Torla, Pradera de Ordesa, Torla. Lineal por Turieto bajo. Viaje al Pirineo.

 Sábado, 30 de Octubre de 2021.

Tercer día en Torla, y segundo día de ruta por estos mágicos senderos del Pirineo. Después de la jornada de ayer, con agua a mansalva, niebla y un poco de nieve en las cumbres, hoy toca más de lo mismo. Para ser justos, aquí nunca es más de lo mismo, cada paso en estas tierras es una experiencia nueva. 

El caso es que la tarde noche de ayer, después de la ruta por Bujaruelo, nos dejó agua en cantidades generosas. Después de la ruta, de esas aguas reparadoras y de ese homenaje gastronómico, nos metimos en capilla a esperar el amanecer. La ruta para hoy ya estaba clara, sin más objetivo que disfrutar de este otoño mágico, y sin coger ningún medio de transporte, saldremos de Torla, por el camino de Turieto para llegar a la Pradera de Ordesa. En principio no sabemos si por el alto o el bajo, de los Turietos, pero ya vemos que da igual. Hoy da igual. 

Al amanecer, vemos que las aguas han obrado milagros. Han aparecido cascadas por todas partes, y el caudal del río ha subido de manera brutal. Tenemos un día entrado en nieblas y aguas, pero nosotros estamos acostumbrados al agua, no hay problema.

Preparamos el desayuno como cada mañana, con la vista puesta en Mondarruego, cubierto de nieblas, con la mirada en las nuevas cascadas que drenan las cimas, y con el río Ara en estado bravo. Estamos listos, vamos allá, ¿Quién dijo agua?. 

Ya metidos en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, cruzamos el puente sobre el río Arazas, para llegar al punto intermedio de nuestra ruta en la Pradera de Ordesa. Hacia arriba todo el valle de Ordesa, que veremos en nuestra próxima ruta, pero eso ya es otra historia, por que ya adelanto que lo podremos ver sin nieblas ni nada.

Al abrir la ventana el agua se hace presente. toda la noche lloviendo, es lo que tiene.

Mondarruego se oculta tras la niebla, y el río allí a la derecha ruge bravo.

Salimos de casa, las brumas siguen aferradas al monte, todo rezuma humedad.

Empezamos la ruta bajando al río, lo cruzaremos por el puente de la Glera, y siguiendo una pista forestal por el margen izquierdo del río, enlazamos con el sendero GR-11 que se adentra en el valle de Ordesa. La cosa promete.

Esos viejos muros, limite de fincas, atrapan la atención en estos primeros compases de la mañana.

Bajando al río, el rugido es atronador, nada que ver con lo que vimos dos días antes. Ahora vamos a ver una comparativa con la tarde en que llegamos a Torla. Aquella tarde, para irnos ubicando, ya bajamos a ver el río.


Esta mañana, la cosa se ha puesto cargadita.

Mismo lugar dos días antes.

Si miramos río arriba, pues lo mismo.

En esta orografía tan vertical, el agua enseguida corre por todas partes, y los ríos cambian su caudal en cuestión de minutos. Como lleva muchas horas lloviendo sin cesar, este es el resultado. Seguimos ruta, mas contentos que unas castañuelas.


Tan solo dos días antes.

Puente de la Glera, seguimos marcha.

Vamos por la pista que subiría a la sierra de Las Cutas, mas adelante seguiremos ya por sendero. Y si hablamos de color y humedad, la combinación es brutal.

Pasamos junto a la cascada que veíamos desde nuestra ventana, de cerca parece que ha aumentado su fuerza.

Poco a poco vamos dejando los caminos, y nos adentramos en auténticos túneles de vegetación.

Una última mirada atrás, por el momento, Torla y su característico perfil.

Pero es que lo que tenemos por delante, es para no quitar ojo.

Iremos rodeando esta peña por el lado izquierdo, dejamos el enlace que nos llevaría hacia el puente de Los Navarros y Bujaruelo, y ya por senda vamos a continuar por el camino de Turieto Bajo, con el fin de ver las cascadas del ría Arazas.

Desde luego, la senda se pone interesante.

Una senda tallada en roca.

Roca y agua, que más podemos pedir. En este punto paramos frente a la primera de las grandes cascadas que nos vamos a encontrar.

Si nos situamos un poco, ya hemos entrado en el Valle de Ordesa, frente a nosotros tenemos la carretera que sube a la Pradera, más allá el puente de los Navarros, entrada a Bujaruelo.

Y a nuestros pies, este espectáculo natural, que en días como el de hoy cobra una fuerza brutal.

Y fuerza brutal cobran también los colores en Ordesa.

Si levantamos la mirada, ya vamos intuyendo tras las nieblas, las grandes moles que flanquean el valle.

Es un no poder parar de ver y de plasmar en foto.

El agua, está tirando a tierra gran cantidad de hojas, vamos por una auténtica alfombra.



Un placer.

Y donde no hay ocres, los musgos nos ponen el verde en bandeja.

Y todo ese monte bajo a base de arbustos que subsisten como pueden en busca de la luz.

Luz que reflejan los amarillos, de tal manera que parecía en algunos momentos que saldría el sol, nada más lejos de la realidad.

En medio de este espectáculo, nos hacemos el retrato de rigor. La lluvia hoy es fina pero persistente, vamos aguantando el tipo.

Con semejante escenario, hay que aguantar como sea.

Y como la cosa va de agua, en el otro margen del valle, aparece otra cascada que viene a drenar las cumbres.

Acercamos un poco la imagen, vemos la carretera que sube a la pradera, y el agua en su camino hacia el Arazas.

Y la senda.

Estamos pasando bajo el Tozal del Mayo, con la cámara pidiendo ya clemencia. Hoy le estamos exigiendo demasiado en estas condiciones.

Un poco más adelante, la punta Gallinero.

Y los colores.

Y los contraluces que nos facilita la luz esta mañana.

Pasamos junto a otra de las grandes cascadas del Arazas.

Tremendo caudal.

En los viejos troncos de las Hayas, al final de sus días, las setas encuentran buen sustrato.

Y en los suelos y musgos, completamente saturados de agua, las familias de setas con el final de temporada ya muy próximo.

Un ciclo constante, la vida.

Muy cerca ya de la Pradera, el sendero se aproxima al nivel del río.

Miramos hacia arriba, por esta parte de Turieto por la que venimos caminando.

Antes de cruzar el río, la estación meteorológica, y las grandes hayas.

Sobre el puente de Los Cazadores, valle arriba.

Sobre la Pradera el Tozal del Mayo, a duras penas asoma entre la niebla.

Valle abajo, nuestro camino de vuelta.

Dejando atrás el puente, vamos buscando el cobijo en el bar de la pradera. hay que parar a almorzar, este será un buen lugar.

Aquí nuestro punto intermedio de ruta.

Sentados bajo los toldos de la terraza del bar, el cuadro que tenemos delante es indescriptible.

Y allí enfrente, nuestro siguiente reto, pero eso será otro día.

Desde Torla, hemos recorrido aproximadamente unos 7 Km. hasta aquí. Es un buen momento para hacer la parada del almuerzo y disfrutar del entorno. Paramos, almorzamos, un café y seguimos ruta. La vuelta hemos decidido hacerla por el mismo camino que traemos. Podríamos volver por Turieto alto, pero vemos que nos vamos a meter mucho más en las nieblas, así es que decidimos repetir trazado. Unos metros más abajo de la pradera, volvemos a cruzar el río y enlazamos con el sendero de nuevo. En el camino de vuelta, vamos a dar algo de descanso a la cámara, que esta no vuelve sana a Cuenca después de tanto remojón.

Emprendemos marcha, dejando atrás otro puente semi derruido.

Los colores.

Para colores, estas setas tan apetitosas. Miedo me dan.

Volvemos a cruzar sobre el río.

Enlazamos de nuevo con el sendero, y apretamos marcha. 

Un poco más abajo del puente de Los Navarros, cruzamos por una pasarela metálica y salimos a la carretera con el fin de evitar una zona de barro en la parte final de ruta, llegando ya a Torla. Ahora seguimos un par de kilómetros por el arcén de la carretera y punto final.

El río es un regalo para los sentidos.

Ya desde casa, la imagen de cada día.

Y los colores.

Y las nieblas.


Es media tarde, llegamos a casa, nos ponemos a secar y a asimilar todo esto. Segunda ruta espectacular. Todo en orden, esperando a la siguiente. De momento habrá que salir a tomar algo, hay que reponer fuerzas, tenemos reservas, pero estos cuerpos requieren un mantenimiento, jajajajaja. 


Así es que salimos a tomar algo, y a pesar de que nosotros pedimos unas alcachofas (tenemos testigos), esto, y algo más, fue lo que nos vino.

Y luego ya una cosa llevó a la otra.




La cuestión es que seguía lloviendo y lloviendo sin cesar, nosotros nos volvimos a meter en capilla a esperar un nuevo día. Ya os contaremos.



Hasta pronto!!!






2 comentarios:

  1. Hola Luis.

    Avísame copón!, que he terminado calao de agua al ver la entrada!!!

    Menuda maravilla de fotos, pese a la tortura de agua a la que le sometiste. Yo suelo tener una pequeñita, que no hace malas fotos (aunque poco zoom) para este tipo de días.

    Esa barra de bar entre alcachofas y viandas varias, después de la ruta se ve un momento álgido.

    Saludos.

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    1. ¿Que te ha pasao hermoso?

      La verdad es que sufría un montón por la cámara, pero intenté protegerla al máximo sin ningún éxito, como se puede ver en algunas fotos en las que el agua parece que nos salta a la cara al repasar esta entrada.

      Ahora ya Ordesa irá ligada al agua en nuestro recuerdo para siempre, bueno, al agua y el pacharán. Jajajajajajaja. Que menuda nochecita nos dio.

      En fin, un lujo que pudimos ver en directo, espectacular.

      Un saludo Toni.

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