El Barranco de la Hoz del Moro.

 4 de Octubre de 2020.


Empezamos el mes de Octubre, el otoño poco a poco va haciendo acto de presencia, y caminar por los montes y barrancos de la Serranía se convierte en algo más placentero si cabe. Si el día se pone húmedo, mejor que mejor, el monte despliega de repente todos sus encantos.

Hoy volvemos a Portilla, muy cerca del pueblo tenemos unos barrancos muy socorridos donde hacer varias rutas, hoy de nuevo en la Hoz del Moro, pero esta vez vamos a entrar desde la parte más baja del barranco, muy cerca de donde vierte sus aguas al río Villalbilla. Un tramo poco conocido y algo agreste que nos hace trabajar por las escarpadas laderas, para salvar varias pozas que hoy están ya llenas de agua. Llegaremos al estrecho del callejón, subiremos en busca del sendero que se adentra en el barranco, y continuaremos por el cauce para buscar la salida hacia el tendido eléctrico que nos pondrá de vuelta en Portilla.

El sendero Pr Cu-30 Ruta del Gollizno y las Canteras, es el sendero más popular en Portilla, y uno de nuestros senderos preferidos en época de lluvias, pero si nos salimos del trazado, podemos encontrar rincones singulares, y es lo que vamos a hacer hoy. Con el vehículo estacionado en Portilla, empezamos la caminata de hoy.


Estamos en pleno estrecho de la Hoz del Moro, remontando el barranco, por aquí solamente pueden pasar los barranquistas......  y Alfredo, claro está. jajajajajaja. El común de los mortales, hemos tenido que salvar este paso por la parte derecha del cauce, luego más adelante lo contamos.


El caso es que hemos empezado la ruta desde el pueblo, y avanzamos junto a campos de labor y plantaciones de Nogales, con la luna empezando a menguar.

Enseguida llegamos al cauce abierto del arroyo, ahora lo vamos a ir remontando.

Poco a poco se va estrechando, y encontramos algún corral adosado a los abrigos de la roca.

Que valiente ese chopo en mitad del barranco.

De momento se camina bien, hace años que estuvimos por aquí y vamos recordando el paraje.




En algún tramo va apareciendo el agua.

Y el primer "contratiempo". 


Con las pozas llenas de agua y las paredes verticales del barranco, el avance se hace complicado si no queremos mojarnos, y ni la mañana ni las aguas están para baños. Así es que hay que buscar el paso, que va a ser subiendo por la parte izquierda del barranco, por una ladera muy escarpada, para salvar este tramo y volver a bajar al cauce un poco más arriba.


Y un poco más arriba de donde estamos, con el zoom, vemos otra poza complicada.

Así es que cogemos altura, y vemos allí abajo la parte más estrecha de este tramo bajo del barranco, con unas pozas que en época de lluvias tienen que ser un espectáculo.

Y levantamos la mirada para ver la zona por donde el sendero Pr, se adentra en la hoz del Moro, nosotros tendremos que buscar por allí el callejón de entrada, pero eso será un poco más tarde.

Ahora tenemos que volver a bajar al fondo del barranco, para seguir progresando por el.

Una vez abajo, tomamos camino descendente para ver si podemos llegar a la zona de pozas que vimos desde arriba.

Pero llegamos a otro punto en el que se complica el avance, así es que desistimos y seguimos remontando.
 
Nos vamos hacia arriba, ahora vamos a llegar enseguida al callejón, allí habrá que buscarse de nuevo la vida.

Sin quitar la vista al barranco.

Y a lo que nos rodea, como estas tinás y viejos corrales que se aferran a las paredes rocosas.

Y los reflejos en el agua.

Llegamos al siguiente punto de paso de la jornada.

El barranco se estrecha cada vez más.

Y el paso se pone complicado.

Estamos en un paraje de una belleza sin par, cuando caminamos por el sendero Pr señalizado, esto lo podemos llegar a ver desde lo alto de las laderas del barranco, pero hoy estamos en el mismo cauce, un espectáculo al que únicamente le falta el líquido elemento.

Aquí encontramos un buen motivo para hacer la parada del almuerzo, valoramos las opciones para continuar la marcha, por la parte derecha del barranco sabemos que, tras una fuerte subida, llegamos al sendero y podemos volver a bajar al barranco, así es que nos relajamos un rato, reponemos fuerzas, y empezamos la escalada.


Literalmente. Nuestro montañero en nómina, se empecina en pasar por el mismo cauce del barranco, y tras sendas trepada y des trepada, sigue tan feliz su avance.

El resto, las especies más gallináceas, optamos por la vía más sencilla, subimos en busca del sendero para continuar la ruta. 

Una vez en el sendero, pasamos por el callejón labrado en la roca para comunicar el pueblo de Portilla con la sierra de Las Majadas.

El otoño se va apoderando del monte.

Ahora bajamos por la ancestral senda al fondo del barranco y nos asomamos a la parte contraria del estrecho en el que almorzamos.

Subir y bajar barrancos, una actividad en la que se pone en marcha el cuerpo entero.

Asomados a esa gran roca, vemos abajo el estrecho por el que ha subido Alfredo.


Un lugar de postal.

Hemos cumplido los primeros objetivos de la mañana, ahora vamos a seguir remontando el barranco, pasaremos por la fuente del callejón, donde volvemos a dejar el sendero y llegaremos al siguiente estrecho, esta vez más transitable. En el estrecho, aprovecharemos otro paso ancestral para subir en busca del tendido eléctrico y una senda para ir volviendo a Portilla. Hemos empezado la mañana soleada junto a los campos de Nogales, y poco a poco sin darnos cuenta se ha cubierto totalmente, y empieza a llover, veremos en lo que queda la cosa.


Entre bloques de roca desprendida, vamos remontando.

Hay alguna poza que conserva agua de las lluvias de la semana pasada, pero la tierra está tan reseca que, de momento, se traga todo lo que cae.

En el siguiente estrecho del barranco, la piedra está ya mojada, muy resbaladiza, aderezada con el limo que han dejado las aguas en el cauce, ingredientes estupendos para la caída.

Lo marrón, intocable, y lo gris ya te digo.

Este tramo es espectacular, si llevase agua.......

Levantamos la vista atrás, y en la zona del callejón la niebla se agarra a la roca, el agua está encima.

En la primera parte del barranco hay grandes bloques de roca, en este tramo la roca está en librería. Contrastes en muy poco terreno.

Ya vemos nuestra escapatoria,  aquí hay un viejo paso, seguramente para salvar estos estrechos en épocas lluviosas en las que las caballerías no podrían avanzar.

Viejos muros soportando el paso del tiempo al que empiezan a sucumbir.

Subiremos en busca del tendido eléctrico.

Cae una fina lluvia que nos ha cogido desprevenidos, no dejarse nunca el chubasquero en Otoño. Vamos a salir del barranco, pero tenemos que caminar campo a través hasta llegar a la senda que vamos buscando. Entre Romeros y Aliagas, con el agua de lluvia en sus ramas, subimos en un momento, tan frescos. 


Una vez en el sendero, avanzamos rápidamente hacia el camino que baja a Portilla. En un momento estamos en los tercios.

Hoy nos despedimos con esta imagen, con parte de nuestro recorrido allí abajo.

Al final, otra buena mañana en el monte, una mañana de las que nos gustan, con su dosis de humedad que siempre anima, y en muy buena compañía, que más podemos pedir. Y si rematamos con los tercios reparadores de cuerpo y espíritu, pues ya está todo dicho.


Hasta pronto!!!




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