Cerro de San Cristobal y hoz del Júcar. Paseos en Fase l.

Sábado 16 de Mayo de 2020.

Mediados de Mayo en una primavera atípica. 

Una primavera atípica por la situación que vivimos, pero en cuanto a la meteorología, una primavera de libro. Un mes de abril como hacía años que no veíamos, nos ha dejado el mes de Mayo en bandeja. Como ya podemos empezar a salir a dar paseos por las sendas de Cuenca, no en vano estamos federados y eso nos aporta una pequeña ventaja, podemos salir a hacer senderismo cumpliendo los horarios establecidos, el entramado de sendas que rodean la capital, nos aporta un sin fin de posibilidades. 

Aunque estas sendas son sobradamente conocidas por los aficionados a caminar, el ambiente  que se respiraba esta mañana, húmedo y nuboso, me empujó a sacar algunas fotos para confeccionar esta entrada. 

Como el horario es restringido, hay que hacer una ruta circular por alguna de las dos hoces, y hoy escogemos la del Júcar, por la del Huécar también, pero hoy toca Júcar. Estacionando el vehículo en el aparcamiento del barrio del Castillo, se sube al cerro de San Cristobal, con sus antenas, seguimos por los caminos en dirección al Arroyo Bonilla, pero solamente unos metros, y nos desviamos a la izquierda, por una senda que baja al paraje de Las Grajas, desde allí se pone rumbo a Cuenca, siguiendo las indicaciones de las sendas del proyecto Flor de Senderos, para terminar subiendo de nuevo al barrio del Castillo.

En poco más de dos horas, nos damos un baño de primavera, que ya nos estaba haciendo falta.


La hoz del Júcar, nos regala rincones como este, con las rocas rezumando humedad, y una amplia gama de verdes salpicados de amapola.

Empieza la ruta asomados a la hoz del Huécar.

Con el Cerro del Socorro allí presidiendo.

Pero hoy hay que subir a las antenas.

Hoy es mañana de nieblas, en la hoz del Huécar siguen campando a su anchas.

Vamos a subir al cerro de las Antenas, y nos encontramos con los paneles informativos del GR 66.

Dejamos el asfalto, y nos ponemos manos a la obra.

En la otra parte de la hoz, vemos la Cueva de la Zarza, estos días también hemos caminado por allí.

En estas laderas, los cambrones están en todo su esplendor.

La subida se hace cómoda, vamos en zigzag, y poco a poco vamos ganando altura y vistas.

Vistas, que tirando de zoom, alcanzan hasta la estación del AVE. y más allá, con las nieblas que se resisten a levantar.

Llegamos al mirador que hay delante del cerro de San Cristobal, un buen lugar para descansar y contemplar.

La ciudad se abre allí abajo.

Y desde aquí, ya nos podemos asomar a las dos hoces, en la del Júcar las nieblas se han hecho las dueñas esta mañana.

Y en la del Huécar, algunos jirones ascienden por las laderas, en el mirador del Rincón Seco.

Delante de nosotros......... no podemos irnos de aquí sin esta foto.

Hay que seguir camino, ahora nos pasamos definitivamente a la zona de la hoz del Júcar, caminamos unos metros por la pista que sube desde Cuenca a este punto, y un poco más adelante la dejamos para caminar por sendas de nuevo.


Último vistazo a la hoz del Huécar, y seguimos.

Con la niebla allí abajo, seguimos marcha, hace una mañana espectacular para caminar, buena temperatura y muchísima humedad.

Los farallones de la hoz del Júcar asoman entre la niebla.

En los últimos meses, se están haciendo trabajos de limpieza y prevención contra incendios en estos montes, los restos de la limpia son convertidos en biomasa, los montones ya están preparados para su traslado.

Llegamos a este punto en el que tenemos que desviarnos, si seguimos a la derecha, volvemos a Cuenca, de frente iríamos en dirección a la Cueva del Fraile y Buenache, siguiendo el GR 66. Nosotros vamos a continuar hacia la izquierda, para bajar a la hoz del Júcar, este camino está muy embarrado y para evitarlo es mejor caminar paralelamente por el monte.

La niebla sigue siendo protagonista.

Al llegar a esta tiná hundida, nos vamos a desviar por la senda que sale hacia la izquierda y baja a Las Grajas. Por aquí sigue la limpia del monte, los montones están preparados esperando la trituradora.

Tras la pradera de Margaritas, vemos el vallejo por el que bajaremos.

Los gamones siguen su ciclo natural.

Los musgos no pueden asumir más agua.

Un poco más abajo, los cedros se nos ponen a tiro de objetivo.

La senda llega a la carretera de San Isidro, hay que cruzar y continuar hacia abajo por senda.

Los espinos están en pleno apogeo, un arbusto espectacular.

Con sus flores empapadas con las lluvias de ayer.

Cuando los espinos flanquean las sendas, el placer es máximo.

Nos asomamos ya a la hoz del Júcar.

Y tenemos otro cruce de sendas, a la derecha iríamos en dirección a la fuente de Martín Alhaja, eso para otro día, hoy continúo por la izquierda en dirección a Cuenca.

La mini central de Las Grajas queda allí abajo.

La vuelta va a ser así, pegados a la roca.

Salimos a la senda principal que viene desde el Recreo Peral, por toda la ribera del Júcar.


Una senda perfectamente acondicionada para el ocio, ciclistas, paseantes y escaladores, convivimos en la hoz.

Y es que caminar bajo estos arcos de espinos.....

........O bajo el tierno dosel primaveral, no tiene precio.

En la otra parte de la hoz, por encima de los cortados, el camino de San Julián, otra ruta muy recomendable.

Vamos llegando a este espectacular rincón de la hoz, donde hay restos de una antigua ermita, antiguas terrazas con huertos, todo en estado de ruina. Pero hoy la humedad nos ofrece una vista única.

Con la pradera tapizada en flor.

La roca rezumando la humedad de la primavera, y debajo, los viejos muros.

Llegamos a otro cruce de sendas, si continuamos hacia la derecha, entramos en Cuenca por  San Antón. Pero como hay que volver al barrio del castillo, nos desviamos hacia la izquierda, por el sendero del viacrucis que viene desde la ermita de Las Angustias.

Sencillamente espectacular esta primavera.

Con la vegetación adueñándose del sendero, vamos ganando altura de nuevo.

Y nos ponemos bajo los cortados calizos.

Ahora la senda entra en zona boscosa pegada a la roca.


Y en algún claro, miramos atrás, vemos el camino por el que venimos.

Esta senda es muy fresca en las mañanas de verano, pero hay que madrugar.

Seguimos por el vergel de Espinos.


Cruzamos un manantial que prácticamente no se seca en todo el año, los veranos más secos conserva siempre algo de humedad.

Nos vamos fijando en los contrastes, Roca-Espino.

Y de repente, vuelve a aparecer el casco antiguo de Cuenca, sobre la hoz del Júcar.

Ya tenemos a la vista la muralla del Castillo, y el escalerón por donde tenemos que subir para terminar la ruta a tiempo del confinamiento.

Dejamos la hoz, y sus colores de primavera.

Y llegamos a otro cruce de sendas, si continuamos a la derecha, bajamos por el Santuario de Las Angustias, pero ahora toca subir, así es que tomamos la opción de la izquierda.

Pegados a la muralla, salvamos el último repecho de la mañana.

El escalerón tiene lo suyo.

Estamos casi arriba.

Estamos de nuevo en el barrio del Castillo.

Volvemos a tener la hoz del Huécar a  nuestros pies.

Solo nos quedan unos metros por esta senda florida, para llegar de nuevo al aparcamiento donde tengo el vehículo.

Pasando sobre el hocino, siempre se van los ojos y los objetivos a el.

Con esta flor, terminamos la ruta de hoy.


Al final, unos ocho kilómetros y algo más de dos horas de paseo, por este entorno privilegiado, y eso es lo que somos en Cuenca, unos privilegiados por tener estas hoces, que estamos re descubriendo esta primavera. Normalmente en esta estación, si es tan lluviosa como este año, a la primera ocasión ponemos rumbo a la sierra, a ver los barrancos rebosantes de agua, cascadas por doquier, prados encharcados, extensas colonias de Gamones..... en fin, a disfurtar de la sierra. Pero este año no, estamos confinados por las Sendas de Cuenca, y lo estamos disfrutando a lo grande.

Esta ruta es una pequeña muestra de lo que podemos hacer, las posibilidades son infinitas, solamente hace falta poner pie a tierra, e ir descubriendo todas estas sendas.


Hasta pronto!!!
















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