Nacimiento del Río Júcar, Tormo Cañaveras.

Domingo, 31 de Enero de 2.016.

Final de Enero, las lluvias de principios de mes fueron como un espejismo. Hemos vuelto al tiempo seco y caluroso para lo que se espera de un invierno. Aún así, nos hemos subido al nacimiento del río Júcar, no esperamos ver mucha agua, pero aquellos parajes merecen una visita en cualquier circunstancia.

Nuestras sospechas se han hecho realidad, en los Ojuelos de Valdeminguete a penas unos pequeños regueros atestiguan el nacimiento. 

El punto de partida de nuestras rutas en esta zona suele ser la fuente de San Blas, hoy hemos dejado aquí los vehículos y hemos comenzado a caminar remontando el río, pasaremos por el estrecho del infierno y por los ojuelos, llegaremos al tormo Cañaveras, hacía mucho que no llegábamos a este paraje. La vuelta la haremos subiendo hacia las pegueras, para situarnos frente al paraje de mesa de Ocaña, puntal que se asoma ya al Tajo, y bajaremos por la cañada de las pegueras por una senda que nos sorprendió gratamente.


En el estrecho de San Blas el río empieza a tomar cuerpo.




La vegetación delata que no le falta nunca el agua.




En el mismo estrecho nos encontramos con esta surgencia, es una de las muchas que se encuentran diseminadas a lo largo del  curso del río. 




Continuamos caminando entre pinares de Albar.




Hoy llevamos buen ritmo, estamos en el estrecho del infierno. Por esta zona el agua es muy escasa.




Hoy se han apuntado los Pablos, y han acertado de lleno con la ruta.




Por aquí debería bajar ya agua a estas alturas de temporada.




Los que no se cantean son estos troncos en medio del torrente, llevan aquí muchos años y lo que te rondaré.




Dejamos atrás el primer estrecho.




Y aquí tenemos el segundo.




El agua apenas humedece el cauce.




Lo dejamos atrás y nos encaminamos hacia los Ojuelos.

El río Júcar nace en un conjunto de fuentes y manantiales que se encuentran en toda esta zona de la sierra de Valdeminguete, a los pies del Cerro de San Felipe. Consideraremos como nacimiento los Ojuelos de Valdeminguete, pero buena parte del año el agua escasea en estos puntos. El caso es que un poco de aquí y otro poco de allí el río va ganando caudal y unos cientos de metros más abajo se convierte en el joven riachuelo que vimos al principio.


Hoy parece que quieren revivir.




Seguro que lo consigue.




Pero como vemos, esto ha conocido tiempos mejores, un buen nevazo es lo que hace falta.




El caso es que con agua o sin ella, seguimos en un entorno único.








Y así caminando caminando... nos hemos puesto a los pies de San Felipe, pero la niebla nos lo oculta.




Echamos una mirada atrás, por el fondo de estos valles hemos subido.




Y con un poco de zoom vemos este contraste de luces.




Hemos llegado al ecuador de la ruta, la cabecera de la cañada del Tormo. En este punto las aguas toman caminos distintos, por donde subimos aguas al Júcar, por la cañada del tormo aguas al Tajo. Nosotros nos volveremos hacia el Júcar, pero habrá que hacer otra ruta sobre aquellas cornisas tan llamativas.




A ver aquella piedra.




Es el tormo Cañaveras.




Un Tormo diferente.




Junto a densos pinares.




Que nos acoge para el almuerzo y la foto de familia.




Nos sorprendió esta planta empezando a florecer, generó algo de confusión, pero con las debidas indagaciones podemos decir que se trata de helleborus Foetidus, que florece en esta época del año.




Tras el almuerzo dejamos atrás el tormo para subir hacia las pegueras.




Subida en la que hemos encontrado una especie de antigua senda, es increíble la cantidad de sendas que había antaño por los montes.




La niebla sigue baja y no nos deja ver el cerro de San Felipe.





En esta cresta por la que caminamos ahora nos encontramos con este bonito acebo.




Y la sabina rastrera tan característica de estas altitudes, estamos superando los 1.700 metros.








Cuando empieza a levantar la niebla vamos intuyendo la zona del Alto Tajo, bajo aquel puntal, Mesa de Ocaña.




Parece que se despejan los horizontes y vemos al fondo bajo aquella cornisa caliza en el centro de la imagen la zona por donde discurre el Joven Tajo. 








El caso es que nosotros vamos a empezar a descender por esta especie de cañada, estamos en Las Pegueras.




Y nos encontramos con este monolito, delimitando algún camino, monte o linde.




El descenso es en todo momento por una senda que encontramos en la cañada de las pegueras, nos dejará de vuelta muy cerca del estrecho de San Blas.




Lo que ha quedado claro hoy es que estos suelos están pidiendo agua a gritos.




Un cómodo descenso entre roca y pino.












Al final terminamos la ruta con unos tímidos rayos de sol.




Y aquí pusimos punto final a esta ruta, unos 10 kilómetros sin complicaciones, aptos para todo el mundo.
Esta ruta, a pesar de no estar señalizada, es bastante sencilla de seguir y de una dificultad baja. Nosotros terminamos en Uña tomando los refrescos de rigor en estos casos. Animaros a salir al monte, merece la pena.


Hoy os dejo este enlace donde podéis ver un vídeo resumen de la ruta:

https://vimeo.com/153687835

Hasta pronto!!!

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