Lagunillos, un paseo a la orilla del río. Serranía de Cuenca.

 Domingo, 4 de Julio de 2021.


Después de nuestra suculenta ruta de finales de Junio, entramos en modo verano. Ahora más que rutas, lo que hacemos es dar paseos por la serranía. Y hoy toca un paseo muy refrescante. 

Mira que es raro, pero nunca habíamos estado en el paraje que vamos a ver hoy. Hemos pasado por encima de el muchas veces, pero aquí abajo nunca habíamos llegado. Nos vamos al área de recreo de Lagunillos, para hacer un paseo junto al río Escabas, y vamos a buscar el túnel de roca por el que se desliza bravo el río al salir del valle del Hosquillo. Hoy si que lo encontramos, y disfrutamos de tan singular lugar, y sus frescas aguas. 


Pues si, nunca habíamos estado aquí.

Empezamos junto al área recreativa de Lagunillos, y enseguida nos sumergimos en el frondoso pinar que cubre todo el barranco del Escabas.

El agua del Escabas, siempre cristalina y pura.

Cruzamos el río, para ponernos en la orilla izquierda, y por aquí iremos remontando hasta encontrar nuestro objetivo.

Antes de continuar nuestra marcha, una visita al lagunillo, junto al cauce principal del río.


Nos atrapan esos reflejos y sus musgos en el fondo, una curiosidad serrana.

Como curiosa resulta, la obstinación de este gran pino, por seguir aferrado a la tierra. Esto es un buen ejemplo de constancia y tenacidad.

Es difícil quitar la mirada de las aguas del Escabas, con esas pequeñas barreras tobaceas que se van formando a base de tiempo y paciencia, este río tiene mucha paciencia. En el medio natural, la paciencia es una buena virtud, te da la vida.

Lo dicho, nos sumergimos en el pinar.

Sin quitar en ningún momento la mirada a estas aguas.

Ni a sus moradoras.

El buje, lo invade todo.

Y el rumor del agua.

De camino junto al río, y cuando pasamos bajo el paraje de la Umbría Guillomar, nos encontramos con otro lugar de esos que te dejan si aliento. Es que hay que subir una pequeña pendiente, con un desnivel importante y piedra suelta, y al llegar arriba ya no tienes aliento, pero no es por la subida, es por lo imponente de la imagen que se nos presenta delante mismo de nuestros ojos.


Un gran abrigo rocoso.

Y cuando te pones bajo su cobijo....

....No puedes más que admirarlo.

Un pequeño flujo de agua que se descuelga desde la Umbría, está formando esta columna de depósitos de cal. Hasta que consiga alcanzar la parte alta, nos deja este pilón serrano, colonizado por los musgos que le ayudarán a dar cuerpo a esta formación.

El discurrir de las aguas, siempre focaliza la atención en cualquiera de sus formatos.

Y esos musgos puntiagudos también tienen lo suyo.

El caso es que la naturaleza, siempre sigue su curso.

Y nosotros el nuestro, ahora volvemos a bajar para buscar la senda que nos lleva río arriba.

No sin echar una mirada atrás, y vemos como las aguas son caprichosas.

Aquí podemos ver perfectamente, como hace tiempo se formó una columna caliza, y ahora se está formando otra, sobre el pilón que vimos anteriormente.

Seguimos ruta, bajamos al encuentro del Escabas, y nos ponemos a caminar junto a su cauce. Pozas, saltos, y agua serrana fresca y pura nos acompaña. Llegamos por fin a la poza y túnel que atraviesa el cauce, en una maravillosa cascada, limpia y brava.



El río, sus aguas, y esas barreras que se van formando a base de pinos atravesados, tiempo y paciencia.


Ahora nos toca cruzar el río, para llegar al punto culminante de este paseo serrano. Las aguas están frías, pero en estos días del recién estrenado verano, un pediluvio viene muy bien. 


No me digáis que cruzar por la parte alta de este salto serrano, no tiene lo suyo. Veníamos por la parte izquierda del río, y ahora cruzamos a la derecha, para contemplar el túnel.

Y ahí nos situamos, en el frontal de este lugar singular donde los haya.

Es el comienzo del verano, y el caudal viene algo crecido. La cascada que aquí se forma, ruge brava.

Los chicos, van a explorar nuevos territorios.

Yo me quedo con el tema del zoom, que si un poco más cerca, que si un poco más lejos.

Y ahí están, tan formalicos junto a la cascada del Escabas.


Este es un paraje espectacular, de esos que te hacen reflexionar sobre la fragilidad del medio en el que nos estamos moviendo. Formaciones de roca tobacea, muy sensible al tránsito que últimamente tiene que soportar. Tenemos que intentar venir a estos lugares, con el mayor cuidado posible. Seguro estoy que así es. 


Por que viendo lo que el agua y el tiempo pueden llegar a hacer, no puedo imaginar que no podamos respetar estos parajes como se merecen.

Nosotros nos quedamos recreando los sentidos, con la fuerza de estas aguas serranas.

Y grabando un poco, que esto lo merece.


Dejamos este lugar singular como pocos, y continuamos nuestra marcha, que hoy no es más que volver sobre nuestros pasos. Vamos a volver al punto de inicio de la ruta, siguiendo el mismo recorrido por el que hemos llegado a este punto. 


Volvemos sobre nuestros pasos, con los pies bien frescos. Y volvemos a recrearnos con estas pequeñas cascadas.

Y con la rica vegetación de la zona. Esos tejos que se atrincheran entre pino y roca.

Es medio día, la luz llega hasta el fondo del valle.

El agua continúa con su trabajo, pequeños saltos, esas reservas de vida en medio del río.

Es imposible encontrar el momento de dejar de sacar fotos en estos parajes tan singulares.


Al final, otra buena mañana en el monte, recorriendo uno de los parajes más puros de la serranía, a ver si entre todos somos capaces de conservarlo en este estado. Hemos conocido este paraje al que teníamos ganas desde hace tiempo, y nos damos por servidos. No dejéis de salir al monte, para encontrar rincones mágicos como este y otros tantos que están por descubrir.

De bajada hacia Cuenca, parada en Villalba para la cosa esa de los tercios, o no se que. Jajaja.

Hasta pronto!!!