Paseando por El Bodegón. Sierra de Valdecabras.

 Domingo, 12 de Mayo de 2024


Mes de Mayo, es primavera y el monte lo sabe. Hoy volvemos a Valdecabras, a dar un paseo por Corralizas y El Bodegón. Un simple paseo por terrenos llanos, entre verdes y amarillos, la floración primaveral se está haciendo de rogar este año, por aquí tenemos una población de Gamones espectacular, pero este año no terminan de romper. De una u otra forma, nosotros siempre volvemos a estas tierras en cualquier estación.

Un poco más arriba de la fuente de la Canaleja, estacionamos y empezamos a caminar. Una mañana cálida de Primavera. El camino de Los Rasos, nos lleva al alto de Mirabueno, desde donde divisamos parte de Buenache de la Sierra, desde allí bajamos a El Bodegón para volver de nuevo por Corralizas. 



Poco queda ya de aquellos corrales que, tan sabiamente, buscaron resguardo en estas rocas.

Desde el alto de Mirabueno, Buenache allí abajo.

Y a nuestra derecha el valle del río Valdecabras.

Abajo los prados puestos en verde.

Y en el margen del camino, esta pareja de Gamones que parecen gemelos.

Hoy caminamos a buen ritmo a pesar de los achaques. Estamos más o menos a mitad de recorrido, bajamos a los prados donde nace el arroyo del Cambrón, en El Bodegón. 


Ahora dejamos el camino, para caminar por estos prados campo a través, como a nosotros más nos gusta. 

Ya ha merecido la pena esta caminata.

Y ellos lo saben. (que majos).

Recuerdo un día de otoño, caminando por este valle, una mañana metida en aguas, esto era un auténtico torrente. Nos pusimos finos!!!!! aquel día ni siquiera pudimos sacar la cámara.

Hoy es otra cosa.

Aquí en esta fuente, paramos a hacer nuestro almuerzo.

Mirando hacia abajo por donde continuaremos más tarde.

Y hacia arriba, por donde hemos venido.

Sin quitar la mirada a esos pequeños detalles.

Y de repente las ovejas.

Que pacen a sus anchas ahora que el alimento es abundante.

Ellas llevan su rumbo.

Y nosotros el nuestro.

Dejamos atrás este prado, donde hemos almorzado.

Y continuamos hacia abajo, aunque enseguida saldremos de este vallejo para volver al punto de partida.

Da gusto pisar estos terrenos.



Ahora saldremos por este pinar de la izquierda, los prados acaban en este punto para convertirse poco a poco en lo que luego será el arroyo del Cambrón.

Pasadas ya las corralizas, el verde y amarillo pugnan en esta primavera irregular.

Los muchachos ya han puesto ritmo de tercio, en un momento estamos en el vehículo.

Hoy una ruta tranquila, por terrenos más que conocidos, pero que nos cargan las pilas cada día que los recorremos. Y a diez minutos de casa. No tenemos excusa para no salir al monte a disfrutar.

Como es de rigor, todo esto se remató con los pertinentes tercios ya de vuelta en Cuenca.


Hasta pronto!!!


Por El Maillo. Primavera 2024. Serranía de Cuenca.

Sábado 20 de Abril de 2024.

Una mañana de primavera, pongo rumbo a tierras del Maillo. Hoy voy solo y quiero caminar por terrenos conocidos para evitar líos. Solamente dar un paseo por estos terrenos que ahora están en modo primavera, ya merece la pena. Recordando una entrada de Toni Virtudes en su blog, El Maillo y sus dos pequeños Castros. Me creó la necesidad de visitar la ceja que siempre vemos desde abajo, y a la que curiosamente nunca habíamos subido, a pesar de las decenas de rutas que hemos hecho por estas tierras.

Dejando el vehículo estacionado en el paraje de la Peña del Acebo, me dispongo a disfrutar de las soledades serranas.

En aquella entrada, nos habla de un primer posible Castro, muy cerca de la Casa Quemada, este lo descarto, ya que hace unos años estuvimos almorzando allí mismo durante el transcurso de una de nuestras rutas. Así es que caminando por el carril, paso junto a la Casa Quemada y continúo en busca del segundo enclave. Una mañana soleada y cálida para ser Abril.

Nada que decir sobre estos montes que tenemos en nuestra serranía.

Es Abril y están puestos en verde.

Aunque siempre hay alguna baja.

Y la fauna.

Cielos velados, hoy por la serranía.

Dejo atrás el paraje donde se encontraba la casa forestal, y camino ahora paralelo al valle del Maillo, que lo tendríamos a nuestra derecha. Voy buscando el punto de encuentro con esas cejas.

Con ayuda de los medios técnicos, veo que me tengo que desviar, el objetivo lo tengo a tiro de piedra. Allí abajo, el Maillo.

Y aparecen esos viejos corrales, con sus muros aguantando el paso del tiempo.

Levanto la mirada, y allí arriba, el cerro de la Bandera. Otra cumbre imprescindible en la serranía.

Vamos a ver que hay por aquí.

Y lo que encontramos, son los restos de un gran corral, que al parecer debió tener alguna cubierta a juzgar por los pilares que quedan en pie.

Muros reconquistados por la vegetación del lugar.

Y esos pilares.

Dejamos los corrales.

Y nos asomamos al valle del Maillo, con su verde alfombrado.

Y las vacas, que pacen a sus anchas.

Y duermen sin miedo.

Ya estoy sobre esa ceja que tantas veces vemos desde la parte de abajo, cuando caminamos por los prados del Maillo.

Abajo, la vida se abre paso.

Y aquí arriba, las rocas toman formas extrañas.

Con esos contraluces.

Camino un poco por la faja inferior a la ceja.

Típicas formaciones en la serranía.

En cada estrato, una erosión diferente.

Y las vacas a lo suyo.

Este es el punto intermedio de la ruta, reconocidos estos terrenos, voy de vuelta. Bajaré a las praderas del Maillo, para luego volver a subir al punto de partida. Un buen paseo esta mañana.


Dejo estos bordes rocosos.


Con esa faja que recorrimos.


Y ya veo el verde en los prados. Una alfombra natural que nos encanta.

Antes de emprender la vuelta, paso junto a estas lagunas del Maillo.

Lagunas muy estacionales, que en primavera despliegan todos sus encantos.

Con esa vegetación acuática tan efímera.

Y tan llamativa.

Un remanso de paz.

Después de un buen rato rodeando estas pequeñas lagunas, ahora si que pongo marcha de vuelta, atravesando estos prados que tanto nos gustan en cualquier época del año. Si buscas paz, este es el lugar.


Mirando el mapa, busco un punto por el que subir de nuevo a las inmediaciones de la Casa Quemada, casa que ya no existe, en su lugar hay un pequeño refugio. Pasando muy cerca de aquel primer castro que nos contaba Toni.



Cuando vamos ganando altura, las vistas cogen fuerza. Los paisajes de alta montaña dominan los horizontes.

Aunque no hace falta mirar tan largo, a nuestros pies, las orquídeas serranas, están en su mejor momento.

Enseguida llego al final de mi ruta de hoy. Una mañana de primavera, soleada y cálida. Un día para cargar pilas. De vuelta, unos tercios en Uña, ponen el broche a la caminata.


Una ruta sin complicaciones apta para todo el mundo, no va a ser siempre barrancos!!!!!


Hasta pronto!!!