Los Callejones en Las Majadas.

Domingo, 17 de Mayo de 2.015.


Uno de los parajes emblemáticos de la Sierra de Cuenca son Los Callejones de Las Majadas, por aquí hemos pasado muchas veces en muchas de nuestras rutas, y ya dijimos en alguna ocasión que estas piedras tan singulares merecían un monográfico. Pues bien, les ha llegado el momento y en este fin de semana atípico con dos entradas les dedicamos el espacio que merecen.

El día acompaña, una magnífica luz de primera hora de la mañana, y la floración primaveral, se prestan al objetivo.

En este lugar hay mucho más que piedra, encontramos el hábitat perfecto para todo tipo de plantas propias de la roca, todo tipo de arbustos al abrigo de los callejones rocosos, grandes pinos y variedad de pequeñas aves que aquí encuentran alimento y cobijo.

Seguramente no son las mejores imágenes, ni los mejores encuadres, ni siquiera todas las que se pueden tomar en este lugar, pero hemos intentado representar aquí un poco de esta maravilla serrana.



Así nos reciben.









Enseguida nos topamos con los primeros arcos.






Y pequeños Tormos.



El Espino Albar al abrigo del callejón despliega todo su blanco manto, y los gillomos y el arlo.....






No se si podíamos haber elegido mejor día primaveral!!



Es que así las fotos salen solas.


















Un poco de espacio por favor!!!



Así todo el rato.



En cualquier rincón un banco para contemplar.......









Este se ha hecho fuerte en el rocaje.









La roca nos sonríe.



Todo tipo de arcos.



Y los tormetes......






Somos muy fans de los Espinos.












Y de esos pinos que crecen sobre las rocas, como bonsais.






Pero no todo es piedra en este lugar, nos encontramos con varios pajarillos dispuestos a posar.



Que obras tan colosales nos ha regalado la erosión.


















Un pequeño yunque.






Y las peonías en flor.






¡Menudo jardín!






Y los abejorros al ataque.






Aquí también hay pinos curiosamente retorcidos.



Con la huella de rayos o desgarros en sus troncos.



Y su flor.



Este mirlo algo tímido.


Y piedra a borbotones.









Y gamones como si los hubiesen sembrado.



Ahora estamos en la parte de arriba de todo este mar de piedra.






Una aliaga resplandeciente.






Y más espinos, que si no es por los gamones el Majuelo era candidato a formar parte de nuestro nombre.



Una gozada.









Superficie erosionada del Lapiaz.









Estas plantas aguantan hielos extremos y calores sofocantes, expuestas como están sobre el mar de piedra.









Hoy es que los pájaros se prestan a formar parte del reportaje. ¿Que pájaro es este?.



En blanco y negro.


















Volvemos a bajar y vamos concluyendo.



Con esta nos despedimos.


Total, que hemos dado un paseo tranquilo, disfrutando de este paisaje rocoso desbordado de primavera. No dudéis en venir a visitarlo, merece la pena.


Hasta pronto!!!