Arroyo Pedregoso.

Domingo, 29 de Diciembre de 2019.


Ahora si que llega el final de año, y la casualidad ha querido que la ruta elegida se convierta en un remate espectacular. Después de la ruta festiva, llegaron las borrascas a la provincia de Cuenca, dos depresiones de esas a las que ahora ponen nombre y todo, las borrascas de siempre, aunque en esta ocasión fueron un poco más que eso. En tres días dejaron una cantidad de precipitación en toda la serranía, que provocó el desbordamiento de cada uno de los ríos, barrancos, arroyos, y cada uno de los regueros posibles en la Sierra. Las cascadas cobraron vida propia, cada una de las surgencias rompió estruendosamente, y el agua lo invadió todo. 

Los ríos Júcar y Huécar, recogiendo esta enorme avenida de agua, se desbordaron como hacía años que no veíamos. El caso es que estas aguas, dejaron huella en todos los ríos y barrancos de la sierra, donde nos pudimos hacer una idea, una semana después, de lo que se pudo vivir esos dos o tres día de lluvias sin medida.

Hace cuatro años, estuvimos explorando parte del Arroyo Pedregoso y el barranco de los Bañaderos, lo podemos recordar en la entrada de Barranco de los Bañaderos , aquel día de final de primavera descubrimos un barranco encantador, y teníamos pendiente volver a pisar sus rocas. El plan para hoy consistía en repetir la ruta de aquella mañana, pero como cada día es un mundo, y viendo las aguas que venían por el Pedregoso, nos decidimos a remontar parte del cauce que no conocíamos. Una ruta corta pero espectacular para terminar el año.

Desde el área recreativa del Molino de Juan Romero, cogemos el camino que sube al monte El Entredicho, tierras de roca arenisca, estamos en el comienzo de la sierra de Valdemeca. Estacionamos antes de cruzar el primer vadeo del arroyo, completamente destrozado por las lluvias, y nos ponemos a caminar arroyo arriba.




El arroyo hace gala de su nombre, nosotros intentaremos caminar siempre que sea posible, lo mas pegados al cauce y vadeándolo tantas veces como sea necesario, para empaparnos de este arroyo saltarín y trabajoso como el solo.

Recordemos que venimos de la gran crecida de los río Júcar y Huécar la semana anterior, aquí vemos el Huécar en la curva del Parador, totalmente desbordado, inundando las huertas.

El Júcar el día 21 por la mañana, aunque el pico de la crecida llegó más tarde.

Aguas bravas en Las Grajas.
Pero volviendo a la ruta de hoy, veremos las marcas de la gran riada en el cauce de este arroyo que recorremos esta mañana, gran acumulación de restos de vegetación, vegetación arrancada de los bordes del cauce, algún corrimiento de tierras en las laderas del barranco, en definitiva la incontrolable fuerza del agua.


Con el vehículo estacionado, empezamos la caminata con este elemento que hoy va a ser determinante para el desarrollo de la ruta. Después de las lluvias de la semana pasada, estamos teniendo tiempo más anticiclónico y la escarcha y el hielo se hacen presentes.

Nada mas empezar a caminar, nos encontramos el vadeo de esta guisa. La fuerza del agua ha movido piedras tremendas y tiene el carril destrozado.

Cruzamos el río, la primera de un sin fin de veces, dejamos el carril, y vamos caminando junto al cauce, disfrutando con sus saltos y corrientes.

Nos ponemos frente al cauce y a la izquierda vemos las arenas que ha dejado la crecida del arroyo. Si trazamos una línea horizontal hacia la derecha. nos podemos hacer una idea del nivel que alcanzó aquellos días.

Hoy lo encontramos en su punto justo para poder remontar sin grandes problemas.

Agua que se desliza suavemente sobre la arenisca.


Y que ocupa los pasos mas estrechos, habrá que subir por el lateral.

Miramos atrás, vemos el sol, pero le cuesta entrar al barranco.

Para salvar el estrecho, hemos subido al viejo camino que recorre el barranco a media ladera.

Una gran obra antigua, a juzgar por los robustos muros de relleno.

Pasamos bajo bloques amenazantes.
Y volvemos a buscar la bajada al cauce del arroyo. Dejamos este viejo carril, claramente en desuso.



Estamos de nuevo junto al agua, y un elemento que hoy añade peligro es el hielo. Las bajas temperaturas tienen congeladas las piedras, con un hielo de esos transparentes que apenas se intuye en muchos casos, por lo que el avance ha de ser con bastante precaución.

Lo que no podemos negar es la belleza de este arroyo.

Que vamos cruzando constantemente, buscando el mejor camino para progresar.

A los lados del barranco, la humedad y los musgos lo cubren todo. Este es un barranco bastante umbrío todo el año.

Elemento principal en los barrancos, los pinos volcados, y hoy también la acumulación de restos vegetales arrastrados por la gran crecida, hacen el camino entretenido y duro.

Para muestra u botón.

Los melojos han tirado la hoja y encontramos muchas zonas alfombradas.

La mañana avanza y vamos buscando el descanso para almorzar.

Paramos un rato, y al otro lado del barranco, comprobamos otro de los efectos de las fuertes lluvias, desprendimientos de tierra y rocas, que van comprometiendo la estabilidad del camino.

Hacemos la parada del almuerzo, estamos muy cerca del punto en el que el Arroyo de los Bañaderos se une al Pedregoso. El ritmo de la marcha es muy lento por las condiciones del barranco, y ya hemos visto que no tenemos tiempo para hacer la ruta prevista, así que pasaremos al plan b, vamos a seguir remontando el pedregoso a ver adonde podemos llegar.


En este punto se separan ambos arroyos, a la izquierda de esta imagen entra el de Los Bañaderos que vimos en la ruta que hicimos hace unos años.

Seguimos por el Pedregoso, que es un espectáculo esta mañana.

El sol va entrando poco a poco, hemos cambiado de dirección y ahora lo vemos reflejado en la arenisca.

Y siguen en todo momento los musgos, estas paredes desprenden mucha humedad .

Con cuidado, estas rocas parecen rampas de lanzamiento con los hielos, vamos cruzando de un lado a otro.

El agua siempre buscando su camino.

Por fin un poco de sol en esta fría mañana.

Pero con o sin sol, el barranco está espectacular.

Aunque tengamos que saltar vallas.

Y seguimos con los efectos del temporal, otro gran corrimiento de tierra, piedras y pinos.

Estamos ya muy cerca del punto en que daremos un giro a la ruta, buscando la salida por la parte izquierda del barranco, saltando a la ladera contraria para bajar de nuevo al punto de partida.

Echamos la una última instantánea, sentados en la roca sin querer abandonar el lugar.

Pero tenemos que hacerlo, y siguiendo el hilo de aquellas rocas, salimos del barranco, dando un giro a la derecha de nuestra marcha para volver.
Dejamos las areniscas,  hemos tenido casualmente dos rutas seguidas por territorios de rodeno.



Y saltamos a la otra parte de este cerro, cogemos el carril de los Bañaderos, y caminamos hacia el final de la ruta.

Tenemos que cruzar de nuevo el Pedregoso, con los arbustos brutalmente arrancados por las aguas.

Y con esta imagen nos despedimos de estos arroyos.


Al final, una buena ruta para terminar el año, con el grupo un poco mermado de efectivos, pusimos punto final a 2019. Un barranco al que queríamos volver, y hoy lo hemos encontrado en su versión más salvaje. 2020 tampoco empezó mal, ya lo iremos contando.

Aquí dejamos el enlace con el trazado y perfil de esta ruta:



Hasta Pronto!!!







2 comentarios:

  1. No había tenido tiempo de verlo bien. Algunas fotos son una maravilla, pero todas muy bonitas. Que sigáis disfrutando de esta bonita afición, que yo también la disfruto por ponerla en mi Grupo.

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    1. Gracias Alicia, lo pasamos bien, las fotos depende mucho de la luz, en esos barrancos muy umbríos a veces no salen lo bien que quisiéramos, pero lo importante es vivirlo!!!

      Un saludo.

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