Cerro de los Rabadanes.

Domingo, 11 de Enero de 2.015


Hoy vamos a hacer una ruta circular en las proximidades del molino de Juan Romero. Siempre nos llama la atención la empinada ladera de pinos de la margen izquierda del Júcar, antes de verter sus aguas al embalse de la Toba. Lo que vamos a subir es el cerro de los Rabadanes, una ladera que parecía inexpugnable pero que finalmente resultó ser un agradable paseo entre pinos y acebos por una cómoda senda. 



El valle del Júcar antes de entrar en el embalse de la Toba y una piedra muy característica junto a la carretera.

Esta mañana la helada ha sido generosa, comenzamos a caminar a unos -5 grados, pero pronto el sol vuelve a caldear el ambiente en este inusual invierno.




Delante de nosotros los Rabadanes, antes hemos de cruzar el arroyo de la Magdalena que baja desde Beamud, un pequeño arroyete con sus aguas congeladas.


Buscando el acceso más cómodo para subir encontramos una senda que nos conduce al alto, transitando entre acebos y una mezcla de pino negral y albar.


Entre la cuesta y el sol se nos pasó enseguida el frío.





Encontramos ejemplares de gran porte, destacando sobre el resto del bosque.





Ya casi estamos en la cumbre entre grandes pinos.





Y grupos de Acebo, esta ladera con orientación noreste es un gran vivero de Acebo.





Nos ofrecen su fruto.

La cumbre con sus 1.454 metros de altitud está cubierta de vegetación y nos impide tener una panorámica de la zona, damos una pequeña vuelta por ella y continuamos nuestro camino, ahora hacia el este, para bajar a la carretera de Beamud y volver por la peña del Castellar.



Los viejos tocones quedan reducidos a serrín.





La zona de peña Rubia sobre el masegar de Huélamo.


Antes de bajar nos detuvimos en una zona soleada, junto a un primo del pino Candelabro de Los Palancares para almorzar, al calorcillo de la solana.


Este es de la familia del pino Candelabro de los palancares.








Tras la parada pasamos por otro alto, el de El Picuerzo, y bajamos a la carretera de Beamud para cambiar de ladera, y volver por el Enebrillo a la peña del Castellar, que por lo visto tiene hasta una leyenda.


Ahora hemos cambiado de vegetación y tenemos Robles desnudos, con su hojarasca cubriendo el reseco suelo.





Huesudos Robles y huesuda roca.





Venimos del pinar del fondo, hemos cruzado la carretera y volvemos por el Robledal.

Nos encontramos un panel interpretativo de la Peña del Castellar, con una leyenda de la época de dominación árabe.





Impresionan estas peñas recubiertas de musgos hoy resecos, en época de lluvias ha de ser un gran espectáculo de verdor y humedad.


Estos musgos piden agua a gritos.





Al fondo Peña Betaya sobre el embalse de la Toba.





El cerro de los Rabadanes a la izquierda.

Desde esta atalaya se divisa el valle del Júcar en dirección a Tragacete y a la Toba.



Ya solamente nos falta bajar allí detrás del senderista, donde se atisba el vehículo.








Al final no ha sido para tanto, una ruta fácil y cómoda conociendo nuevos parajes de nuestra sierra bajo el cálido sol de este Enero recién estrenado. Por cierto que nos hemos dejado otra ruta apalabrada en esta zona, bueno más bien dos, próximamente os las contaremos.

Os dejo el trazado y perfil de esta ruta:



Hasta pronto!!!!



2 comentarios:

  1. Hola.

    Coño, las veces que habré visto este cerro afilado de pinos!! Ni sabía que se llamaba así, ni que se podía subir. Curioso. Toda esta zona de Beamud hacia el Júcar tiene buenas rutas.

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    1. Hola Toni.

      La verdad es que en el monte todos los días te llevas una sorpresa, en la segunda fotografía se aprecia por donde subimos, hacia la izquierda del pico sube una senda como de una antigua cañada, y es una ladera de gran riqueza botánica, los acebos campan a sus anchas.

      Un saludo.

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