Fragmentos (III)

 


Puedo decir que en Cuenca, salgamos o no al monte, lo llevamos en vena desde que nacemos, es un patrimonio de todos, y a todos nos ha calado en mayor o menor medida. Pero no solo a los que somos de Cuenca, por que las personas que recalan en nuestra modesta ciudad por motivos diversos, son inmediatamente abducidas por el espíritu de la Serranía. Y eso ya es para toda la vida, acabes donde acabes. 

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