El Polvoso, y El Trompillo en Valdecabras. (Cuenca)

 Domingo, 13 de Septiembre de 2020.

Bien, la cosa va arrancando. Hoy vamos a volver a Valdecabras, si, a la sierra de este pueblo que tenemos a un paso de Cuenca, pero que cada día te ofrece algo nuevo. A estos parajes es bueno volver de vez en cuando, por que siempre descubrimos algo que no habíamos visto antes, y si no es así da lo mismo, lo pasamos bien igualmente,  estamos en el monte.

Lo decimos siempre, pero es que es así, el valle de Valdecabras es un granero inacabable de rutas y paseos por el monte, hoy vamos a subir por la senda de la fuente del Polvoso, y como estamos en zona de influencia de la Ciudad Encantada, buscaremos unas enormes formaciones rocosas que no conocemos todavía, luego continuaremos hacia el Cerro del Trompillo, para buscar la bajada de nuevo a nuestro punto de partida, este partido lo jugamos en casa, si, esto de Valdecabras es como caminar por casa.

Solo aquí encontrarás algo de este tamaño.

Pero si empezamos por el principio, tenemos que decir que hoy no llegamos al pueblo de Valdecabras, un poco antes de llegar, buscamos un punto donde dejar los vehículos, para empezar la ruta de hoy. Vamos a subir por un vallejo hacia la fuente del Polvoso, pasando por un puente  Romano, según nos comenta Mariano Lopez Benito.

Pero este no es, este es por el que la carretera salva el vallejo. Puente moderno, que también tiene su aquel!!. Nosotros hemos dejado el coche al otro lado, y hemos cruzado para empezar nuestra caminata.


En un momento, y cruzando un bosque de Robles, nos topamos con el puente Romano en el paraje de Las Puentecillas.

Un vistazo a su estructura.

Y seguimos la marcha.

Vamos entre los robles, con el pasto completamente seco esperando algunas lluvias.

Arriba van apareciendo las moles características de esta sierra.

Y las cabras, ya quedan pocos rebaños por aquí.

Pasado este pedazo, enlazamos con la senda que nos va a llevar allí arriba.

La senda pasa junto a la fuente del Polvoso.

Y nos deja en un momento en la parte alta, por esta especie de entrada labrada en la roca.

La sierra de Valdecabras está plagada de pequeñas ciudades encantadas, grandes bloques de roca moldeados por el paso del tiempo y los elementos, habitualmente aprovechados por los pastores de la zona, para adosar sus corrales y tinás donde resguardar los ganados. Hoy en día todos abandonados, pero nos siguen hablando de los trabajos que en estas sierras ha vivido el hombre.


Y llegamos al objetivo principal de la ruta de hoy, estos grandes bloques de caliza que nunca habíamos visto antes.

Con sus correspondientes arcos.

Dos colosos en mitad del monte.

Perfectamente alineados.


Posándose con delicadeza sobre el terreno. 



Y como es normal, en la cara orientada al sol, la típica tiná adosada.

En toda la zona nos encontramos con distintas formaciones.

Roca devorando roca.

Desde lo alto.

Después de dar un garbeo por la zona, hacemos la parada obligada para almorzar en medio de este espectáculo pétreo, y ponemos rumbo a la zona del Trompillo, desde donde tendremos buenas vistas hacia Cuenca, y donde buscaremos la bajada para terminar la ruta de esta mañana.



Al borde de la muela, no falta algún pino seco.

Ni faltan buitres, siempre dominando este valle de Valdecabras.

Caminamos por este borde de piedra descompuesta, ahora no subimos a la parte de arriba por seguridad.

Abajo vemos la zona por la que hemos subido esta mañana.

Ahora tenemos mejor plataforma para caminar. En todo momento nos vamos asomando a los bordes para ir buscando la bajada.

Mirando hacia el otro lado del valle de Valdecabras, nos fijamos en aquel vallejo de enfrente, es por el que subimos el otro día cuando hicimos la ruta lineal hasta Verdelpino.


Vamos llegando a la zona del Trompillo, en las postrimerías del verano, esto pide agua a gritos.

Desde aquí, activando el zoom, alcanzamos a ver el Cerro de San Cristobal, que nos tapa la ciudad.



Alcanzamos a ver la sierra del Bosque, con el telégrafo.

Y mucho mas cerca, los puntales que se asoman al estrecho de la hoz del río Valdecabras.

En estas cornisas, los desprendimientos son habituales, aunque queden así, al borde del abismo.

Un poco más adelante de la gran bola, encontramos una bajada,  aprovechando el escalonamiento en la roca, empezamos a descender. José ya va para abajo, mimetizado con el enebro.

Lo que pasa es que las sendas no siempre están claras, y hay que bajar así.

En configuración libre.

Entre los romeros y enebros.

Hoy la bajada ha sido fácil, volvemos a caminar por el bosque de Robles que vimos al empezar la ruta, enlazamos en el puente Romano, y en un momento llegamos al punto final.


Al final, otra mañana en el monte, ruta corta, pero muy agradecida. Aunque la mecánica sigue resentida, los achaques no perdonan, jajajajaja, vamos superando día a día. Por supuesto no hay mejor bálsamo que unos tercios para terminar la ruta, como está mandao.


Hasta Pronto!!!





No hay comentarios:

Publicar un comentario