Barranco de la Hoz del Moro. Volvió el agua.

Domingo 1 de Diciembre de 2019.

La hoz del Moro es otro lugar, a un paso de Cuenca, que tenemos como recurso rápido para caminar cuando no tenemos nada preparado, y si ha llovido los días previos, mucho mejor. El caso es que este año hemos ido dos veces, una a primeros de Octubre y la otra el día 1 de Diciembre, en dos meses escasos la cosa ha cambiado mucho, pasamos de un otoño seco y caluroso, a unos días más húmedos, que han traído de vuelta el agua a estos barrancos. 

El sendero Pr Cu 30, Ruta del Gollizno y Las Canteras, lo hemos recorrido varias veces en ambos sentidos, y en distintos momentos del año, pero muchas veces, lo que dejamos muy cerca de los senderos señalizados, son rincones únicos, que se quedan a un paso y no los conoceríamos si no nos animamos a abandonar estos trazados e investigar un poco. El barranco de la Hoz del Moro es uno de estos rincones, si dejamos el sendero y caminamos por el cauce, unas veces seco y otras algo más bravo, nos encontramos con un estrecho a base de roca tableada y algunos saltos, digno de ver. Ya lo hemos visto en otras entradas anteriores, y hoy lo volvemos a ver en dos momentos distintos y desde perspectivas diferentes. 


Cuando vamos por el cauce de este barranco, luego hemos de buscar la salida por rincones como este.

1 de Diciembre, mañana húmeda, las nieblas se agarran a los cerros del entorno de Portilla, los Robles avanzan en su otoñada.

Caminamos por el sendero Pr 30 en busca del callejón que nos adentra en el barranco,  ya vemos y escuchamos el agua corriendo por el fondo. Este tramo que vemos en la imagen bajo nuestros pies, ya lo recorrimos también en otra ocasión desde el río Villalbilla.

Pasado el callejón, bajamos el cauce del barranco en busca de las aguas.

Siempre es motivo de júbilo volver a ver el agua corriendo por los barrancos.

Y los paredones rocosos, empapados de agua, con sus contrastes de color.

Una vez pasado el callejón, nos metemos en el cauce del barranco y dejamos el sendero Pr, ahora remontamos las aguas del Moro y llegamos al estrecho rocoso, con sus saltos y pozas.



En este punto el barranco se estrecha y cuando lleva agua, como hoy, el paso hay que buscarlo por los laterales, con mucho cuidado ya que estas rocas húmedas están muy resbaladizas.

Vamos allá.

Por la parte derecha, entre roca y arbustos, salvamos este paso comprometido.

Pasado este estrecho, el barranco se abre y continuamos la marcha, pero antes reparamos en la senda que salva este estrecho por la parte alta, en tiempos en que estos barrancos eran transitados y el agua era abundante.

Como dije al principio, en Octubre también estuvimos por estas tierras, la ruta fue diferente, subimos desde Portilla, por un vallejo hasta el alto de El Cenagajero, y desde allí bajamos a la hoz del Moro, pero antes la vimos desde las alturas. El vallejo no tiene un interés especial, únicamente un par de tramos rocosos, nos hacen reconciliarnos con el, después de penar entre la enmarañada vegetación espinosa, de esa que "acaricia".


Pasando Portilla, cruzamos un puente, que en el mapa viene como puente de la Viñuela, desde allí caminamos por el Vallejo que nos sube al alto en cuestión. En este punto ya hemos sufrido el ataque Espino.

Ahora pasamos por estas zona más pedregosa y limpia, y nos asomaremos a unos puntales que flanquean estos vallejos.

Bueno, se asomarán.

Conquistada la plaza, continuamos camino a la cima del alto del Cenagajero.

Desde el alto, divisamos terrenos conocidos, vemos el barranco de la Hociquilla, por el que discurre el Pr de Portilla, y al fondo, detrás de aquellos cerros, está el barranco de la Rocha, el del río Villalbilla, que también hemos recorrido en varias ocasiones.

Y enfrente, a la derecha el cerro de San Bartolomé, detrás Las Majadas. A la izquierda La Hociquilla.

Buscamos cobijo de los vientos, y hacemos una parada en este alto, almorzamos y continuamos la ruta, nos vamos a acercar a los bordes del barranco para ver por donde bajamos. Buscamos el paso que salva el estrecho de las pozas en la hoz, desde arriba lo vemos perfectamente.



Después del almuerzo, continuamos por estas tierras calizas, aquí vemos algo parecido al caolín.

Y enseguida nos ponemos en los bordes de la hoz, vemos la zona en la que estamos en las imágenes anteriores con agua, hoy el barranco completamente seco.

Acercamos la escena un poco con el zoom, y vemos a la derecha de ese árbol amarillo, la senda que sube por el lateral del barranco para salvar los día de agua. Hacia la izquierda continúa el cauce del barranco por las pozas y saltos.

Es Otoño y los Arces lo saben.

La caliza reluce con la luz de esta mañana.

Nosotros bajamos al barranco, siguiendo toda esta cornisa de roca, y continuamos la marcha en sentido contrario al que traemos en la ruta con agua. Mismo lugar, dos momentos muy distintos, todos tienen su encanto. 

Volvemos al agua, que es lo que estábamos rogando durante todo el verano.

Seguimos avanzando por la Hoz del Moro, y enseguida vamos a buscar la salida por la zona del barranco del prado de la chaparra, que nos deja en una senda junto al tendido eléctrico y nos pone de vuelta en Portilla.

Hemos dejado el Moro, pero el agua fluye por todas partes.

Barrancos escalonados, un lujo para la vista, y muy cómodos de subir.

Bueno, o no tanto, llegamos a este rincón por el que vamos a buscar la salida, subiremos por la pedrera de la izquierda, y enseguida encontramos el paso adecuado.

Un poco de piedra nunca está de mas, aquí agarran bien las botas. Una vez arriba, por la parte izquierda encontramos un desplome por el que subir cómodamente, y salir del barranco.

Y una vez arriba, continuamos por estos bordes, hacia la tina hundida que vemos allí enfrente, y siguiendo el tendido eléctrico cogemos la senda que nos lleva a Portilla.

Ya en la pista, desde el mirador de Portilla, hacemos esta última instantánea, las nieblas ya han levantado.

Aquí vemos la ruta hecha con agua en el barranco.

Y aquí la que hicimos en Octubre con una mañana soleada.

Un mismo lugar, dos momentos distintos, y podríamos volver en muchos otros. Siempre es bueno conocer los parajes en cada una de las estaciones del año, excepto en pleno verano, cualquier día es bueno para empezar a salir al monte.

Lógicamente en ambas ocasiones, terminamos con los tercios de rigor en algún punto de la geografía conquense.

Hasta pronto!!!









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