Peña del Horno.

Domingo, 2 de Septiembre de 2018.

Terminó Agosto y empezamos Septiembre. Como seguimos en modo veraniego, hoy vamos de paseo y nos asomaremos a los bordes del parque cinegético del Hosquillo. Lo ideal sería disponer de todo terreno, pero hoy vamos en turismo y no podemos acercarnos todo lo deseable a la zona, el caso es que esta circunstancia añade unos 5 km. a la ruta entre ida y vuelta y nos va a dejar con la miel en los labios.

Desde el área recreativa de Lagunillos, parte un carril en bastante buen estado que nos acerca al parque del Hosquillo, lo que pasa es que hay que superar un gran desnivel, y es preciso llevar todo terreno. El caso es que nosotros dejamos el vehículo en Lagunillos y nos encaminamos hacia nuestro destino de hoy.

Una vez más, nos encontramos el ambiente húmedo, estos días ha habido tormentas en la sierra y el campo está que da gusto verlo.



Subiendo por el carril, nos topamos con esta imagen, "puerta" de entrada al parque desde Lagunillos.

Y mirando hacia atrás, vemos una cresta. Debajo de esta, a la derecha está el albergue de Tejadillos, y por el centro de la imagen vemos el serpentear del Escabas.

Pero nuestro objetivo está allí delante, el valle del Hosquillo. Con los cielos enmarañados.

A la derecha de nuestra marcha, al otro lado del río, el alto de Peñajosa.

Y por el centro de la imagen, ente Alto de Peñajosa y Peña del Horno, el río Escabas se escapa del parque del Hosquillo.

Dejamos el camino, y nos encaramamos por un empinado arrastradero, al otro lado del cerro está el Hosquillo.

Y a nuestras espaldas, bajo aquellas rocas puntiagudas, está Lagunillos.


Hemos ganado altura, y empezamos a tener muy buenas vistas, con el alto de Peñajosa y la torre de vigilancia de Cerro Gordo, delante de nosotros.

Y por aquí todo el valle del Escabas en dirección a Poyatos.

Nosotros vamos bajando para asomarnos a los puntales de esta parte del parque.

Con un poco de zoom, casi nos subimos a la torre de Cerro Gordo,  aunque podemos recordarlo en este Enlace.

Estamos en el límite del parque, a este puntal no podemos bajar, el vallado nos lo impide.

Pero nos asomamos al Valle.

Por debajo de estos cortados, baja el Escabas.

Hoy el buitre no quiere fotos.

En este punto vamos a hacer la parada para almorzar, contemplando las vistas que nos ofrece el Hosquillo.

Rocas.

Pinares y corrales para el manejo de animales.

Y puntales asomados al abismo.

Hoy no hay prisa, paramos, almorzamos, nos hacemos la foto de familia, y contemplamos con deleite estas imágenes que nos ofrece la mañana.

Tenemos delante de nosotros un gran paredón calizo, con formas muy curiosas que se prestan a la imaginación.

Junto a los prados, las casas del parque, y al fondo el rincón del Buitre.

Luego subiremos un poco por estas rocas.

Pero antes de nada saludamos al paisano.

La erosión es tan caprichosa que ha formado este retrato a modo de vigía del parque.

Aunque los verdaderos vigías, son otros. Estos si que controlan los aconteceres en la zona.

Seguimos camino asomándonos a cada puntal.

Un poco de postureo serrano.

Como este verano está siendo húmedo, empezamos a encontrar algún hongo que otro, como este de aspecto rojizo, que de ser comestible hubiéramos hecho buen acopio.

Allí se quedaron, en su rodal.

El inmenso pinar tiene este año un verdor intenso, con tanta agua. Emprendemos con estas vistas camino de vuelta.

Allí quedan los arbustos aferrados a la roca en equilibrios complicados.

Y es que, como vemos, estas rocas está muy pobladas de vegetación.

Estamos a una altitud, en la que tirando de zoom, alcanzamos a ver Poyatos.

Nos separamos del valle en busca del carril, que nos conduzca de vuelta a Lagunillos

La vuelta es rápida.

Dejamos para otra ocasión la exploración de estas cuevas colgadas.


El valle del Hosquillo es muy extenso, recorrer su perímetro da para varias rutas, hoy ha sido un aperitivo para empezar septiembre, volveremos.



Hasta pronto!!!



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