Valdecabras, la "tortuga" y más.

Domingo, 17 de Marzo de 2019.

Mediados de Marzo, después de un mes de Febrero...... raro, en el que por unas cosas u otras no hemos salido al monte, y un comienzo de Marzo titubeante, volvemos a Valdecabras para recorrer caminos conocidos y otros no tanto. Vamos a subir por el rincón del Polvoroso, hasta el rincón chico, donde nos espera nuestra "tortuga", luego continuamos hacia el cerro del Trompillo, aunque antes de llegar nos bajaremos por la senda de la fuente del polvoroso. 

Podemos decir que viniendo a la sierra de Valdecabras, casi da lo mismo por donde sea la ruta, que el éxito está garantizado. Otra mañana de Marzo calurosa y seca, y ya van varios meses sin ver una gota, que nos echamos al monte.


En Valdecabras siempre hay un lugar para el postureo.

Pero antes de nada haremos una pequeña reseña de tres salidas, que por una u otra razón no quedaron debidamente documentadas. Y es que, de vez en cuando, también es bueno hacer rutas digamos....... para adentro.

El dos de Febrero, una fría mañana de invierno que amaneció blanca, nos subimos a la Ciudad Encantada para acercarnos al Puntal del Cuerno. Podemos recordar una ruta similar en esta entrada  Puntal del Cuerno una mañana de Marzo de 2017 con una niebla densa que nos hizo agudizar los sentidos.

Esta vez nos encontramos ventisca  y nieblas sobre el valle del Júcar.

Y La Modorra, cubierta del blanco manto.

El tres de Marzo, nos subimos en otra mañana soleada, seca y calurosa, a Villalba para reeditar nuestra ruta del Vértigo. Subimos a los cortados que encontramos sobre el canal de La toba a Villalba. Os dejo el enlace con la ruta realizada hace cuatro años casualmente un 8 de Marzo, Ruta aérea por el canal de La Toba eramos más jóvenes.



Este año nos esperaban pacientemente en los cortados.

Por debajo de estos cortados pasa el canal.

Siguiendo la tónica de sol, calor y tiempo seco, el 10 de Marzo nos subimos a Cerro Sancho, reeditando la ruta que hicimos hace dos años, un mes de febrero en una mañana igual de luminosa que hoy, pero más fresca. Lo recordamos en esta entrada completa Cerro Sancho . Esta vez,  hemos vuelto a constatar el estado en que quedaron muchos vallejos y barrancos,  tras el temporal de nieve del pasado año, un entramado de pinos volcados que hacen perder la paciencia a cualquiera, aunque el grupo que juntamos hoy se portó como un verdadero equipo.



De subida a Cerro Sancho, las vistas al valle del Escabas son maravillosas, con la cresta del Fraile a la vista.

En el refugio de Cerro Sancho, y todavía no sabíamos la que nos esperaba en el arroyo de Valquemado.

Pero volvamos a lo que nos ocupa esta mañana, nuestra ruta por Valdecabras. Empezamos en el mismo pueblo, un poco de carretera para entrar al monte por la tiná que hay justo en el cruce entre la carretera que sube a la ciudad encantada y la de Valdecabras. Un poco de carril y enseguida empezamos a subir hacia el rincón chico por una senda bien marcada, luego un poco de campo a través sobre las rocas y de nuevo sendas ancestrales para poner camino de vuelta.



La mañana de hoy está soleada como todas, fresqueta, pero apunta maneras primaverales.

Encontrar construcciones serranas restauradas y bien conservadas, siempre es un placer.

Vamos caminando hacia la senda que nos sube al rincón chico, y nos fijamos en este puntal, detrás estaría el cerro del Trompillo.

Y mirando allí enfrente, la entrada de la Cambronera.

Todos estos terrenos fueron trabajados en tiempos pasados, encontramos esta ladera aterrazada por la que bajaremos luego.

Por allí arriba, caminaremos más tarde, empiezan a aparecer grandes bloques de roca.

Muy cerca ya del rincón, estas rocas invitan a subir.

Y subiremos, pero antes de nada nos recreamos en este rincón, por donde se descuelgan las aguas tímidamente, nos falta mucha lluvia.

Dejamos la tortuga, calentándose al sol.

Y nos subimos a los bordes rocosos.

La vegetación de este rincón nos confirma que el agua está a flor de piel, esas turberas propias de zonas húmedas nos lo cantan.

Desde aquí arriba, se abre un horizonte muy amplio, pero quedándonos con lo más cercano, tenemos la entrada a la Cambronera, escenario de varias rutas por allí.

Aquí tenemos el rincón por el que hemos subido, y siguiendo hacia la derecha, tenemos la senda que nos lleva a los cortados sobre el pueblo de Valdecabras, por donde también hemos hecho ya varias rutas.

Ahí tenemos la senda.

Y dando la vuelta por aquella pradera caliza, llegamos justamente a la vertical de Valdecabras.

A todo esto, la primavera está a punto de entrar, aunque ya la vamos notando en la vegetación. Los gamones están este año algo adelantados.

Nos ponemos sobre los bloques de piedra que veíamos desde abajo.

Y nos paramos un rato para la sesión fotográfica pertinente en estos casos.


Dominando el Valle.

Luego, por allí enfrente, bajaremos por una senda que ya intuimos.


Pasamos junto al viejo corral, orientado al abrigo de vientos y bien soleado.

Y buscamos una canal por la que bajar a la parte baja del cortado, por donde enlazamos con una vieja senda que recorre esta cornisa.


Enlazamos con la senda, más bien parece un viejo camino, reforzado con muretes de piedra.


La erosión tiene cosas así, deja rocas en equilibrios inverosímiles.

Recorremos ahora esta cornisa para llegar a la senda de bajada.

Intento de rodar el balón, fallido.

Seguimos camino, estamos a punto de bajar.

y llegamos a este gran tajo en el cortado, por donde enlaza el camino de bajada, una senda antigua, muy bien construida, por la que ya hemos subido alguna otra vez.


Baja trazando varias lazadas, por esta ladera de Robles.

Esta ladera es de solana, y está pidiendo agua a gritos.

Agua que encontramos en la fuente, este pequeño pilón protegido con roca, aguanta la sequía.

Aunque los gamellones están completamente perdidos.

Encontrar y pisar estas sendas es un lujo.

Echamos una mirada arriba, por allí caminamos hace un momento.

Y ya de vuelta vemos que la primavera está a la vuelta de la esquina, y se nota en el monte.


La senda enlaza de nuevo, en la entrada al rincón, con el camino que cogimos al principio de la ruta, en un momento desandamos nuestro camino y fin de la ruta en Valdecabras.

Al final unos 12 km. por el monte, esta mañana para despedir el invierno, a ver si la primavera cambia de cara y nos trae agua a mansalva.


Hasta pronto!!!





Peña del Acebo, Pedro Domingo.

Domingo, 27 de Enero de 2019.


Final de Enero y otro domingo al monte, hoy vamos a hacer una ruta de esas de relax, nos subimos a la Muela de la Madera, vamos a recorrer una de las grandes concentraciones de Acebos que tenemos en la serranía de Cuenca. La Muela tiene mucho que ver, sus bordes, sus lapiaces, sus simas, sus pinares....... hoy toca ver sus Acebos, aunque siempre se ven más cosas que salen a nuestro encuentro.

Venir a esta parte de la Muela es como estar en casa, Pie Pajarón, El Maillo un poco más adelante, la Fuente del Pino, son lugares en los que nos perdemos muy a menudo y desde tiempos remotos.

Dejamos los vehículos un poco mas arriba de la fuente del Pino, en la Peña del Acebo, y vamos a caminar por la Ceja de La Muela, en dirección al vértice de Pedro Domingo, punto intermedio de la ruta, desde donde volveremos caminando por el lapiaz, en toda la muela, la roca está a flor de piel y no es raro encontrarla en cualquiera de sus manifestaciones.

La primera parte de la ruta es un paseo entre viejos Acebos, poco más que añadir.


En la muela, la roca aparece por todas partes.

Empezamos temprano, con un poco de escarcha y un vientecillo molesto, el día engaña.

¡Vamos que nos vamos!

Estamos a 1500 metros de altitud, el pino albar domina estos lares y el muérdago campa a sus anchas, este ejemplar lo tiene crudo.

Por la zona del cerro de la bandera, las nieblas se agarran a la cumbre.

Y empiezan a aparecer los ejemplares de Acebo, en todos los estados de desarrollo.

Defendiéndose de los herbívoros.

Formando pequeños bosquetes.

Unos muy añejos y otros más jóvenes.

Con sus troncos huesudos.

Curiosos nudos.

Todos los arbustos que vemos por debajo de los esbeltos Albares, son Acebos.

Haría falta un buen fotógrafo esta mañana.

A falta de buenas fotos, un abrazo tampoco viene mal.

Acebos gemelos.

En fin, un catálogo interminable de Acebos.


Arropados por el pinar.

 Hoy tenemos una ruta bastante llana, como podemos ver. Esta parte de la Muela es una gran llanura desde donde parten varios de los barrancos que acaban vertiendo aguas en el embalse de La Toba e incluso en el Rincón de Uña.

Vamos caminando por la Ceja de la Muela y abajo tenemos la zona de Pie Pajarón, con los surcos de la repoblación forestal llenos de agua reluciente bajo el sol mañanero.

También encontramos en toda La Muela restos de construcciones, vestigios de faenas y oficios de antaño.

Avanzamos hacia el vértice de Pedro Domingo, uno de los varios cerros que destacan levemente en esta gran superficie de La Muela. Son cerros normalmente cubiertos de vegetación y sin muchas vistas que destacar.

Por ahí asoman sus 1513 metros de altitud.

Tomamos posesión del mismo y hacemos la parada técnica para almorzar.

Estamos a mitad de recorrido, la mañana está algo desapacible con un viento molesto y parece que empieza a nublarse, aunque al final no llovió. Paramos un poco buscando resguardo del viento, almorzamos tranquilamente y pusimos rumbo de vuelta al punto de inicio. Ahora volveremos en un trazado paralelo al que traemos, encontramos un lapiaz como no podía ser menos al estar en estas tierras, con su sima y todo, una casa forestal hundida, en fin, todos los elementos que caracterizan a esta Muela de La Madera.


Emprendemos camino de vuelta y empieza a aflorar la roca.

El agua retenida en las cavidades, congelada, elemento fundamental en la erosión de estos terrenos.

Donde se empieza a mostrar levemente la labor lenta de aguas, vientos y el paso del tiempo.

¡Hoy no será que no se nos ve!

La roca aparece y desaparece.

Esto viene a ser la cabecera del barranco de la Sorquilla, que vierte sus aguas al embalse de La Toba.

Los cielos variables están aguantando, aunque el agua está haciendo mucha falta. 

Afloran pequeñas cavidades en la roca.

Y esta gran sima, desconocemos su nombre y su desarrollo subterráneo.

Parece que esta catalogada, encontramos en uno de sus laterales una etiqueta con un número, aunque no nos quedamos con el.

Seguimos camino.

Vamos regresando y empiezan a aparecer de nuevo los Acebos.

En el camino de vuelta nos pasamos por la Casa Forestal de Caponeras, una de tantas construcciones abandonadas en la Serranía, y como casi todas en estado de ruina total. Hay muchas tinás, corrales de ganado, y varias casas forestales repartidas por toda la Muela, que nos indican la gran actividad que tuvieron estos montes antaño.



Llegamos a la balsa artificial con funciones de abrevadero.

Y detrás del pinar intuimos ya los restos de la construcción abandonada.

La casa de Caponeras completamente perdida.

Una pena.

Desde la casa de Caponeras, retomamos el camino que trajimos esta mañana, volvemos al reino del Acebo y en un momento terminamos la ruta.



Nos topamos con este gran esqueleto.

Y de nuevo los Acebos.

Vestidos de gala como demuestran estas imágenes de Juan.

Un manto perfecto.


Al final unos 11 km. de ruta por el corazón de la serranía, disfrutando de todo lo que nos ofrecen estas tierras. Y cada ruta debe tener el final que merece, ¿Habéis oído hablar del "Rigor Tercis"? pues eso. Jajajajaja.


Os dejamos el trazado y perfil de la ruta de hoy:





Hasta pronto!!!