La Modorra, Cueva del Boquerón. Serranía de Cuenca.

 Domingo, 13 de junio de 2021.


Poco a poco, la primavera se acerca a su final. Hoy, aprovechando otra buena mañana de domingo, nos vamos a la zona de Uña y La Toba. Vamos a subir a La Modorra, y bajaremos a ver la cueva del Boquerón, que aunque no lleva agua, es un paraje digno de ver en cualquier momento del año. Pasaremos junto al embalse, y nos adentramos en la cola del arroyo del boquerón, hasta que lleguemos a la cueva homónima. 

Antes de entrar en la estación veraniega, seguimos disfrutando de los verdes primaverales, de esos espinos en flor, de esas cuatro gotas que vienen a refrescar el ambiente y dar un color más intenso al monte, el cantueso.... que también tiene ahora su momento de gloria, en fin, todos los ingredientes que aderezan una buena mañana en el monte.

A los pies de Cabeza Modorra, bajo una sabina, dejamos estacionado el vehículo. Empezamos la ruta subiendo al cerro, para ir calentando, comprobamos el estado de las obras de la nueva torre de vigilancia forestal, y continuamos por su cima en busca de la bajada hacia la zona de la presa del embalse, donde conectamos con la senda que nos lleva a la cueva. esto está chupao. 


En la cima de La Modorra, comprobamos como a la caseta de vigilancia contra incendios, que todos conocíamos, le ha salido una prima hermana un poco más alta. Parece que se llevan bien de momento.

Nosotros empezamos nuestra ruta en este punto, a los pies del cerro, para enlazar con el tramo del sendero Pr que sube a la Modorra. Siempre hemos subido a la cumbre sin problemas, pero ahora con mayor motivo.

Con el zoom de la cámara, ya podemos ver que algo ha cambiado en la cima.

Mientras vamos ganando altura. nos asomamos a la zona del boquerón, y ya podemos intuir la zona del arroyo de Fuencaliente que vimos en una entrada brutal hace unas semanas. Debajo de aquellas rocas está nuestro siguiente punto de paso tras la modorra.

Claro, en este sendero no han escatimado en gastos, escalones perfectamente ordenados.

No se si en la gala de los Goya tendremos un encordado como este.

Bueno, bromas aparte, y sin ánimo de que nadie se nos ofenda, tampoco hace falta este despliegue de medios en los trazados de los senderos. Y ahora vamos a cumplir con nuestra pequeña cuota reivindicativa de la jornada. Me parece muy bien que se ordenen y señalicen nuevos senderos en la serranía, con todo tipo de facilidades para el caminante, pero cuando todos estos elementos empiecen a deteriorarse, por el paso del tiempo o de algún amigo de lo ajeno, deberíamos observar la misma diligencia en restaurar todo lo degradado. Es muy común ver senderos con señalizaciones, vallados y demás elementos que lo integran en mal estado. Creo que a la hora de planificar los senderos se debería tener en cuenta el mantenimiento,  si no es así, lo mejor es no hacer nada. 

Seguimos caminando, y muy cerca ya de la cima, nos aparece esta vista del valle del Júcar, con el pueblo de Uña al fondo y los puntales de la muela en la parte derecha.

Y hacemos cumbre, hoy era fácil. Al fondo las dos torres de vigilancia, para esto si que no hay que escatimar en gastos,  nos jugamos mucho en nuestros montes.


Esta cima es un buen mirador, por ello tenemos las torres de vigilancia. Luego caminaremos por allí abajo.



Pero ahora vamos a continuar marcha por esta parte de la cima, la que discurre paralela al arroyo del Boquerón, delante el embalse de La toba, hacia allí vamos ahora.

A nuestra izquierda, Uña y los puntales de la Muela.

A nuestra derecha, la inconfundible cima de monteagudillo, y los buitres, dando un garbeo.

Aunque esta cima está bastante expuesta al sol, todavía mantiene el verdor primaveral.

Y no digamos las laderas, ahora nos lanzamos hacia abajo buscando el embalse.

El pinar en esta parte del cerro, sobre el embalse, es espectacular.

Nos ponemos en la ribera del embalse, y vamos a caminar por una bonita senda que se adentra hacia la cueva del Boquerón.

Mirando atrás, allí al otro lado del embalse, el barranco de la Sorquilla, por donde bajamos hace unas semanas en otra ruta anterior.

Ahora vamos pegados a la roca, en medio de un magnífico pinar de negrales, con sus bujes y demás arbustos asociados al monte bajo serrano.

Muy cerca ya de la cola del embalse, el sendero se acerca al agua.

Y en el agua, se reflejan las cuatro gotas que están cayendo, el cielo está amenazante, pero va a ser cosa de poco.

Nosotros, por si acaso, hacemos la parada del almuerzo, no vaya a ser........

y mientras almorzamos, reparamos en estos restos empotrados en la roca, parece parte de un tronco fosilizado.

Hacemos nuestra parada habitual, y continuamos marcha, estamos ya muy cerca del final del embalse, y caminaremos por el cauce seco del arroyo del Boquerón hasta llegar a la famosa surgencia. La lluvia ha cesado, han sido cuatro gotas que ni siquiera han refrescado el ambiente. 


Seguimos ruta, el cantueso también tiene ahora su momento cumbre.

Y los pinos, empecinados en aferrarse a la vida.

A partir de aquí solamente nos queda el cauce seco del arroyo.

Seco, pero no toda la ribera, que está de un verde que quita el sentido.

Atrás queda el embalse, con sus colores y sus reflejos.


Caminando por el cauce seco, llegamos a este punto clave en la ruta, un estrecho paso entre la roca que en épocas de lluvias, es difícil de atravesar. El abundante caudal del arroyo forma aquí una gran poza, otro espectáculo que solo vemos en contadas ocasiones.

Como esta en marzo de 2018, nos impidió el paso, pero descubrimos otras surgencias. Aquel año llovió una barbaridad.


Hoy subimos tranquilamente.

En la parte alta de este estrecho, tenemos un pequeño manantial, que a la par que surge se filtra enseguida en la poza.

Estamos en la parte alta y vemos como el agua fluye levemente, para ser engullida por la roca un poco más abajo.

Los espinos, nos siguen dando alegrías.

Y en un momento, nos situamos en la famosa cueva del Boquerón, no podemos contabilizar las veces que hemos estado aquí. 

Pero hoy, como estaba previsto, está completamente seca. Esta surgencia está muy ligada al régimen de lluvias. Igual que se carga enseguida cuando las lluvias son abundantes, cuando cesan, en pocas semanas el agua deja de fluir.

Pero siempre es un lujo caminar por aquí, con estas rocas, esas trepadoras, los arbustos en flor....

Como este rosal silvestre, en la misma boca de la surgencia. Un lujo.


Desde aquí, tenemos el vehículo a tiro de piedra, pero no sabemos si podremos subir campo a través. La otra opción es retroceder hasta la cola del embalse, desde donde sube un viejo carril, y ahora el trazado de un sendero Pr, a la base de la Modorra. Valoramos los pros y contras y decidimos probar suerte campo a través, total no perdemos nada. 


Así es que nos emboscamos por las laderas frente a la cueva, y empezamos a subir.

El mayor riesgo es encontrar una pared rocosa, pero enseguida vemos claro el paso.

Ya hemos ganado altura, y podemos ver de nuevo la cima de La Modorra. Allí debajo tenemos el vehículo, bordeamos este barranquete que tenemos delante.

Y Monteagudillo.

En un momento estamos en el final de ruta.

El vehículo nos espera bajo la vieja Sabina. No se ha movido.



Otra buena mañana en el monte, por terrenos conocidos, y en muy buena compañía como siempre. Estamos en el final de la primavera, y los montes siguen verdes y floridos. Pronto llegará el verano con sus rigores, a ver si podemos decir que ha sido benévolo en cuanto a temperaturas y lluvias.

Por supuesto, y como siempre, al final un poco de hidratación para rematar la jornada es trámite obligado. 


Hasta pronto!!!





2 comentarios:

  1. Hola Luis.

    Madre mía, esos cordeles blancos...

    Pues si, tu reflexión no puede ser más cierta. Cuantos senderos y otras obras hemos visto deteriorarse hasta ensuciar el monte.

    Menuda primavera buena os habéis pegado!

    Un saludo.

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    1. Pues espera a ver la siguiente entrada, un remate de lujo a la temporada primaveral, aunque fue ya a comienzo de verano. Jajajajaja.

      Hola Toni.

      Me pedía el cuerpo un poco de crítica constructiva, desde el respeto, que no se diga.

      Un saludo.

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