Una mañana de Diciembre por La Hoz del Moro

 Volvemos a la Hoz del Moro. Ruta libre.

Finales de 2022, y volvemos a la Hoz del Moro. Han venido las lluvias, y nosotros siempre que hay agua vamos a la Hoz del Moro a ver sus múltiples cascadas. Este recorrido forma parte del sendero Pr CU 30 del Estrecho del Gollizno y las Canteras, pero solamente coincidimos con el en un principio. Luego, para ver ese estrecho que forma el barranco con las aguas bravas, hay que dejarlo y caminar junto al cauce. Un espectáculo.

Claro está, cuando dejamos el sendero, luego hay que buscar una salida digna. En esta ocasión, nos costó penar un poco por esas laderas tan empinadas como embarradas, nada nuevo bajo el sol.

Como este recorrido lo hemos mostrado ya muchas veces, y con el agravante del agua constante, la cámara sufría un poco, con lo que no tenemos un reportaje muy extenso, pero si suficiente para disfrutar un rato con esas aguas recién recogidas.


Este estrecho, se encuentra ya fuera del recorrido del sendero señalizado. Vemos aquí a la derecha un viejo paso para librar la violencia de las aguas. Hoy nos ha venido bien.

Con el vehículo estacionado convenientemente en Portilla, empezamos la caminata de esta mañana húmeda y gris, de final de Otoño.


Y en el momento en que nos asomamos a la Hoz, ya vemos que las aguas vienen bravas.

La bruma de la mañana, la condensacion en el objetivo, la impericia, nos dejan estas imágenes.

Y ese agua que nos atrae.

Forzamos un poco el Zoom, para meternos en el estrecho.


Me encantan esas caidas en V de los barrancos.

Y el serpenteo del arroyo.

Sueño de barranquistas.


Y las brumas, empeñadas en comerse el valle.

Siguiendo el sendero, que no tiene desperdicio, y en esta época resulta de una belleza extrema, pasamos por el callejón y en un momento nos ponemos en la parte alta de la cascada que vimos en las imágenes anteriores. Ahora nos acercamos al eje del barranco para remontar sus aguas.


Aquí la roca se hace agua.

Y color de Otoño.

Iremos remontando.


La fina lluvia nos deja empapados, a pesar de los pesares

Nos bajamos hasta el agua y miramos hacia abajo.

Y hacia arriba.

Aguas arcillosas que vienen desde las inmediaciones de Las Majadas.

Las dejamos correr, hacia el Villalbilla.

En este punto, ya hemos abandonado el sendero señalizado. Ahora continuamos remontando el cauce del barranco, para ver el siguiente punto caliente de la ruta.


Y no es otro que este, ya lo hemos enseñado en varias ocasiones. Hoy, con tanta humedad, remontar por las rocas de la orilla se hace peligroso. Utilizamos un viejo paso por la parte derecha del barranco, para continuar la marcha.



Después de sacar las instantáneas de rigor, continuamos por el margen derecho del barranco, por donde salvamos el estrecho.

Y desde arriba seguimos con las vistas.

Agua.

Aquí a la izquierda de la foto, vemos esa vieja senda ancestral.

Día gris de los de disfrutar, si te gusta mojarte.

Grís y fresco, levantamos la vista hacia la cabecera del barranco, y por allí, en lo que yo creo que es el Cerro de San Bartolomé, sobre Las Majadas, parece que blanquea la nieve.

Media mañana, empapados de serranía y agua a partes iguales, hemos de ir buscando una salida. Queremos buscar la senda, que siguiendo el tendido eléctrico, nos lleva de vuelta a Portilla. Pero para ello hay que subir por las escarpadas laderas del barranco, que esta mañana están como pistas de patinaje en barro.

Hacemos una parada al almuerzo, y seguimos nuestra odisea en barro. A partir de aquí la cámara dijo basta, y yo también, que a este paso no da la cuota del club para tanto objetivo. 


Ültimo vistazo a esas aguas....

Con sus remolinos....

...Y empezamos a subir, nos topamos con una de tantas cascadas que se forman en toda la cabecera de este barranco. Aguas que vienen de Las Majadas.

El objetivo acusa las inclemencias de la mañana, y decido apagar.

Por la parte izquierda de la imagen anterior, emprendemos el ascenso para buscar una trepada que nos saque al sendero del tendido eléctrico. Una vez allí, es coser y cantar, en un momento en Portilla, con una buena manta de agua a las costillas, nada que no reparen unos tercios frescos. Si, frescos, que la cerveza caliente, ni para estos días.


Al final, otra buena mañana en el monte, entre aguas, nieblas y barros. No dejéis de salir en cualquier circunstancia, lo vais a agradecer.


Hasta pronto!!!



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