Las Coronillas, Cueva del Gargol, Miradores en Uña.

Miércoles, 1 de Mayo de 2019.

Miércoles festivo, un día de esos que parece no haber nada que hacer, y de repente aparece una actividad del Club de Senderismo Cuencamino, ruta Las Coronillas, entre Majadas y Uña, una ruta fácil, por viejos caminos y carriles, pinta bien, me apunto.

El Club de Senderismo Cuencamino, a pesar de su juventud, se está convirtiendo en un club de referencia en esto de las rutas, poco a poco va ganando participantes, y hoy por lo visto han batido récord de asistencia, un nutrido grupo de aficionados al monte, han acudido a la cita del club, para pasar un día de convivencia en la naturaleza.

Llegamos a Las Majadas, y cogiendo la carretera que cruza La Muela, llegamos al viejo albergue en el paraje de Las Coronillas, un aula en la naturaleza que conoció mejores tiempos, lugar de acampada antaño, hoy está en un estado de abandono muy penoso, tónica general en las construcciones serranas. 

Desde aquí empezamos la caminata, bajando por la fuente del Gargol, llegamos a la homónima cueva, visitamos otra cueva un poco más abajo del Gargol, en la parte de enfrente del barranco del Socarrado, más pequeña pero muy vistosa también, en el mapa encontramos el topónimo de Los Corzos, pero no sabemos si se refiere al vallejo únicamente, nosotros la bautizaremos como la cueva de Raul, que fue quien nos sugirió, con gran acierto, buscarla.

Continuamos bajando por el Barranco del Socarrado, pasamos por la fuente de La Tobilla, y llegamos al rincón justo encima de la piscifactoría de Uña, allí parada a almorzar y un pequeño descanso contemplando las vistas, y continuamos la marcha caminando por parte del trazado del Pr del Escalerón y La Raya, en dirección a esta última, llegamos al Puntal de San Roque y, por el camino de Las Coronillas retornamos al punto de partida.

Utilizando unas fotos de varios participantes en la marcha, vamos a ver el recorrido de esta mañana, un día en el monte para recargar pilas, de esos que no tienen precio.


En la cueva sin nombre, hacemos una parada y foto de grupo.

Pero para empezar por el principio, aquí tenemos el "briefing" de inicio, a cargo de Macarena y Susana.

Cumplidos los trámites previos, dejamos atrás el maltrecho refugio, y comenzamos la caminata.

Empezamos en constante descenso hacia la fuente del Gargol, con sus pilones de cemento rebosantes de agua.

Y los de madera en las mismas condiciones.

Un poco más abajo, llegamos a la cueva del Gargol, donde nos recibe Jose Antonio, senderista adelantado.

La Muela de La Madera está plagada de cuevas, simas, y un amplio catálogo de formaciones rocosas que nos asaltan a cada paso. Habrá que subir.

Subimos y tomamos literalmente la cueva.

Jugamos un poco con los contraluces.

Y fotografiamos cada rincón de esta magnífica oquedad.

Primer punto de paso de la mañana superado. Continuamos la marcha.

Bajamos de nuevo al camino y surge la idea de buscar otra cueva, parecida a esta aunque más pequeña, que se encuentra un poco más abajo y en la otra parte del barranco, prácticamente desde la una se puede intuir la otra. Nos ponemos manos a la obra, y efectivamente, allí está, atisbamos entre el pinar lo que parece la entrada a la cueva, subimos un poco y vemos que ha merecido la pena.



Mas pequeña que la del Gargol, pero muy bonita también.

Con los techos casi dorados.

Y una pequeña estancia en el fondo.

Hacemos unas cuantas fotos en todas direcciones.

Nos volvemos a fijar en el colorido de la bóveda, y continuamos marcha.

Segundo punto de paso de la mañana, este improvisado, cumplido. Volvemos al camino y continuamos hacia el rincón de Uña. Nos asomaremos a los cortados para hacer la parada del almuerzo.



En la fuente de la Tobilla, esta rana toma pacientemente el sol, ajena al trajín senderista.

De repente aparece ante nosotros el gran rincón de Uña.

Con los grandes cortados de La Muela, el pueblo allí al fondo, y la piscifactoría a nuestros pies.

Mediada la primavera, las Orquídeas de la serranía despliegan sus flores en esta ladera orientada al sur.

Buen lugar para almorzar.

Un rato de conversación.

Y de toma de imágenes, al fotógrafo le echa humo la cámara.

Tras el descanso, continuamos la ruta, está avanzando la mañana y el calor ha hecho acto de presencia en un adelanto veraniego.

Vamos pasando por los puntos más conocidos y fotografiados de la ruta.

Con el pueblo de Uña y la laguna siempre como referencia.

Paramos junto al pino seco, otro emblema de esta ruta del Escalerón y la Raya, aguantando vientos y tempestades.


Y seguimos avanzando hacia el puntal de San Roque.


Desde el puntal de San Roque se nos abre una nueva perspectiva de Uña y su Laguna, con La Modorra y el Puntal del Cuerno allí al fondo, a izquierda y derecha.

Unas cuantas fotos más desde el puntal de San Roque, y cogemos el camino de las Coronillas, que sube en fuerte pendiente por la arista del puntal hasta lo alto de La Muela, y nos lleva casi en línea recta de vuelta al punto de partida. Terminada la ruta, compartiremos un rato de esparcimiento en Las Coronillas, saciando hambre y sed.


No tenemos hartura, el mejor sitio para la nevera.


Hoy está contento hasta el perro.






Al final unos 11 km. de ruta en buena y abundante compañía, por la Serranía. Una mañana primaveral que apuntaba tormenta, aunque nos respetó hasta el final, comida en Coronillas, cuatro truenos y vuelta a Cuenca. Un lujo.


Hasta pronto!!!








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