Valle del Cambrón, Pico de la Grulla.

Domingo, 5 de Junio de 2.016.


Ha llegado Junio, después del fin de semana pasado  tan lluvioso, parece que el tiempo empieza a estabilizarse. Nosotros seguimos saliendo al monte, y hoy, que hemos salido así como sin rumbo, nos ha quedado una ruteja de lo más "apañao".

El caso es que hay días,  que por unas cosas o por otras, no hemos preparado nada de nada y sobre la marcha vamos decidiendo, no digo más que hasta llegar donde se juntan Cambrón y Océñigo, no sabíamos por cual íbamos a subir. Al final ganó enteros la opción del Cambrón y fue la elegida.

En otras ocasiones que hemos visitado el valle del Cambrón, lo hemos hecho partiendo desde la cabecera del valle, junto a la carretera de la Ciudad Encantada, pero hoy vamos a entrar desde su parte baja. Llegaremos desde Villalba de la Sierra por un carril al punto donde recibe las aguas del Océñigo y empezaremos a caminar.

La ruta de hoy, en la que remontamos el valle por su margen izquierda, transcurre en gran parte fuera de pistas y sendas. Vamos buscando los pasos de animales, que nunca faltan, y nos vamos asomando a los bordes rocosos para contemplar las vistas que se nos presentan. No es nada complicado, pero hay que tener cuidado en días lluviosos con los resbalones, hoy no es el caso y vamos a disfrutar.



Lo que no van a faltar hoy, son todo tipo de formaciones pétreas.




Dejamos el vehículo aquí, donde se unen Océñigo y Cambrón. Por la izquierda viene el Océñigo, por la derecha el Cambrón, vemos también el carril que llega hasta la puerta de la finca, Estos dos Valles están separados por una cresta rocosa que termina en un puntal de nombre muy revelador, Entrearroyos. Nosotros llegaremos a la portada de la finca y luego ya veremos como subimos.




Las aguas del Cambrón, frescas, cristalinas. y calizas como ellas solas.








El fondo del arroyo tiene todas las piedras cubiertas de cal, son aguas que vienen de la Sierra de Valdecabras, muy calizas como las de la Canaleja.








Esta es la famosa poza del Cambrón.



Que aparece bajo este salto de agua.




Un poco mas arriba, llegamos a la puerta de esta gran finca. 




Y mirando por la gatera nos encontramos con un Jabalí cojo, que huye a la carrera.




De aquí para arriba, zona prohibida.

El Valle del Cambrón es una propiedad privada, está prohibido el paso al común de los mortales, pero si que podemos disfrutar de su grandeza desde las alturas. Debemos retroceder unos metros, abandonar el camino y empezar a subir monte a través. Hoy buscaremos los pasos que utilizan los animales para recorrer estos montes.


Vamos ganando altura, el valle lo dejamos a la izquierda del sentido de nuestra marcha, enfrente van apareciendo los cortados rocosos.




Que poco a poco se hacen imponentes.








Los buitres también reinan en este valle.




Con un poco de zoom vemos nuestro objetivo, por estas cornisas iremos ascendiendo hasta llegar al Pico de la Grulla.




Mientras tanto nos iremos asomando a los numerosos miradores que encontramos.




Muy a lo lejos vemos el complejo que tienen aquí montado.




Y junto a nosotros numerosos callejones se asoman al vacio.




Un poco más arriba, otro buitre espera nuestra llegada.




Curiosas formaciones se suceden en todo este recorrido.




Por encima de estas rocas viene nuestra senda.





Al mismo tiempo que nosotros ganamos altura, los cortados cobran dimensiones tremendas.




Y claro, hay que parar a contemplar tal panorama.




O simplemente a tomar el sol.




O a esperar el turno para el despegue.




Objetivo localizado, vamos en la buena dirección. Hoy no hay pierde.








La erosión es caprichosa y nos ha preparado la mesa para el almuerzo.








Si miramos a la otra parte del valle vemos un espectáculo similar. Tras aquella cresta se encuentra el Arroyo Océñigo.




Estamos llegando a la parte central del valle, donde alcanza su mayor anchura y nos ofrece sus laderas densamente pobladas.




A todo esto, nuestro camino discurre por el pinar que continua sobre los cortados, vamos buscando las sendas que utilizan los animales como vías de comunicación.




Y a poco que nos acercamos a los bordes...... nuevos callejones.




Volvemos a mirar enfrente y vemos la peña del Algibe. 








Tras varios años de obra, la cosa parece que avanza, tienen los jardines tan apañaos.








Llegados al punto cumbre del recorrido, miramos atrás nuevamente y vemos al fondo el campichuelo.

Hemos llegado al punto intermedio de la ruta, hemos subido junto a los cortados disfrutando de las vistas, hasta llegar al conocido como Pico de la Grulla, un conjunto de formaciones que se asoman al vacío sobre el valle. Como nos gusta hacer las rutas circulares, siempre que es posible, la bajada la haremos por un suave barranco paralelo a este, el del arroyo de la Cuenca del Agua. Un arroyo que solamente lleva agua en épocas de mucha lluvia.

Pero antes habrá que tomar unas vistas de estas rocas, y la foto de familia, que hace mucho que no hacemos una.


Este es uno de esos lugares para sentarse un rato largo y poner la mente en blanco.




Y si miramos para el otro lado más de lo mismo.




¡Pero siempre tiene que haber algo que rompa la magia del momento!




Si continuamos por toda esta cornisa llegaríamos a la cabecera del valle, junto a la cueva de los Morceguillos, aunque el arroyo nace un poco más arriba, junto al alto de Mirabueno.




Con esta última vista del centro del valle, ponemos rumbo de vuelta, en busca de la bajada por el nuevo arroyo.





La primavera tiene a los Gamones como sembrados, están en su mejor momento.




Ahora bajamos por la senda de este vallejo, entre espinos en flor.








Y en un momento nos ponemos de vuelta junto al arroyo del Cambrón.




Cruzamos el Océñigo y fin del trayecto, ha llegado a su destino.


Al final, casi sin querer, hemos hecho una buena ruta. Unos nueve kilómetros con muy buenas vistas, en el siguiente enlace os dejo el trazado y perfil de la ruta:

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=13824496

Nosotros claro está, terminamos con los refrescos de rigor en Villalba.

Hasta pronto!!!

Dehesa de La Losilla

Domingo, 29 de Mayo de 2.016.


Este mes de Mayo se quiere despedir a lo grande, hoy tenemos un día típicamente otoñal, con agua, viento y nieblas, más propias del otoño que de esta primavera que poco a poco va buscando su ocaso.

Este domingo vamos a dar una vuelta por la dehesa de La Losilla, nos queremos asomar a sus bordes, desde donde podremos ver el valle del río Júcar y el canal de la Toba, lo que ocurre es que hoy con estas nieblas no vamos a ver mucho, pero vamos a disfrutar de un día de esos que nos gustan. ¡El agua es vida!.


De camino a Las Majadas, aparcamos el coche un poco antes de llegar a los llanos de Navalafuente. Vamos a coger un viejo camino que nos pondrá sobre el canal. Durante todo el viaje nos ha llovido, está tan cerrado el cielo que parece otoño, nos protegemos con los chubasqueros y comenzamos a caminar. 

Lo bueno de un día como el de hoy es que podemos disfrutar de imágenes como esta.




Empezamos a caminar bajo la lluvia por este monte en el que vamos a encontrar pinos, robles, sabinas y todo el monte bajo típico de la sierra.




Robles como este.








Si no es por los cambrones en flor,  a ver quien dice que es primavera.




Nos vamos acercando a los bordes de la dehesa,  y vemos que lo de ver..... va a ser complicado.




Las nieblas pasan rápidamente, impulsadas por el viento, al fondo vemos el canal que ya recorrimos en su momento.




El caso es que hay que aprovechar días como este, que cuando llegue el calor veraniego echaremos de menos.








Nosotros vamos a avanzar por el borde de estas rocas.




Este es el rincón de los lazos, seguiremos bordeándolo. 





Las viejas casas de la dehesa de La Losilla están ya inservibles.








Levanta la niebla y nos deja ver por donde hemos venido.




La humedad, y la neblina, nos deja imágenes como esta.




Atisbando un poco, vemos el fondo del valle, con el Júcar a su paso por los baños.




La orientación de estas laderas favorece la abundancia de Robles, y vemos como contrasta el verde de sus tiernas hojas, con los pinos de un tono más oscuro.








Robles, nieblas y roca.









La niebla está tan cerrada que le da al ambiente un carácter enigmático.




En esta zona de la dehesa hay muy buenos ejemplares de Sabina.




Que agradecen como nadie estas aguas primaverales para soportar los rigores del verano que se avecina.




Llegamos al puntal de Peñarrubia, desde aquí se debería poder ver el puente del canal sobre el barranco del Molinillo, pero hoy nada de nada.




Por la falda del puntal de La Zomatilla, allí a la derecha vemos sus laderas, haremos el camino de vuelta.




Entre tanto, seguimos disfrutando de las vistas.





Ha dejado de llover y parece que las nieblas empiezan a levantar. Estamos cerca de las casas de esta finca de la Losilla, si continuamos por el borde de esta ceja llegaríamos al rincón de La Primavera y el barranco del Molinillo, aquello también lo hemos recorrido en varias ocasiones, hoy no toca.





Estos días lluviosos dejan unos colores.......










Con las nieblas levantando.





Y con alguna ojeadilla de sol.....




Vamos a dejar esta ceja para ir volviendo al coche.




Allí arriba vemos otra ceja, la que une la Molatilla con el vértice de la Zomatilla, también hicimos por allí otra ruta hace algún tiempo, la podemos recordar aquí.




Nos adentramos en el bosque de robles, una maravilla.




Estas praderas, seguramente que se cultivaban en tiempos pasados.








Echamos un vistazo a parte de nuestro recorrido, con las nieblas que se resisten a levantar.




Mientras tanto las vacas a lo suyo, esta primavera se van a hartar a verde.




De vuelta, nos encontramos de nuevo con estos cojines amarillos, eso sí, algo pinchosos.




Y con este último vistazo atrás, nos despedimos.



Ya solamente nos queda caminar un par de kilómetros, casi paralelos a la carretera, para terminar la ruta de hoy que ha sido muy cómoda, sin grandes desniveles. Pero tenemos que recordar que en días como este, con tanta humedad, debemos extremar las precauciones a la hora de acercarnos a las cejas y bordes, la piedra suele ponerse algo resbaladiza y podemos tener algún disgusto.

Nosotros terminamos con unos refrescos en Cuenca. En el siguiente enlace podéis ver el trazado de esta ruta:



Hasta pronto!!!