Domingo, 13 de Enero de 2019.
Después de la gran ruta de fin de año, pasaron las fiestas y con los excesos de aquellos días, nos disponemos a empezar un nuevo año que esperamos venga cargado de buenas rutas. Y para empezar, aprovechando que hemos tenido unos días de hielos más o menos fuertes, nos vamos a subir al Cerviñuelo para ver si la cascada del Fraile está congelada. Lo cierto es que este invierno no está siendo nada regular, las noches muy frías dejan paso a unas temperaturas en el centro del día, extremadamente altas para esta época. Si unimos esta circunstancia, al hecho de que el otoño vino lluvioso, el caudal de los arroyos tampoco ayuda a la congelación.
El caso es que cualquier escusa es buena para volver a estas tierras.
Pasando la fuente de la Tía Perra y las casas del Cerviñuelo, en el primer carril que vemos a la derecha dejamos los vehículos y empezamos la caminata de hoy. Un poco por carril, un poco campo a través, un poco de barranco, en fin, lo normal, y en un momento nos presentamos en la cascada.
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A pesar de que los hielos no han apretado tanto como sería deseable, este no deja de ser un lugar mágico en cualquier circunstancia. |
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Con los primeros rayos de sol de esta mañana, nos ponemos en marcha siguiendo un carril que nos aproxima a nuestro objetivo. |
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Pero enseguida lo dejamos, para continuar bajando por una vieja vía de saca. |
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Vamos salvando una gran pendiente para bajar al barranco, pero la cosa está limpia y se camina bien. |
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Hasta que nos vemos de repente con el Buje al cuello, estamos en el fondo del barranco y habrá que ir sorteando bujes y espinos. A Paco le da la risa. |
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Este barranquete, desemboca perpendicularmente en el arroyo Frío, un poco antes de descolgarse por la cascada que vamos buscando. Típico barranco, piedra y matorral. |
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Por aquí baja agua solamente en época de lluvias, hoy bajamos nosotros con el pelo cardado, jajajajaja. |
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Emboscados entre el matorral, con la cresta del Fraile allí enfrente, al sol, ya estamos cerca. |
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Se nos abre el barranco, y en la parte más baja, donde no entra el sol en estos días de invierno, el suelo está cubierto de blanco a base de una escarcha sobre otra. |
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En la ruta anterior que hicimos por estos lugares, bajábamos paralelos a esta cresta rocosa, desde la parte izquierda, veníamos desde la Hortizuela. |
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Las noches de heladas han dejado los suelos cubiertos con una gran capa blanca, con cristales de hielo perfectos. |
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No podía faltar la típica imagen del final de la cresta. |
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Llegamos al Arroyo Frío, que tantos recuerdos nos trae de nuestra anterior ruta por aquí, una remontada épica. |
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Por aquí tenemos que bajar en busca de la Cascada, que se descuelga hacia el Escabas. |
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Nos situamos frente a ella, aparece algo de hielo. |
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Hoy va a ser imposible hacer la foto en la cavidad de la cascada, harían falta crampones para no terminar bañados en la poza. |
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Nos conformamos con verla desde fuera. |
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El hielo siempre ayuda al espectáculo. |
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Y es que el hielo tiene algo de hipnótico. |
Allí abajo, junto a la cascada, hacía un frío intenso provocado por la humedad y el hielo, nos salimos hacia arriba de nuevo para hacer la parada del almuerzo y continuar la caminata. La vuelta la hacemos por la vieja vía de saca que nos deja de nuevo en la cabecera del barranco de Arroyo Frío, donde tenemos los vehículos, una subida cómoda al sol de Enero que hoy calienta ya en el centro del día.
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Salimos del estrecho donde se encuentra la Cascada, dejamos atrás los paredones de la cresta, y buscamos la vía de saca por la que subiremos de vuelta. |
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Estas crestas, con sus pinos adosados, son una delicia para los sentidos. |
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La subida es pronunciada y constante, el sol calienta una barbaridad para ser Enero. |
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Una paradiña para hidratar y continuamos. |
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Ya hemos subido lo suficiente como para ver la parte del valle del Escabas, allí tenemos Corral Rubio, encima del albergue de Tejadillos. |
Hasta pronto!!!
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