Arroyo de Fuenlabrada, sierra de Valdecabras.

Domingo, 20 de Enero de 2019.


Cuando en Noviembre del pasado año recorrimos el barranco de los Lobos, en la sierra de Valdecabras, ya comentamos que estamos en un granero interminable de rutas. El barranco de Fuenlabrada, un gran desconocido para nosotros, es el que nos falta por recorrer en esta vertiente que se descuelga directa al Júcar, y hoy lo vamos a conocer.

Barrancos que vierten sus aguas estacionales unos, y más estables otros, al río Júcar. Cada uno con sus características distintas, pero con la roca caliza como denominador común. Este Arroyo de Fuenlabrada nos ha sorprendido gratamente, alternando tramos rocosos con otros de senda entre pinares, termina abriéndose en una pequeña hoz flanqueada por cortados calizos llenos de buitreras. Un Arroyo de aguas estacionales, que cuenta con todos los ingredientes necesarios para pasar una buena mañana de senderismo.

Dejamos los vehículos a la altura de la moraleja, pero al otro lado del río, por la carretera del agua. Cogemos el cauce del arroyo en cuestión, y empezamos a remontar. El día anterior había llovido bastante, e incluso nevó algo entorno a los 1300 metros de altitud, el terreno está bastante embarrado, y una fina capa de nieve nos encontraremos en la parte alta del barranco.


En la cabecera del barranco, la roca se adueña de las alturas.

La primera parte del arroyo discurre entre pinar y matorral a base de romeros, hasta que llegamos al primer paso rocoso.

Esto ya es otra cosa, dejamos el barro y nos metemos en la roca.

Van apareciendo pequeñas pozas y saltos.

Aunque el cauce indica que el agua aquí es bastante ocasional.

El arroyo alterna roca y pinar, hay una senda por la que remontar con facilidad.

Pequeños escalones que no entrañan dificultad.


El monte hoy está en su punto, con toda la juma empapada con las lluvias pasadas, y los musgos esponjados.

Otro tramo de roca, la senda vadea una y otra vez el arroyo para salvar estos pasos más dificultosos.

Pero nosotros somos más de remontar por el mismo barranco.

No queremos perdernos estas pocejas y saltos que nos salen al paso.

Aunque tengamos que luchar con algún espino rebelde, esto merece la pena.


La senda no pasa por estos rincones. Hemos llegado a un estrechamiento con salto incluido que nos obliga a buscar una salida, salvamos el primer escalón, y por la parte izquierda, a la vuelta de aquella roca, salimos del barranco por una pequeña canal.

Alfredo buscando pasos imposibles.

Salvado el pequeño obstáculo, volvemos al cauce.

Un poco de agua en los pilones, delata la lluvia pasada.

Un barranco muy recomendable.

Llegamos a un punto en el que vamos saliendo de la zona más estrecha del barranco, ahora la cosa va tomando forma más bien de hoz.

Estamos muy cerca de la Ciudad Encantada, aparecen arcos y puentes en la roca.

Un buen lugar para hacer la parada del almuerzo. Descansamos un rato a la vera de la roca.

Y de las grandes carrascas de esta ladera del Arroyo.

El barranco de este arroyo tiene dos partes, la primera que hemos superado estrecha y rocosa, y una segunda parte abierta en forma de hoz, vamos paralelos al barranco de Los Lobos y al Valle del Cambrón, a ambos lados aparecen cortados calizos llenos de buitres calentando motores.


La senda es perfecta para remontar este barranco, si continuamos por ella llegaremos a la zona del famoso Pico de la Grulla, sobre el Cambrón.

La roca se va alzando sobre el valle.

Y aparecen los primeros vigías, muy atentos a todas nuestras operaciones.

Van tomando posiciones sobre el valle.

Al fin y al cabo, esta es su casa.

Llena de posaderos donde descansar.

Y de repisas donde anidar.

Un buen catálogo de yunques y tormos.

¡Hola buen hombre!, ¡que simpático el jodío!

Estamos llegando a la parte alta del barranco, aunque no llegaremos a su cabecera, un poco antes buscamos una salida por los cortados.


Dejamos atrás la zona de las buitreras.

Y a nuestro amigo, que está intentando secar el plumaje, nosotros creíamos que nos había saludado, pero no.

Con la humedad de estos días los colores en la roca se realzan.

Los barrancos de esta vertiente de la sierra de Valdecabras, son muy curiosos, los bordes están coronados con infinidad de formas rocosas diferentes.

Vamos a ir buscando una salida al barranco, estamos ya muy cerca de la cabecera, y tenemos que emprender camino de vuelta. Vamos atisbando en la parte superior de los cortados para encontrar un buen paso.

Y lo que nos encontramos es esto, algo puntiagudo.

Y estas columnas que apuntan al cielo.

Subiremos por esta ladera que parece tener buena pinta.

Como vamos ganando altura, en la otra ladera del barranco, la de umbría, encontramos una fina capa de nieve.


En un momento nos ponemos arriba, ahora cogeremos un camino, en el mapa viene como camino de Valdecabras, para bajar al punto de partida.

Hacemos alguna foto con los contraluces de esta mañana.
Enfrente tenemos la casa de Las Carboneras.



Solamente nos resta seguir el camino de bajada, vamos por la cresta que separa este valle con el de la vertiente del agua y el Cambrón.

Que lo tenemos a nuestro alcance.

Con la Peña del Aljibe enfrente.

Al final una buena mañana en el monte, una ruta suave por un barranco desconocido y muy interesante. Terminamos en Cuenca con los tercios de rigor.

Os dejamos el trazado y perfil de esta ruta:



Hasta pronto!!!



1 comentario:

  1. Como siempre, una excursión maravillosa, de la que habéis disfrutado. A su vez, nos hacéis disfrutarla al tener la amabilidad de compartir en este GRUPO. Muchas gracias y adelante con esas bonitas caminatas.

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