Cueva de La Sierpe

Domingo, 18 de Febrero de 2018.



Mediados de Febrero, hoy toca exploración, y no es que el lugar que vamos a ver sea desconocido ni esté muy escondido, se trata únicamente de un pequeño error de rumbo. El caso es que la zona que visitamos hoy no la frecuentamos muy a menudo, habíamos oído hablar en muchas ocasiones de la Cueva de La Sierpe, y hoy es el día en que la vamos a conocer.

A orillas del embalse del Molino de Chincha, muy cerca de Puente de Vadillos, se encuentra una de las grandes cuevas de la serranía, la de La Sierpe. Una cueva refugio de pastores y ganado en tiempos, que alberga un gran lago al fondo de la misma, el tamaño de este abrigo es descomunal. Lo más normal para llegar a ella, es llegar a Vadillos y tomar un camino que parte antes de cruzar el puente sobre el río Cuervo, bordeando el embalse llegaríamos a la cueva. Nosotros, con el fin de hacer una ruta circular y asomarnos a la hoz de Tragavivos, intentamos llegar a la cueva desde Cañizares. Cogiendo el camino de Las Loberas, que sube desde el pueblo en dirección al mirador de Tragavivos, dejamos el vehículo en lo alto y emprendemos caminata por estos pinares, aderezados con un monte bajo "quepaque".

La idea original consistía en bajar a la cueva para luego remontar la ladera de nuevo, en busca de una antigua senda que pasa junto al mirador de Tragavivos y baja a la hoz, topándose con el canal que lleva las aguas del embalse del Molino de Chincha a la central eléctrica que hay junto a la Herrería de Santa Cristina. La cuestión es que al empezar a caminar, nos metimos en el pinar, y a base de esquivar monte bajo, perdimos la dirección correcta. Una vez que llegamos al borde de la planicie, divisamos abajo el embalse y debíamos bajar, ¿pero como? , pues a lo "mecagoendiez", y nos vimos en medio de un Bujedal con porte arbóreo, que nos atrapó de tal manera que no había forma de caminar.

Una vez que pudimos llegar al borde del agua, solamente nos quedaba buscar la cueva, digamos que estábamos mas cerca de la presa que de la cueva, y las orillas del embalse no son una autopista precisamente. Total, un lío de narices que nos hizo trabajar de lo lindo. A nuestro favor teníamos que aquella mañana no había ni siquiera un poco de rocío, el ramaje estaba seco, siempre hay que dar gracias.

Con semejante panorama, apenas pudimos hacer unas cuantas fotos, que aportadas entre todos, ilustran esta entrada. Hoy tenemos invitados a la ruta, no se si querrán volver!!!.





Solamente por ver el color de estas aguas, ya merece la pena esta peripecia.

Pero antes de llegar a ver las aguas, tuvimos que atravesar esta zona selvática.

Y estas fotos se hicieron en una de las zonas más abiertas.

Por aquí abajo está la cueva.

Se encuentra en uno de las zonas mas estrechas del embalse.


El carrizo y los árboles de las orillas al final ya de su reposo invernal, pronto veremos resurgir la primavera.

Aquí a la izquierda de la imagen tenemos la entrada a la cueva.

Una gran cueva de tamaño descomunal.

Cruzando el puente que da acceso a la cueva, desde el sendero que viene de Vadillos.

Una vez dentro, y al ser tan grande, la luz escasea y hay que tener cuidado con el firme que pisamos, ya que se encuentra lleno de agujeros que nos pueden dar un susto.

Vamos a ver que tenemos allí al fondo.

Lo que encontramos al fondo de la cueva, es un gran lago, por lo visto estas aguas son independientes del nivel del embalse.

Aunque no hemos traído mas que un pequeño frontal, apreciamos el salpicar del agua.

A pesar de la peripecia de esta mañana ha merecido la pena, cosas así no las vemos todos los días, esta es una de esas joyas menos conocidas en la Serranía.


El carácter húmedo de esta cueva, crea depósitos calizos con formas curiosas.


Hacemos un simulacro de foto de grupo.....

.......pero nos faltaban dos personas en el grupo. Mas bien parecía un duelo.

Vamos saliendo de la cueva y abandonamos la zona del embalse en busca del vehículo.

Nos ha costado, pero ha merecido la pena.

El caso es que al final encontramos la Cueva de La Sierpe, una de esas cosas que teníamos pendientes, y que hoy hemos conocido, a pesar de los "contratiempos". No hemos hecho muchos kilómetros, pero van a ser de esos que recordaremos en el anecdotario del grupo. Solamente nos queda subir a donde tenemos los vehículos aparcados, que lo que nos ha costado toda la mañana en llegar a la cueva, en un momento llegamos al final de la ruta.

Como está mandao, terminamos con unos tercios refrescantes en Cañizares, no hay traspiés que unos tercios no arreglen.


Hasta pronto!!! 





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