Un paseo por el Escabas en Lagunillos.

Domingo, 19 de Agosto de 2018.


Seguimos en modo Verano, y lo de hoy, más que ruta, es un agradable paseo mañanero junto al río Escabas. Los bañistas del grupo, están deseosos de probar estas frescas aguas serranas, algún alarido hemos escuchado esta mañana.

Nos vamos a Lagunillos, desde donde remontaremos un tramo de río, lo que nos permita sin tener que entrar en él. Dejamos los vehículos en el área de recreo, y empezamos a caminar en esta mañana que se ha presentado fresca. Este verano nos está dando un respiro con las temperaturas, y además estamos teniendo tormentas por toda la serranía, que mantienen el monte fresco y húmedo.



El Escabas, con sus barreras tobaceas bajo la umbría Guillomar.

Estamos preparados, con las brumas de la mañana al fondo, empieza la exploración.

Empezamos la ruta junto a los asaderos.

Junto al gran ejemplar de ....parece que  Fresno, no recuerdo en que quedamos.

En la fuente merendero, donde no le falta el agua a este impresionante ejemplar.

Y nos acercamos a la orilla del Escabas.

Vamos a ir caminando río arriba, por la orilla derecha, a ver adonde podemos llegar con el tiempo que tenemos esta mañana, buscamos una vieja senda para salvar los pasos más complicados.



Este río es espectacular, el sol todavía no entra en esta parte cercana al merendero.

Aguas completamente cristalinas.

Se deslizan suavemente por losas creadas a lo largo de los años, a base de depósitos calizos.

Entre barrera y barrera, tablas tranquilas y frías.

Y a ambos lados del río, una vegetación exuberante, que complica mucho las cosas al caminar. Ahí delante tenemos un estrecho en el río, que nos obliga a buscar paso alternativo.


Dejamos el río.


Y subimos por los cortados en busca del paso adecuado.

Por el fondo de este valle discurre el Escabas, nosotros continuamos por arriba para salvar este estrecho.

Sandra se asoma "peligrosamente" al abismo.


Hacemos una parada para reagruparnos, y continuamos la marcha, la mañana está entrando con fuerza.

Empezamos a bajar de nuevo en busca del cauce del Escabas, frente a la Umbría Gillomar.


En medio de un extraordinario pinar, con bastante matorral de Buje y Enebro.

Con sus copas rozando el cielo.

Estamos llegando al punto intermedio de la ruta, ya vemos el cauce limpio del Escabas.


Con sus barreras de toba y pequeñas tablas que lo hacen único.

Este tramo alto del Escabas, tiene unas aguas puras y cristalinas, no en vano todavía no ha pasado por ninguna localidad que vierta deshechos a su lecho.

En este punto cruzamos el río, más o menos estamos frente a la Umbría Guillomar, pararemos a almorzar sentados al sol, y daremos media vuelta, estamos muy cerca de la Portera de Hosquillo, pero no vamos a llegar. Dejaremos esto para otra ocasión, siempre es bueno dejar deberes pendientes.



Estamos embelesados con estas imágenes.

Con el agua deslizándose dulcemente por las barreras de toba.
Hemos parado al almuerzo, y sopesado las posibilidades de la ruta, pero como hoy no queremos meternos en berengenales, decidimos dar la vuelta y parar en las pozas cercanas a Tejadillos, para tomar el baño reparador con estas aguas frías y puras.

Volvemos a enlazar con la vieja senda, esto si que tendría que recuperarse, la sierra está plagada de sendas abandonadas que terminan colonizadas por la vegetación, que las hace intransitables.

El hombre y el Pino.......

Y Sandra, con sus posados!!!!

En un momento estamos casi de vuelta, entre los bujes que abrazan el sendero.

Pasamos junto a un pequeño abrigo rocoso.



Y volvemos al punto de partida.

A la sombra del gran fresno.

Un ejemplar impresionante.

Terminada la ruta, cogemos los vehículos y nos dirigimos a la zona próxima al albergue de Tejadillos para que se remojen un poco.



El río nos sigue ofreciendo sus colores.

Por lo visto el agua está bastante fresca,  algún berrido que otro hemos escuchado esta mañana!!

Tras el baño, damos por concluida la ruta y el remojón, dejamos que el río recobre la tranquilidad y reposo en este verano atípico, por fresco y lluvioso.

Y dejamos el pinar, rozando los cielos. Un pinar que se está recuperando muy bien tras las plagas y tempestades, el agua de la primavera y verano han sido providenciales.


Al final, terminamos en Villalba, con los tercios pertinentes. Otra mañana que hemos disfrutado del monte y el agua, en este fresco verano.


Hasta pronto!!!









Canal y túneles en Villalba, un clásico de Verano.

Domingo, 29 de Julio de 2018.


Terminamos Julio y nos ponemos en modo verano. Hoy vamos a hacer una de nuestras rutas clásicas de verano, caminar por el canal que baja las aguas del embalse de La Toba hasta el salto en Villalba, siempre es un placer, tenemos unas vistas del cañón del Júcar muy poco habituales, y en estos meses calurosos, con la posibilidad de volver por los túneles por los que baja el agua de Los Baños a Cuenca, sale una ruta fresca y cómoda.

Empezamos la ruta en el tablazo, lugar estratégico para terminar con los tercios del día. Vamos a buscar la parte trasera del complejo del Salto de Villalba, para subir al depósito de descarga del canal, desde donde se precipita el agua hasta las turbinas de la central. Caminamos unos kilómetros sobre el canal, hasta llegar a las cercanías del rincón de los lazos, desde donde bajamos al Júcar y vadeamos sus aguas, finalmente volvemos al punto de partida, atravesando tres de los túneles que bajan desde Los Baños, no sin antes remojarse los más intrépidos del grupo.

Lo que llevamos de verano no está siendo especialmente caluroso, aprovechamos la primera hora de la mañana para caminar sobre el canal, cuando es sol todavía no aprieta, luego volvemos por la sombra.


Los túneles en el canal, dan mucho juego en este día claro y luminoso.

Este año con tanta agua, la hierba está muy alta, aunque algo agostada ya.

Tiramos de zoom y vemos nuestro primer objetivo, el depósito. A la derecha queda el Ventano del Diablo, en el centro el estrecho por el cual el Júcar abandona su tramo serrano.

Los campos de labor están en reposo, esperando la nueva campaña. al fondo las estribaciones serranas que comunican Campichuelo y Serranía.

Subiendo hacia el depósito, reparamos en el pequeño canal por el que bajaban la madera, desde el depósito al Júcar.

Hemos ganado altura, paramos a tomar aliento, echamos un vistazo hacia atrás, y vemos Villalba de la Sierra, donde hemos comenzado la ruta, detrás tenemos el magnifico rodenal de la vereda, tras este el Campichuelo, y al fondo la sierra de Bascuñana.

En el deposito, empezamos la caminata sobre los muros del canal, ahora hay que ir con todos los sentidos alerta.

Abajo el cañón del Júcar, tan deseado por los barranquistas.

Para caminar por el canal, siempre hay que tener el debido respeto y precaución, pasamos por puntos con gran desnivel, aunque las barandillas protegen mucho, siempre hay que agudizar los sentidos para evitar sustos.



Las vallas que protegen el canal, dan seguridad al caminar.


Vamos atravesando los túneles, que en este tramo son de escasa longitud.

Una construcción robusta la de este canal.

Paramos a observar el fondo del cañón del Júcar.

Luego volveremos por allí abajo, atravesando túneles.

Avanzamos, dejamos atrás el depósito.

En los túneles hay que proteger las cabezas.

Hoy tenemos una mañana luminosa que se presta a juegos de luces y sombras.

Y con los contrastes en los túneles tenemos el material servido.





Desde aquí, ya vemos el punto por el que cruzaremos el río, en la parte baja de la foto.

Pero todavía queda canal, ahora llegamos a la parte más espectacular de este tramo, un gran cortado calizo en el que está incrustado el canal.

Paramos a contemplas las grandes vistas que se abren del valle del Júcar.

Literalmente incrustado en roca.

Y como buen cortado calizo, con sus habitantes expectantes.

Tenemos aquí una buena colonia de Buitres y alguna pareja de Alimoches.

Dejamos los cortados atrás y seguimos camino.


En esta obra tan colosal, tuvieron el buen gusto de conservar este arco rocoso, que decora el recorrido.


En los abrigos rocosos encontramos viejos corrales.

El canal se separa del gran cortado, siguiendo por allí se llegaría a La Losilla.

Abajo el Júcar, a su paso por el manantial de Los Baños, lugar donde nace el agua que bebemos en la capital. Podemos ver las infraestructuras de captación del agua, y el río que da envidia verlo este verano.

En este punto, sobre Los Baños, dejamos el canal para bajar en busca del vadeo. Enfrente queda la el paraje de Garcielligeros y sus Tilos centenarios, del que daremos cuenta en una próxima entrada.

Hemos dejado el canal, y nos ponemos sobre una arista rocosa que nos baja derechos al río, si cogemos dirección contraria, llegaríamos al rincón de Los Lazos, junto a La Losilla.

Nuestro siguiente objetivo, el gran estrecho por el que el río Júcar abandona la Serranía.

Que juego dan estas calizas tableadas.


Llegamos al río.

Y lo cruzamos sin problema.

Este verano está impresionante. Venimos bajando por las rocas de la izquierda.

Un refrescante pediluvio.

Una vez cruzado el río, nos pasamos a la zona de sombra, es media mañana y aprieta el calor, pero lo esquivamos en este tramo a la sombra de la vegetación de la ribera.

Cruzamos los túneles por los que baja el agua a Cuenca.

Donde las filtraciones van creando depósitos calizos.

Esas goticas trabajan lentamente, no hay prisa.

Estamos casi al final de la ruta, con el depósito allí arriba.

Pero antes hay que hacer la parada de los bañistas.

En esta gran poza, los más arrojados se dieron un baño refrescante.

Solamente nos quedaba cruzar el último túnel, el que pasa bajo el Ventano del Diablo, y continuar ruta por la jungla del caz hasta el tablazo.


El último túnel nos deja frente a la central del Salto de Villalba, donde llegan las aguas que trae el canal.

Este tramo hasta Villalba es un auténtico vergel.

Con el río Júcar a un lado.

Y el Caz al otro, 


A la hora de los tercios, estábamos religiosamente en nuestro destino. Hoy la ruta ha sido ligera, un pareo de verano, pero por unos parajes que merecen ser recorridos en cualquier estación.


Hasta pronto!!!