Por el Maillo.

Domingo, 27 de Septiembre de 2.015.


Hoy hemos vuelto al Maillo, en el monte Pie Pajarón, al noreste de la Muela de la Madera se extiende esta maravillosa pradera. Estos días del recién estrenado otoño son muy buenos para salir al monte a disfrutar de sus colores, los amarillos, rojos y marrones de los árboles y arbustos de hoja caduca, y los verdosos de las praderas que han recibido las primeras tormentas de la temporada.

Además hoy nos hemos fijado en otras cosas como las plantas que parasitan nuestros pinos, o alguna enfermedad que provoca formaciones curiosas en sus ramas. Aparte de otros encuentros con la fauna del lugar. Hoy podríamos haber hecho un censo de gamos.


Un gustazo observar estos contrastes.




Hoy hemos visto mucho muérdago.




Y algún que otro pino seco.

Dejamos el vehículo al comienzo de esta gran pradera que se extiende por el paraje del Maillo, estas son tierras hongueras, pero la falta de agua creo que va a dar al traste con la temporada en esta zona. Damos una vueltecilla de reconocimiento por si acaso y nos dirigimos hacia la Muela, subiremos esta suave ladera para llegar a la casa quemada.


La pradera va cogiendo color pero los regueros siguen secos esperando la lluvia de otoño.

Hoy nos hemos encontrado con una curiosa ranita mientras subíamos hacia La Muela. Venía Miguel y a sus ojos avispados no se le escapa una. Como en otras ocasiones cuando encontramos animales que desconocemos hemos preguntado por ella, resulta que es una Ranita de San Antón, parece ser que esta especie habita en nuestros montes.



Tomando el sol mientras busca un lugar para pasar los meses fríos.















Allí la dejamos, al solecillo, y continuamos subiendo hasta llegar al corral de los Castillejos, otra gran construcción que se ha perdido en un puntal de la muela con grandes vistas.

Apenas se distingue el perímetro de las estancias.




El corral.




Una buena vista del horizonte serrano.




Los sólidos muros sucumben al paso del tiempo.




Y más muérdago.




Algunos espinos adquieren este color rojo, el otoño viene imparable.




Fijándonos un poco en las ramas de los pinos que albergan esta planta, el muérdago, nos damos cuenta que quedan muy debilitadas hasta llegar a secarse por completo.




El ramaje queda muy debilitado llegando a afectar a todo el individuo provocando su muerte.




En este paraje, la Casa Quemada, hoy se levanta este pequeño refugio. La verdad es que no saqué imágenes del interior, tiene una chimenea y una litera, pero los actos vandálicos llegan a todas partes y de la litera de madera solo quedan los muretes que la sujetaban, aparte de la ventana arrancada, en fin, terminará como el corral de los Castillejos a no tardar.




También nos hemos fijado hoy en estas densas bolas de ramas en los pinos, las escobas de brujas, una anormal proliferación de brotes en un mismo punto de la rama, provocada por algún parásito.

Después de caminar un rato por lo alto de la muela, en esta parte donde no tenemos grandes cortados como los que caen sobre el Júcar, nos volvemos a bajar a las praderas del Maillo para regresar al punto de partida.






La mañana muy buena para el paseo serrano.




Lo que hemos visto hoy también es que los gamos se están haciendo los dueños de estos montes y praderas.













De vuelta hemos reparado en esta gran fuente, con sus gamellones perdidos las bañeras hacen su labor pero no es lo mismo.




Una pena, esta es una de las fuentes con mayor número de gamellones que he visto, pero están totalmente perdidos.




Y al final del recorrido otra vez el pinar.



Hoy la ruta ha quedado en un agradable paseo otoñal, en espera de un cambio de tiempo que nos permita sentirlo con todos sus contrastes. Al final unos refrescos como siempre y vuelta a Cuenca.



Hasta pronto!!!







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