Praderas del Maillo y Cañada Mostajo. Serranía de Cuenca.

 Domingo, 8 de Mayo de 2022.

En estas rutas de comienzo de Mayo, nos tira el verde, ayer por el nacimiento del Júcar, y hoy domingo, nos vamos a dos de nuestras praderas de referencia en Primavera y Otoño. Aunque todavía le falta un poco para coger el esplendor primaveral, las hemos pillado en un buen momento en cuanto al agua se refiere, y es que por estos prados corren aguas puras. Aquí estamos entre dos vertientes, unas aguas van al Júcar, y otras terminarán en el Tajo.

El caso es que en estas tierras, desconectamos del mundanal ruido, y nos damos un paseo sin mas pretensiones que pasar la mañana. 

Hoy el Maillo nos ha tratado bien.

Es temprano, las sombras se alargan.

Al prado, le falta un poco para entrar en ese modo primavera verde y florido.

Aunque las aguas, aguantan todavía en los arroyos.

Estas aguas se van al Júcar, el cauce serpentea buscando su camino.

De pronto, en estas aguas primaverales, aparece esta planta acuática.

Un tapiz de flores, que no vemos muy a menudo.

Uno de esos elementos efímeros de la naturaleza.

Una buena sorpresa para esta mañana.

Y seguimos nuestro camino. 

Con las aguas tranquilas que nos acompañan esta mañana.

Pequeñas lagunas, espejismo de mejores tiempos de agua.

El agua, también nos cuenta la presencia de animales que la agitan.

Y nosotros disfrutando del momento.

Y de las lagunas que nos vamos encontrando.

Hoy hacía falta un buen fotógrafo, para sacar todo el jugo al paisaje que se nos presenta.

Con este paisaje, no vemos momento de  marchar.

A cada paso una instantánea.

Hasta que llegamos a otro punto clave en la ruta, estas cornisas de la muela, sobre las praderas del Maillo.

Ahora vamos bajando hacia los manantiales de la Sierra del Agua.

Estas aguas, que forman más adelante el arroyo de Las Truchas, ya son vertiente del Tajo.

Pasamos junto a los manantiales en la Sierra del Agua.

Y siguiendo el trazado de la Cañada Real Rodrigo Ardaz, nos cruzamos en un momento a la Cañada del Mostajo. 

En estas sierras, nos encontramos con ejemplares tan robustos como este.

Y junto al mismo, la fragilidad de la orquídea serrana. 

En la parte alta de la cresta que separa ambos valles, y junto a los indicadores de la Cañada, nos reagrupamos.

Siguiendo el pasillo entre bujes.

Bajamos al Mostajo.

Otra extraordinaria pradera.

Por la que discurre el joven Rio Escabas.

El río Escabas, cuando las lluvias son generosas, remonta su nacimiento a estos prados junto a la Muela de la Madera. En el rincón del buitre, dentro del parque cinegético de El Hosquillo, tiene su manantial más estable. Desde allí, ya nunca le falta el agua. 


Vamos de vuelta hacia el punto de inicio de ruta.

A la vera del río.

Pero antes, allí al fondo se nos presenta esa represa artificial, que tan buenas imágenes nos regala cada año.

Esta laguna, que abastece al ganado y al resto de fauna de la zona, es uno de esos regalos para los sentidos. 

Está a un paso de su mejor momento primaveral.

Con su importante colonia de Ranas, dando los primeros conciertos de la temporada.


Hoy volvemos a caminar por casa. Estos prados que recorremos desde tiempos remotos, que de setas.... que a dar un paseo..... que cuando veníamos recorrerlos en todo terreno..... que a ver la primavera....... No dejaremos de volver a estas tierras.

El monte está ahí, animarse a descubrirlo.


Hasta pronto!!!








Nacimiento del río Júcar, Tormo Cañaveras. Serranía de Cuenca.

 Sábado, 7 de Mayo de 2022.

Aunque seguimos inmersos en estas sucesivas y odiosas olas de calor, hoy subimos a Tragacete, para hacer una ruta tranquila y cómoda por el nacimiento del Júcar, y nos llegaremos hasta el Tormo Cañaveras, subimos a un collado que nos permite bajar por la senda de las Pegueras de vuelta al Estrecho de San Blas, donde tenemos el vehículo oportunamente estacionado. 

Estamos en Mayo, apenas comenzado, y ya vamos viendo lo que se nos avecina este año. Primera semana del mes florido, mediada una primavera que está dando síntomas de verano, ahora ya sabemos lo que ha venido, pero entonces se "veía de venir". Y sin caer una gota, aunque a alguno se la haga que ha llovido más que nunca, jajajajajaja.

Bromas aparte, vamos a ver donde cobra vida nuestro río, el Júcar. Este nacimiento no es nada particular ni espectacular, pero estar allí nos reconcilia con la naturaleza. Un lugar recóndito, y no muy bien entendido por los visitantes de otros lares, a pesar de la existencia de paneles informativos, o no está bien explicado, o cuesta entenderlo a quienes vienen de otras tierras. 

Quizás esperan ver un nacimiento espectacular, pero este más bien es un conjunto de nacimientos, surgencias en varios puntos de este valle cabecero del Júcar, que poco a poco nutren el joven cauce, y cuando las lluvias escasean, el agua brilla por su ausencia. El caso es que aquel día tuvimos que hacer, muy gustosamente, el papel de informadores del lugar en varias ocasiones.

Este será el punto de inflexión en nuestra caminata de hoy, y lugar para el almuerzo. 

Pero empezando por el principio, esta imagen es imprescindible en cualquier caminata por este lugar. El estrecho de San Blas, un lugar mágico.

Aquí el río, todavía en pañales, empieza a dar sus primeros y firmes pasos.

Pronto se descolgará por la bella Cascada del Molino, luego lo veremos.

Pero ahora vamos hacia arriba, y pasamos por este vadeo, el viejo carril atraviesa el cauce del Júcar. Hoy todavía hay agua en este punto.

Con los hitos del camino natural de Júcar recién instalados, nos acercamos a la zona del nacimiento.


Tengo que reconocer que echamos de menos ver el kilómetro cero, yo no lo vi, no digo que no esté, pero no vendría nada mal de cara a los visitantes que disfrutan de este paraje sin entender muy bien lo que están viendo. 



Una vez llegados al estrecho del infierno, vemos que las aguas todavía manan en este punto clave en la ruta de esta mañana.

De manera sutil, el río va viendo la luz.

Otro elemento curioso en este paraje, esos pinos hechos bonsái natural.

En el estrecho podemos ver varios ejemplares extraordinarios.

Y que decir de estos troncos en el fondo del cauce. 

Aguantando el tipo año tras año. 

Dejamos atrás este primer estrecho.

Y pasamos por el segundo. Con sus aguas escasas, dando luz al río Júcar. 

Pasados los dos estrechos, en este paraje del infierno, nos vamos hacia arriba, pasando por la zona de pequeñas surgencias, hoy totalmente secas, donde tiene lugar el nacimiento del río Júcar. Aquí ya no hay indicaciones al respecto, dando por echo que el nacimiento se produce en el estrecho del infierno.


Y empezamos a caminar por los prados de montaña que tanto nos gustan.

Que aguantan la poca humedad que se ha acumulado en esta seca primavera.

Incluso algunas setas se vieron aquella mañana.

Y por fin llegamos al Tormo Cañaveras, un punto de referencia en estos terrenos cercanos al AltoTajo. De hecho, detrás del tormo tenemos ya alguna bajada hacia el río Tajo. Algún día iremos por allí.

Y así, con estas vistas del mismo corazón de la Serranía de Cuenca, nos paramos a almorzar.

Sentados aprovechando unas sombras, a la vera del Tormo.

Una masa rocosa espectacular.


Cuando caminas por estas tierras, se para el tiempo. Hacemos el descanso del almuerzo, y abstraídos por el momento, el tiempo se detiene, cuando nos damos cuenta es momento de poner rumbo de vuelta, buscamos ahora una subida hacia el collado de las pegueras, para descender finalmente por el antiguo sendero que nos devuelve al punto de inicio de la ruta.


Empezamos subiendo por una antigua vía de saca de madera.

Atravesamos algún prado serrano, antes de llegar al collado.

Y finalmente nos ponemos en lo alto del sendero de las pegueras, con buenas vistas hacia Tragacete. Estamos a tiro de piedra.

Un sendero bien conservado, testigo de tiempos pasados, con mucho trajín por estas sierras.

Donde no faltan tampoco esas muestras del paso de vendavales.

El descenso es rápido, y en un momento nos ponemos de nuevo en el sendero del parque natural.

Y volvemos al estrecho de San Blas, donde nos quedaríamos a vivir.

Con su fuente de aguas frescas y limpias. 


Y es que aquí termina la primera parte de la jornada de hoy. Ahora vamos a Tragacete a comer, y luego, para rebajar, daremos un paseo por la cascada del molino, un buen salto de agua, donde el Júcar va presentando sus credenciales como río serrano y saltarín.


A ver si esto no merece una visita de vez en cuando.

¿Que no he dicho que hoy viene el equipo amateur? a esta gente le va picando el gusanillo serrano, eso es bueno.

Aguas del Júcar.

Un lugar donde descansar, y bien que lo hicimos.

Un buen rato descansando en uno de los bancos a la sombra, con el soniquete de las aguas serranas, y ponemos punto final a la jornada de hoy.

Tendiendo puentes.

Una jornada en la serranía, por el mismo corazón serrano que ve nacer al río Júcar, ese río que disfrutamos aquí, junto a la capital conquense. Lo que es ineludible es ir a conocer sus orígenes, al menos una vez al año. Nosotros hemos cumplido, y animamos a todo el mundo a ir a conocer estos parajes que nos dan la vida.



Hasta pronto!!!