San Nicolás de Bujaruelo, Refugio de Sarradets. Pirineo Aragonés.

 Domingo, 2 de Octubre de 2022

Octubre, empezamos el mes en tierras lejanas. Este año hemos vuelto al Valle de Ordesa, nos quedaron cuentas pendientes en nuestro anterior viaje, y venimos a saldarlas. Aunque bien mirado, la cuenta se nos ha aumentado un poco. El caso es que en este viaje, haremos tres rutas extraordinarias, y hoy toca empezar por la primera.

El reto es grande para los que no somos montañeros, pero lo vamos a intentar. Con la mirada puesta en el Taillón, uno de los tresmiles "fáciles" del pirineo, tenemos por delante una ruta muy exigente en cuanto a condición física, el tremendo desnivel que hay que superar sin descanso, no es cuestión menor. Después de un verano de duro entrenamiento en Cuenca, subiendo y bajando picos, la suerte está echada. (Más adelante, publicaremos la ruta de tres picos, en la que solemos entrenar estos retos, sin coger el coche. Cuenca lo tiene todo)

Realmente no ha pasado un año desde que pisamos estas tierras, concretamente 11 meses. Volver al pirineo, por si solo ya es motivo de alborozo. La primera jornada en Torla, con visita relámpago a Broto y la famosa cascada de Sorrosal, nos sirve para tomar contacto con el medio, y bajar ese ritmo frenético con el que vivimos normalmente. Aquí se detiene el tiempo, nos ponemos al margen de todo atisbo de actualidad, y nos preparamos para la aventura.


Allí se deja ver parte de La Brecha, y el refugio de Sarradets.


Para acometer esta ruta, hemos de tener en cuenta que en esta fecha los días son ya más cortos, es Octubre. Unos 23 km. nos aguardan, y hay que programar los horarios, que con estos desniveles, se alargan mucho. Nuestra ruta comienza en el aparcamiento del albergue de San Nicolás de Bujaruelo, donde llegamos con las primeras luces del alba asomándose al valle.

La fotografía nocturna no es lo nuestro, pero merece la pena que dejemos por aquí constancia del comienzo de ruta.


Estacionamos, y nos preparamos para la caminata de esta jornada.


Se van dibujando las aristas que rodean el valle de Bujaruelo.


Cruzamos el famoso puente de piedra, del que apenas hay fotos circulando, seguro que ninguna tan mala como esta. Jajajajaja.

Y estos cabrones, en el primer repecho del puente ya me ponen tierra de por medio. Mal, Muy mal.


Va a ser un día largo y duro.


Yo estoy tranquilo, nos conocemos bien, cada uno pone su ritmo, y nos agrupamos de nuevo en las distintas paradas a hidratar o reponer fuerzas. Todo en orden.


El primer tramo de ascensión, discurre por verdaderos túneles verdes, las luces le aportan un algo fantasmal.

Pero enseguida va amaneciendo, y la cosa mejora.

Ya podemos ver allí abajo el río Ara. 

Y los primeros rayos de sol, entrando en las cimas de estos valles.

Hacemos un poco de Zoom, a la entrada del valle de Otal, que queda allí a la izquierda.

Y poco a poco, ganando altura, el Otal, se nos queda allí abajo.

Echamos un vistazo a la zona de subida a otra de las rutas que tenemos programadas, Bernatuara.

Y seguimos subiendo, la vegetación aquí ya se va aclarando.

Alguna Lepiota vamos encontrando.

Y esos viejos troncos......

A esta altitud, domina el pino negro.

Seguimos subiendo sin descanso.

Aquí ya la vegetación arbórea desaparece por completo.

La senda está muy bien marcada, sin grandes riesgos.

Yo les voy dando su distancia para que no se agobien. 😅😅😆

Y miramos atrás, por coger algo de aliento. 

Al fondo tenemos ya a la vista el Puerto de Bujaruelo, a la vista que no a mano. Queda un buen repecho todavía.

¡Jopetas!

Donde esa gran columna del tendido eléctrico, encontramos a un grupo de tres personas que estaban para continuar hacia los Gabietos.

Que aparecen por aquí arriba.


Con los restos de la ligera nevada de días atrás.

La vegetación se queda en los prados de montaña, todos los árboles y arbustos, aquí ya no tienen nada que hacer.

Con el Zoom vemos la tremenda pedrera por la que han de subir hacia los Gabietos. ¡Que el señor los ampare!.

Nosotros seguimos marcha hacia el Puerto de Bujaruelo.

Otal queda muy abajo.

Nuestra senda, alterna los herbazales, y tramos más pedregosos, todos muy estéticos para la cámara.

Por fin, el puerto de Bujaruelo.

Aquí hacemos parada, cogemos aliento, unos frutos secos, y calibramos lo que tenemos por delante. 

Las cimas aparecen nevadas.

Nosotros seguimos nuestro camino. Los chicos van bien.

Aquí vemos el camino que viene desde zona francesa, el aparcamiento que hay allí arriba ayuda mucho.

Estamos rodeados de roca.

El paisaje ha cambiado por completo, esto ya es alta montaña.

Y nos acercamos con el zoom a esas formaciones pirenaicas. 

Atrás queda el puerto de Bujaruelo.

Y de repente La Marmota. Que no quiso dar la cara en ningún momento.

El entorno es espectacular.

La roca se ha adueñado del paisaje, y de mis piernas. Los muchachos siguen fuertes.

A nuestra izquierda, la zona de bajada hacia Gavarnie.

Estamos llegando a un punto crítico de la mañana, bueno, ya bien pasado el medio día.

El torrente que desagua el glaciar del Taillón.

Hay que cruzarlo y continuar en fuerte ascenso hacia el collado que vemos al fondo.

Y es en este punto donde me topé con la tozuda realidad. Si quiero bajar sin problemas, ya no puedo subir un metro más. Aquí hay que venir mejor preparado, paramos un momento, y reorganizamos las cargas, mis compañeros Pino y Ñoño seguirán marcha hasta donde el hielo que hay en las cumbres les permita. No llevamos equipo para hielo, así es que no arriesgarán nada. 

Repartimos agua y vino, (la Bota debía subir tan alto como fuese posible), y ¡lancé por delante a mis mejores hombres!, 

Aquí están negociando el paso por el torrente, que en este momento no lleva demasiada agua.

Juan está muy motivado, lo veo con buena cara.

Suerte amigo!!!!!!

En imagen no se aprecia el potente desnivel, pero visto en vivo, aquello es un verdadero muro. O al menos a mi me lo pareció.

Ñoño va un poco más resignado, no quiere dejar solo a Juan.

Un primer plano de las aguas glaciares.

Y con una sensación tremendamente agridulce, doy media vuelta.

Con esa sensación entre resignación y fracaso, empiezo a descender lentamente, paro un momento a comer, no hay prisa, el día está echado (hoy escribiendo esta entrada, de fracaso ya nada, un lujo de jornada). Este es un buen momento para observar todo lo que nos rodea, y apreciar lo insignificantes que somos en este medio tan agreste. 


Empezando a desandar camino.

Me siento a descansar y a comer algo.

Hacia Francia, las cimas nevadas son un lujo para la vista.

Hacia la zona Española, el puerto de Bujaruelo.

Desde aquí vemos el aparcamiento en zona francesa, desde allí se evitan muchos kilómetros de ruta y metros de ascensión, así si se puede!!!!

La montaña es inmensa.

Después de la parada a comer, sigo descendiendo tranquilamente, mis compañeros lleva buen ritmo yo avanzo para no entorpecer su bajada.


Desde el puerto, veo todo lo que me queda por delante entre tirones y calambres, jajajajajajaja. 

Fijándome en lo más lejano, el valle de Otal.

Y en esos pequeños detalles que tenemos a nuestros pies.

Preciosos paisajes.

Desde aquí encaro el último tramo de bajada.

Tremendo desnivel el que hemos salvado esta jornada.


Aquí desandando camino, terminamos la entrada de hoy. Un poco más abajo, cuando ya nos metemos de nuevo en mitad del bosque, y un poco antes de llegar al refugio de bujaruelo, me alcanzaron los compañeros, terminamos la ruta en el refugio, hidratando los cuerpos como es debido. La jornada lo merecía. 


Finalmente ellos subieron hasta el refugio de Sarradets. El paso de La Brecha, por lo que comentaban otras personas que bajaban, estaba delicado, el hielo no lo cubría todo, pero hacía el tránsito por la roca muy resbaladizo. Con buen criterio decidieron parar, comer algo en el refugio y emprender la bajada. 

Ellos si que pudieron ver La Brecha.

Y el refugio de Sarradets. 


Al final, para recuperar fuerzas y quitarnos el disgusto, nos aplicamos este chuletón y otro como este. 

Así es que una vez más, nos dejamos deberes para otra ocasión. Yo ya he colmado mis aspiraciones montañeras, aunque Pino dice que subiremos, no sabemos cuando pero subiremos. No le vamos a quitar la ilusión al muchacho. El caso es que esta primera jornada en el Pirineo, nos ha dejado muy buenas sensaciones a pesar de los pesares, si hay que volver pues se vuelve, no seré yo quien se niegue. 

Después de hidratar en el refugio de Bujaruelo, regresamos a Torla, descansamos un rato y dimos cuenta de esos chuletones que teníamos apalabrados. Un lujo de jornada, que para ser la primera no ha estado nada mal.  Ya os seguiremos contando......


Hasta pronto!!!