Pico Peñalba y Barranco de Fuencaliente.

Domingo, 12 de Mayo de 2019.


El caso es que el tiempo pasa volando, y sin darnos cuenta, hacía casi tres años de nuestra última subida al Peñalba. Lo podemos recordar en esta entrada del blog, Pico Peñalba. una subida por el barranco de la Cerrada,  con su trepidante bajada por la solana del Cajigal. Pero hubo otra ruta anterior para estrenarnos en este "sietemil" serrano, una gran ruta al Peñalba uniendo la Muela de Valdemeca, en otra jornada memorable en la Serranía. Peñalba y Muela este es el enlace a aquella ruta.

Las características de esta cima serrana, la convierten en un mirador privilegiado sobre el valle del río Valdemeca, y por extensión a buena parte del Parque Natural de la Serranía de Cuenca, y más allá. Acometemos la subida desde la carretera de Valdemeca, por el barranco de la Cerrada, salvando un desnivel de unos 500 metros de altura en muy pocos kilómetros, un comienzo de ruta exigente que luego se ve recompensado con todo lo que nos ofrece este terreno. Bajaremos por el barranco de Fuencaliente, desde que vimos la entrada en el Blog Magia Serrana con este trazado, decidimos explorarlo nosotros también.

El Peñalba merece una visita de vez en cuando, y nosotros la estábamos demorando demasiado, hoy nos reencontramos con la alta montaña Conquense.



El barranco de Fuencaliente, está flanqueado por los bordes rocosos del monte Valdeminguete.

Pero empezamos por el principio de todo, dejamos los vehículos en la entrada al barranco de La Cerrada. Una mañana fresca, hemos visto escarcha al pasar por Uña, pero que termina al medio día con un sol de justicia.

Restos de viejas tinás, en el comienzo del barranco.

En esta subida hay restos de una vieja senda, con sus muros de roca conteniendo el terreno, pero ahora vamos por el mismo barranco.

Salvando la zona más estrecha donde hay pequeños saltos cuando el agua abunda.

Un poco más arriba enlazamos con la senda.

Pero enseguida la dejamos para continuar el ascenso por el pinar, aquí ya ha roto la primavera y se nota en los verdes rabiosos.

Y en las orquídeas serranas.

La subida es exigente, y la parte final en la pedrera de la Majada de las Cabras, pone el remate.

Pero para que no nos remate, paramos y echamos la vista atrás, abajo el barranco por el que subimos, arriba a la izquierda nuestro objetivo, el Peñalba, y al fondo, detrás de la ladera de pinos, el Collado Bajo y la Sierra de Valdemeca.

Tirando de zoom, el Collado Bajo y el Portillo Hermoso con todo el cortado de rodeno a la derecha.

Hemos recobrado el aliento y acometemos el último esfuerzo por esta ladera pedregosa.

Cubierta en parte de Gamones serranos, a más de 1600 metros de altitud. Esto nos da el último empujón y arriba.

La parte más dura de la ruta está hecha, aunque la bajada también va a poner a prueba nuestras rodillas, ahora solo nos queda llanear por la cresta hacia el collado de las Morqueras y alcanzar la cima del Peñalba, luego volvemos sobre nuestros pasos para buscar la cabecera del barranco de Fuencaliente, que nos baja de forma rápida y constante hasta la carretera de Valdemeca.


Culminamos la subida sin novedad, ahora un poco de relax por esta cresta serrana.

Que nos lleva al collado pedregoso de Las Morqueras, con el objetivo principal detrás de aquellos pinos.

Y finalmente coronamos el Peñalba en hora y media de dura ascensión.

En la cima del Peñalba se abren todos los horizontes, y se calman las angustias de la subida. Su poder balsámico la hace única. Hoy estamos en hora para hacer la parada del almuerzo en esta cima, que más podemos pedir.



Vemos en primer plano el barranco de la cerrada y sus pedreras finales, y allí al fondo Tragacete y la peña del Halcón, San Felipe y el Cerro de la Bandera, hasta una parte de Peña Rubia a la izquierda del todo.

Nos acercamos un poco más a Tragacete.

Y a Peña Rubia y Masegar en Huélamo.

En dirección contraria el valle de Valdemeca.

Con un poco de Zoom, Valdemeca rodeada de verdes pedazos.

Una panorámica general con el Collado Bajo al fondo.

Y un poco más a la izquierda, la Muela de Valdemeca que vimos en nuestra primera visita al Peñalba.

Que si, que aquello es Valdemeca.

Y todo el valle del río Valdemeca, conduciendo sus aguas al Júcar.

Pero aquí arriba, lo que domina es la Sabina Rastrera y el pino Albar.

Y los Enebros y Agracejos, estos últimos preparando su floración, y los primeros soltando nubes de polen a nuestro paso.

Vistas las vistas, vamos a buscar una sombra para almorzar, al final va a hacer calor.

Este parece un buen lugar.

En toda cresta que se precie, hay un pino seco.

Vamos volviendo hacia la Majada de las Cabras, y oteando los horizontes vemos la Ceja de Peña Betaya, sobre la cola del Embalse de La Toba.

Empezamos a bajar por el barranco de Fuencaliente, entre pinos y laderas pedregosas.

En la bajada hemos de sortear algún pino volcado, pero en general el descenso es rápido buscando las sendas de las bestias.

En el Rincón del Chopar. los Avellanos dominan el valle.


Y la caliza domina las paredes del barranco.

Aquello también tiene una ruta.

Aquí abajo la pradera se cubre de flores.

Y de un verde primaveral envidiable.

Estamos muy cerca del final del barranco y tenemos que buscar una bajada por esta zona, va a ser junto a la roca de la izquierda.

Vamos siguiendo el cauce del barranco y nos topamos con un salto.

Por aquí se descuelgan las aguas ocasionales del barranco, no podemos bajar, hay que buscar otra opción.

Hacia la derecha, parece que continúa el cortado. Al final buscamos un paso por la derecha del barranco, una vieja traza de senda pegada a la roca nos pone al otro lado.

Y nos encontramos con este Tilo asomado al barranco.

Por aquí se despeñan las aguas del barranco.

Solo nos queda bajar esta ladera hasta la carretera.

Ya estamos.

En esta ruta, si queremos evitar unos tres kilómetros de carretera, lo mejor es dejar un vehículo en la salida de este barranco de Fuencaliente, y otro en el de la Cerrada. Nosotros no lo hemos hecho así, y ahora toca caminar por carretera. Hemos pasado el medio día, el calor aprieta, aceleramos la marcha y en un momento terminamos la ruta.



Mientras caminamos por la monótona vía, nos vamos fijando en lo que nos rodea, los robles ya casi cubiertos con los tiernos brotes primaverales.

Y los arbustos en flor encaramados en la roca.


Al final unos 13 km. de ruta, incluyendo los 3 de carretera, una buena mañana por la sierra en modo primavera. Al final el calor apretó, y hubo que calmar los ardores con los tercios de rigor.


Hasta pronto!!!

Las Coronillas, Cueva del Gargol, Miradores en Uña.

Miércoles, 1 de Mayo de 2019.

Miércoles festivo, un día de esos que parece no haber nada que hacer, y de repente aparece una actividad del Club de Senderismo Cuencamino, ruta Las Coronillas, entre Majadas y Uña, una ruta fácil, por viejos caminos y carriles, pinta bien, me apunto.

El Club de Senderismo Cuencamino, a pesar de su juventud, se está convirtiendo en un club de referencia en esto de las rutas, poco a poco va ganando participantes, y hoy por lo visto han batido récord de asistencia, un nutrido grupo de aficionados al monte, han acudido a la cita del club, para pasar un día de convivencia en la naturaleza.

Llegamos a Las Majadas, y cogiendo la carretera que cruza La Muela, llegamos al viejo albergue en el paraje de Las Coronillas, un aula en la naturaleza que conoció mejores tiempos, lugar de acampada antaño, hoy está en un estado de abandono muy penoso, tónica general en las construcciones serranas. 

Desde aquí empezamos la caminata, bajando por la fuente del Gargol, llegamos a la homónima cueva, visitamos otra cueva un poco más abajo del Gargol, en la parte de enfrente del barranco del Socarrado, más pequeña pero muy vistosa también, en el mapa encontramos el topónimo de Los Corzos, pero no sabemos si se refiere al vallejo únicamente, nosotros la bautizaremos como la cueva de Raul, que fue quien nos sugirió, con gran acierto, buscarla.

Continuamos bajando por el Barranco del Socarrado, pasamos por la fuente de La Tobilla, y llegamos al rincón justo encima de la piscifactoría de Uña, allí parada a almorzar y un pequeño descanso contemplando las vistas, y continuamos la marcha caminando por parte del trazado del Pr del Escalerón y La Raya, en dirección a esta última, llegamos al Puntal de San Roque y, por el camino de Las Coronillas retornamos al punto de partida.

Utilizando unas fotos de varios participantes en la marcha, vamos a ver el recorrido de esta mañana, un día en el monte para recargar pilas, de esos que no tienen precio.


En la cueva sin nombre, hacemos una parada y foto de grupo.

Pero para empezar por el principio, aquí tenemos el "briefing" de inicio, a cargo de Macarena y Susana.

Cumplidos los trámites previos, dejamos atrás el maltrecho refugio, y comenzamos la caminata.

Empezamos en constante descenso hacia la fuente del Gargol, con sus pilones de cemento rebosantes de agua.

Y los de madera en las mismas condiciones.

Un poco más abajo, llegamos a la cueva del Gargol, donde nos recibe Jose Antonio, senderista adelantado.

La Muela de La Madera está plagada de cuevas, simas, y un amplio catálogo de formaciones rocosas que nos asaltan a cada paso. Habrá que subir.

Subimos y tomamos literalmente la cueva.

Jugamos un poco con los contraluces.

Y fotografiamos cada rincón de esta magnífica oquedad.

Primer punto de paso de la mañana superado. Continuamos la marcha.

Bajamos de nuevo al camino y surge la idea de buscar otra cueva, parecida a esta aunque más pequeña, que se encuentra un poco más abajo y en la otra parte del barranco, prácticamente desde la una se puede intuir la otra. Nos ponemos manos a la obra, y efectivamente, allí está, atisbamos entre el pinar lo que parece la entrada a la cueva, subimos un poco y vemos que ha merecido la pena.



Mas pequeña que la del Gargol, pero muy bonita también.

Con los techos casi dorados.

Y una pequeña estancia en el fondo.

Hacemos unas cuantas fotos en todas direcciones.

Nos volvemos a fijar en el colorido de la bóveda, y continuamos marcha.

Segundo punto de paso de la mañana, este improvisado, cumplido. Volvemos al camino y continuamos hacia el rincón de Uña. Nos asomaremos a los cortados para hacer la parada del almuerzo.



En la fuente de la Tobilla, esta rana toma pacientemente el sol, ajena al trajín senderista.

De repente aparece ante nosotros el gran rincón de Uña.

Con los grandes cortados de La Muela, el pueblo allí al fondo, y la piscifactoría a nuestros pies.

Mediada la primavera, las Orquídeas de la serranía despliegan sus flores en esta ladera orientada al sur.

Buen lugar para almorzar.

Un rato de conversación.

Y de toma de imágenes, al fotógrafo le echa humo la cámara.

Tras el descanso, continuamos la ruta, está avanzando la mañana y el calor ha hecho acto de presencia en un adelanto veraniego.

Vamos pasando por los puntos más conocidos y fotografiados de la ruta.

Con el pueblo de Uña y la laguna siempre como referencia.

Paramos junto al pino seco, otro emblema de esta ruta del Escalerón y la Raya, aguantando vientos y tempestades.


Y seguimos avanzando hacia el puntal de San Roque.


Desde el puntal de San Roque se nos abre una nueva perspectiva de Uña y su Laguna, con La Modorra y el Puntal del Cuerno allí al fondo, a izquierda y derecha.

Unas cuantas fotos más desde el puntal de San Roque, y cogemos el camino de las Coronillas, que sube en fuerte pendiente por la arista del puntal hasta lo alto de La Muela, y nos lleva casi en línea recta de vuelta al punto de partida. Terminada la ruta, compartiremos un rato de esparcimiento en Las Coronillas, saciando hambre y sed.


No tenemos hartura, el mejor sitio para la nevera.


Hoy está contento hasta el perro.






Al final unos 11 km. de ruta en buena y abundante compañía, por la Serranía. Una mañana primaveral que apuntaba tormenta, aunque nos respetó hasta el final, comida en Coronillas, cuatro truenos y vuelta a Cuenca. Un lujo.


Hasta pronto!!!