por cualquiera de los senderos de las hoces nos encontramos muy buenas vistas de la ciudad y sus dos ríos.

Comenzando por la hoz del Júcar, y por el sendero que sube a la ermita de San Julian, vamos a ir comprobando el avance del otoño.


Aquel día en los árboles más cercanos a la ciudad todavía dominaba el verde.




Pero ya va apareciendo el típico amarillo de la hoz.

















Los chopos nos señalan perfectamente el cauce.








Y los rojos de los arbustos en las laderas.

Los miradores junto al escalerón de subida a la ermita son un buen punto para contemplar la hoz.






Luego volveremos por la senda que vemos al fondo.














Bajaremos a la carretera, donde tenemos indicadores del sendero que nos orientan hacia las grajas, para cruzar el río y ver su ribera.

Bajada de la ermita.







Nos situamos sobre una de las pasarelas que cruzan el río Júcar y ante la calma total de la mañana este hace de espejo.




























Continuamos avanzando por esta pista río arriba.












En cualquier rincón las imágenes nos dejan sin palabras.




Con estos últimos reflejos ponemos rumbo a Cuenca, nos separan apenas tres kilómetros de amarillos y verdes por la senda que parte del recreo peral hacia las grajas, nosotros la tomaremos de regreso.




Todo el rato con la multicolor vegetación de ribera.

Ahora cambiamos de hoz, en cualquier otra mañana de otoño la hoz del huécar y sus senderos nos ofrece su propia versión de esta estación. Hoy recorremos un sendero que parte desde la trasera del convento de San Pablo hacia el paraje de la Cueva de la Zarza, en las faldas del Cerro del Socorro.


Las Casas Colgadas también se visten de Otoño.




Subiendo hacia el parador.




Venimos por este sendero.




Hoy pasaremos bajo aquellos árboles amarillos.




Y nos aparecen nuevas perspectivas del Casco Antiguo.




Y del Cerro del Socorro.




En esta hoz la vegetación es diferente, la ribera del río está dominada por las famosas huertas.












Los tonos amarillos y rojizos inundan estas laderas.




Poco a poco nos vamos alejando y de vez en cuando una mirada al Casco.

El sendero por el que transitamos hoy se asoma a miradores naturales desde los que contemplamos la hoz en las dos direcciones, hacia Palomera y hacia Cuenca.


Hacia Cuenca que se esconde tras la roca.








Hacia Palomera, por la serpenteante hoz.




Avanzaremos un poco más bajo aquellos riscos.

Tras unos tres kilómetros de senda vamos a dar la vuelta, que ha salido el sol y  el Casco Antiguo reluce como nunca.


Una senda preciosa.




Como digo el sol se reflejado en la roca ilumina esta mañana.






De vuelta hemos cruzado el Puente de San Pablo para bajar a la hoz por el sendero de los hocinos.


Hemos cruzado y el sol ilumina el puente y los chopos.




Una imagen muy típica.




El sendero de los hocinos nos ofrece puntos de enfoque distintos a los habituales.




Y con esta imagen terminamos este somero recorrido por las hoces, solo tenéis que venir y completar estos recorridos, no quedaréis indiferentes.


Esto es solo una pequeña muestra, las hoces dan para mucho más.


Hasta pronto!!!